Imagen del beso.
Tribunales

Rubiales será juzgado por el «beso no consentido» a Jenni Hermoso tras la final del Mundial femenino

El magistrado zanja que la acción del expresidente del FEF «fue una iniciativa unilateral y sorpresiva» y también propone sentar en el banquillo a Vilda, Luque y Rivera por las presiones posteriores

Jueves, 25 de enero 2024, 10:50

Punto final tras cinco meses de investigación e interrogatorios. El juez de la Audiencia Nacional Francisco de Jorge propuso este jueves sentar en el banquillo al expresidente de la Federación Española de Futbol (FEF) Luis Rubiales por el beso no consentido a la jugadora de ... la selección Jenni Hermoso tras la final del pasado Mundial femenino, disputada el 20 de agosto en Sídney. El magistrado -que da por concluida la investigación al considerar que ya ha agotado todas las vías para conocer los detalles de lo ocurrido tanto aquella noche en la ciudad australiana como en las horas y días posteriores-, también propone juzgar al exseleccionador Jorge Vilda, al director deportivo de la selección masculina Albert Luque y al exresponsable de marketing de la FEF Rubén Rivera por las presiones y coacciones que los cuatro supuestamente sometieron a la jugadora para que afirmase públicamente que el beso había sido de mutuo acuerdo y que ella en ningún momento se había sentido agredida.

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En el auto de pase a procedimiento abreviado, en el que se da por finalizada la instrucción al considerar que se han practicado todas las diligencias pertinentes, el juez zanja que el beso a la jugadora «no fue consentido y fue una iniciativa unilateral y sorpresiva» del investigado Luis Rubiales. Francisco de Jorge rechaza hacer una calificación detallada o precisar los concretos tipos penales de los que acusa a los cuatro imputados, ya que la investigación ha confirmando que los hechos acaecidos en Australia se encuadran dentro del procedimiento abreviado. En este caso, indica que el beso en los labios «afecta a la esfera de la intimidad reservada a las relaciones sexuales, en particular en el contexto de dos personas adultas», que es uno de los supuestos que encajan en este tipo de procedimientos.

«Finalidad erótica» o «euforia»

El magistrado precisa que en esta fase de instrucción él no debe concluir si detrás del beso hubo una «finalidad erótica o no» o si fue todo fruto del «estado de euforia y agitación experimentado como consecuencia del extraordinario triunfo deportivo», tal y como siempre ha sostenido el expresidente de la FEF. «Estos son elementos cuya consecuencia y consecuencias jurídicas deberán valorarse en el juicio oral ante el órgano encargado del enjuiciamiento», argumenta el juez del tribunal de la calle Génova de Madrid.

El instructor explica que en este momento procesal su función se limita a apreciar que existen indicios suficientes de la comisión de los hechos narrados en su auto y que esos hechos son relevantes penalmente, siendo por ello perfectamente sostenible una acusación. En el tema de las coacciones a la jugadora, para el juez no cabe duda de que la instrucción ha acreditado que hubo una «acción concertada» entre Rubiales y los otros tres procesados «para doblegar la voluntad de Jennifer Hermoso Fuentes y conseguir que accediera a grabar un vídeo en el que dijese que el beso había sido consentido». Estos hechos, según el juez, podrían ser constitutivos de infracción penal conexa con el delito principal indiciariamente atribuido a Luis Rubiales, «incluso con independencia de que pudiera, eventualmente, tener naturaleza de delito leve, algo que no se prejuzga en este auto».

Relato muy pormenorizado

La resolución que pone punto final a la instrucción hace un relato muy pormenorizado de los hechos, tanto de lo ocurrido en el estadio de Sídney como durante los días posteriores cuando se dieron las coacciones a la futbolista que el juez considera acreditados. El juez se centra especialmente en el beso. En el momento en que Jenni Hermoso recibía el saludo protocolario y la felicitación del entonces presidente de la Federación, Rubiales sujetó la cabeza de la jugadora con ambas manos, a la altura de los oídos, «y de manera sorpresiva e inesperada propinó un beso en los labios de la jugadora, que no se apercibió de la intención del querellado de besarla en los labios ni dio su consentimiento para ello».

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Jenni Hermoso, «desconcertada y sorprendida por el inesperado beso en los labios, no tuvo tiempo de reaccionar». Según el relato del juez, la jugadora madrileña trató de restarle importancia en un primer momento y continuar celebrando el histórico triunfo de la selección. No obstante, conforme iban pasando las horas -continúa explicando- la euforia del triunfo fue dando paso al malestar y al sentimiento de haber sido ofendida por la acción relatada, malestar que fue en aumento ante las presiones de Rubiales y de su círculo próximo para que públicamente manifestase que el beso había sido consentido.

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