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Todo jugador teme profundamente el momento de enfrentar el adiós al lugar donde fue feliz. Si además su vinculación con el club se extiende en el tiempo y su trascendencia en la historia de la institución es destacable resulta de extrema importancia guardar las formas ... en el momento de despedirse, sean cuales sean las circunstancias.
Quién no recuerda despedidas emocionantes como las de Puyol, Xavi e Iniesta en el Barça, que como sus trayectorias merecían se fueron con todos los honores, agasajados por la afición azulgrana y por sus compañeros, aunque bien es cierto que decían adiós para colgar las botas en el caso del primero y para partir hacia el fútbol catarí y japonés, respectivamente, en el caso de los segundos.
Con esos ejemplos en la retina parecía el que club catalán había dado al fin con la tecla para despedir a sus grandes ídolos, algo que por cierto nunca fue habitual en el club, pues figuras como Maradona, Romario, Ronaldo, Ronaldinho o Samuel Eto'o salieron de Can Barça por la puerta de atrás. Quién iba a esperar que la historia podría repetirse ahora con el mejor jugador en los más de 120 años de existencia del Barcelona. Leo Messi y el club que le trajo a Europa cuando era un crío desde su Rosario (Argentina) natal para convertirse en el número uno mundial parecían condenados a entenderse, a extender su historia de amor y éxito hasta que el jugador optase por un retiro dorado en algún destino exótico. Sin embargo, la relación del astro argentino con la junta directiva liderada por Josep Maria Bartomeu se ha ido enturbiando en los últimos años hasta un punto de no retorno.
La decisión está tomada, el futbolista se ve con fuerzas para tratar de recuperar la ilusión por el fútbol con un proyecto ganador para los últimos años de su carrera y lo peor para el barcelonismo es que el desenlace de esta situación apunta a una guerra entre el jugador, que considera que la cláusula liberatoria de su contrato sigue en vigor, y el club, que se remite a los 700 millones de su cláusula de rescisión.
La única salida aseada al conflicto parece un acuerdo negociado, con el Barça fijando un precio justo de traspaso y el jugador presentando una oferta jugosa en las oficinas del Camp Nou. El escenario recuerda al de otra leyenda, en su caso del Real Madrid, como Cristiano Ronaldo. El portugués llegó en el verano de 2018 a la conclusión de que lo mejor para su carrera era abandonar Chamartín, pues su relación con Florentino Pérez tampoco era la mejor, por lo que presentó una oferta de 100 millones de euros de la Juventus que el club de Concha Espina aceptó teniendo en cuenta los nueve años de éxitos del luso como madridista. En cualquier caso, el jugador de Madeira nunca compareció para despedirse y su adiós llegó a través de un frío comunicado.
Y es que el Real Madrid también tiene ciertos problemas para despedir adecuadamente a sus leyendas. Vicente del Bosque y Fernando Hierro, entrenador y capitán de una época dorada del club, fueron despedidos la misma noche en la que celebraban la consecución de la Liga 2002-03. Además, la imagen de Iker Casillas, el mejor portero en la historia del club, compareciendo solo, sin nadie del club para agradecer su labor durante 16 años en el primer equipo y toda una vida de blanco, sigue haciendo daño en una institución que ahora trata de cerrar heridas con su regreso al organigrama, al estilo de lo que se hizo con Zidane y Raúl, que sí tuvieron salidas más acordes a sus trayectorias.
Quien mejor ha sabido despedir a los suyos en los últimos tiempos es el Atlético de Madrid. Un mito colchonero como Fernando Torres dijo adiós al club de su vida con un emotivo homenaje en el Metropolitano. Lo mismo ocurrió con Gabi, Juanfran o Godín, pilares de la etapa del 'Cholo' Simeone, aunque bien es cierto que la salida del uruguayo rumbo al Inter estuvo rodeada de la polémica sobre si el club debería haberle ofrecido más que el año de contrato que su política de renovaciones para los jugadores de cierta edad establece.
Más allá de la Liga, si alguien respeta y cultiva las liturgias y el respeto por la historia en el fútbol es la Premier League inglesa. Allí se despidió con honores a mitos como Paul Scholes, Ryan Giggs, Steven Gerrard, John Terry, Frank Lampard, Didier Drogba o más recientemente a David Silva, al que el Manchester City incluso dedicará una estatua en los aledaños del Etihad Stadium.
Philipp Lahm, gran capitán del Bayern de Múnich, colgó las botas en el club bávaro con la ovación de su hinchada y levantando el trofeo de la Bundesliga, y en el recuerdo quedaron también las lágrimas de toda la Roma 'giallorossa' cuando Francesco Totti se despidió del Olímpico al que dedicó toda su calidad durante más de dos décadas.
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