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Barcelona
Jueves, 28 de noviembre 2019, 17:19
«Vamos a tocar madera, estamos muy encima de él en todos los sentidos y esperamos que pueda tener continuidad». Así respondió Ernesto Valverde el pasado viernes, antes de viajar a Leganés, cuando fue preguntado por Ousmane Dembélé, que parecía haber superado ... su calvario de lesiones y que se estaba entrenando a tope tras no acudir a la convocatoria de la selección de Francia. El mal momento de Antoine Griezmann incluso le abría la puerta del once.
Cinco días y dos titularidades después, ni las técnicas más supersticiosas ni los profesionales más cualificados en preparación física, medicina deportiva, psicología o nutrición lograron evitar un nuevo contratiempo muscular, el octavo en dos años y dos meses como azulgrana. El club analizará a fondo el caso desde nuevas ópticas para intentar ayudarle.
Apenas 25 minutos aguantó contra el Borussia Dortmund antes de retirarse más afligido que nunca, con lágrimas, preguntándose por qué se sigue rompiendo ahora que obedece las consignas del club en su vida deportiva y privada. Estará un mes de baja, otro más, un periodo en el que Griezmann intentará compenetrarse con Messi y Luis Suárez como sucedió ante el Borussia Dortmund. Cuando vuelva Dembélé, quizás sea tarde para él y se vea condenado al banquillo. Era su momento.
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JESÚS BALLESTEROS
El Barça necesitaba hacer un buen partido el miércoles ante el Borussia Dortmund no sólo para asegurarse una plaza como primero de grupo en los octavos de final de la Liga de Campeones, objetivo cumplido otra vez por decimotercera edición consecutiva, sino también para recuperar la autoestima tras un inicio de temporada repleto de victorias tristes, empates sin alma y alguna derrota deprimente.
Ya no valía con liderar la Liga y mandar también en Europa, la exigencia era transmitir optimismo a través del buen juego. Y el equipo de Ernesto Valverde cumplió por fin con las expectativas, ofreciendo su mejor primera parte de la temporada, eso sí, lejos todavía de completar 90 minutos pletóricos, pues la pobre media hora final crea interrogantes. ¿Relajación inconsciente, dosificación voluntaria o falta de físico?
El 3-1, pese a todo, confirmó que el Barça sigue compitiendo muy bien cuando se lo propone y aclaró dudas sobre la relación entre Messi y Griezmann. El argentino, tras asistir a Luis Suárez en el 1-0 y lograr el 2-0, cerró su partido 700 con un regalo al francés para que lograra su primer gol europeo como azulgrana. El abrazo sentido entre los dos demostró que comienza a haber una química necesaria justo antes de la visita al Metropolitano, la anterior casa del exdelantero del Atlético. Pero en el Camp Nou la felicidad nunca es completa y ahora toca recuperar y reanimar a Dembélé.
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