Jenni Hermoso ratifica que el beso de Rubiales «fue inesperado» y sufrió «atosigamiento constante»

Según fuentes jurídicas presentes en la declaración, Hermoso ha señalado al juez que el beso en los labios de Rubiales durante la entrega del trofeo «fue inesperado y en ningún momento consentido». Posteriormente a este hecho, la perjudicada ha relatado la situación de hostigamiento que vivió tanto ella como su entorno amistoso y familiar para acallar o minimizar el escándalo.

Jenni Hermoso ha detallado las presuntas coacciones sufridas tanto en el vuelo de vuelta a España desde Australia como en su estancia posterior en Ibiza, donde las jugadoras celebraron el título del mundo. Ha apuntado la responsabilidad en los hechos de los cuatro investigados hasta ahora: el expresidente de la FEF Luis Rubiales, el que fuera seleccionador femenino Jorge Vilda, el director de la selección masculina Albert Luque y Rubén Rivera, responsable de márketing de la Federación.

Según las mismas fuentes consultadas, Jenni Hermoso ha señalado al juez De Jorge que sufrió un «atosigamiento constante que alteró su vida normal, produciéndole una situación de desasosiego y tristeza». Una declaración que apuntala el presunto delito de coacciones. La comparecencia de la futbolista es una de las últimas diligencias antes de que concluya la fase de instrucción de la causa.

A su salida del juzgado, acompañada de su abogado Ángel Chavarría y de otras dos personas, la jugadora ha comparecido de forma breve ante los medios. «Estoy bien, estoy fuerte. Ya todo queda en manos de la justicia. Muchas gracias por el apoyo y gracias a vosotros (los medios de comunicación) porque muchos habéis tratado tan bien las cosas», afirmó.

El magistrado De Jorge, titular del Juzgado Central de Instrucción número 1, citó inicialmente a Hermoso para que declarase como testigo el pasado 28 de noviembre, pero dos defensas -entre ellas las del propio Rubiales- solicitaron su aplazamiento al coincidirles con otros procesos judiciales. Finalmente, señaló la cita para este martes.

El juzgado abrió la causa en agosto de 2023 contra Rubiales tras la querella de la Fiscalía. El motivo fue la presunta agresión sexual por el beso que Rubiales propinó a Hermoso durante la celebración de la victoria en el Mundial de Australia y Nueva Zelanda. Cabe recordar que la jugadora declaró ante la teniente fiscal Marta Durántez que no se sintió respetada. «Me estaban sometiendo a algo que yo en ningún momento busqué ni hice para encontrarme con esa situación», dijo entonces.

La jugadora revivió en septiembre y también este martes el momento en el que recibió el beso en los labios después de que España ganara el Mundial femenino. Según su relato, se abrazó con Rubiales y éste afirmó: «La que hemos liado». Después, el expresidente de la FEF pegó un brinco sobre ella y le comentó: «Este Mundial lo hemos ganado gracias a ti». «Lo siguiente ya fue sus manos en mi cabeza y ya ahí no escuché nada más. Me vi con el beso en la boca y ya directamente me bajé a la tarima con mis compañeras», rememoró Hermoso a preguntas de la fiscal. «Ni me lo esperaba», añadió la deportista.

«En ningún momento me podía esperar que pasara al final algo así (...) En una persona de confianza creo que nadie se esperaría que iba a usar ese momento para hacer algo así, por muy espontáneo que fuera», reprochó Hermoso, que también explicó que cuando bajó de la tarima contó lo sucedido con Rubiales a sus compañeras de equipo Alexia Putellas e Irene Paredes.

Ante el juez, el querellado Rubiales defendió que el beso fue una «muestra de afecto» que se produjo de forma «natural», a la luz de «millones de ojos» y que fue «con consentimiento». A preguntas del abogado de Hermoso, aseveró que se trataba de una «celebración totalmente extraordinaria», que preguntó a la jugadora antes de darle el beso y que ocurrió «con consentimiento».

«Si la pregunté antes, ¿cómo no la voy a respetar?», respondió a la pregunta de si consideraba que había respetado a la jugadora al besarla en la boca, para luego apuntar que Hermoso tras ese episodio «se fue muerta de risa» y dándole «dos cachetes en el costado».