De Bilbao a La Cartuja, una polémica que se veía venir

La Eurocopa 'multisede' auspiciada por Michel Platini era la gran ocasión para la capital vizcaína. La candidatura de Bilbao ganó su plaza al abrigo del extraordinario reclamo del nuevo San Mamés. La selección de Luis Enrique iba a disputar en 'La Catedral' los tres partidos de la primera fase.

Todo transcurría de maravilla hasta que estalló la pandemia. Se aplazó el campeonato un año y, al retomar el proyecto, la UEFA concluyó que tenía que haber público en los estadios. Se plantearon una serie de condiciones y hace un mes, el organismo deportivo oficializó que Dublín y Bilbao dejaban la carrera. Adujo que no se garantizaba la presencia de espectadores en San Mamés y, a instancias de Luis Rubiales, presidente de la Federación Española, apostó por Sevilla porque de esa manera se aseguran 16.000 personas que corresponden al 30% del aforo de La Cartuja, y «un ambiente festivo en los partidos».

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Desde que la candidatura de Bilbao estuvo herida de muerte, los resortes institucionales se activaron para tratar de salvarla, pero la opción de Sevilla, auspiciada por Rubiales, ya había sido bendecida. Confirmada la capital hispalense, Ayuntamiento, Diputación y Gobierno vasco acusaron a la FEF por adoptar una «decisión unilateral», y subrayaron que «nunca le gustó Bilbao» y actuó de espaldas.

El Gobierno vasco exigía para ser sede tener un 60% de la población vacunada en Euskadi y en el resto del país antes del 14 de junio, que la tasa de incidencia se sitúe por debajo de 40 casos por 100.000 habitantes en las dos semanas previas al torneo y consolidar una cifra que no supere el 2% de las camas de las UCI ocupadas por enfermos covid y del 8% de los ingresados en planta.

Llegados a ese punto, las instituciones vascas anunciaron la apertura de un litigio judicial para exigir el «el resarcimiento de los importes invertidos en la organización del evento.