Ahora que España acaricia su cuarto entorchado europeo -antes fue campeón en 1966, 2008 y 2012- el recuerdo de un burgalés que trajo la suerte a La Roja en Austria y Suiza, en la Eurocopa de 2008, se hace presente como si fuera aquella época. Se trata de Félix Ordóñez.
Publicidad
Hoy Félix mira desde el cielo, enfocando con su objetivo eterno, el área del portero inglés Pickford a la espera de que Morata, Lamine, Olmo o quien sea, remate a puerta y logre la victoria de España.
Félix se consagró en la fotografía, que ejerció desde los 14 años, mucho antes de la Eurocopa, pero la etapa que con más cariño recuerdan sus amigos y compañeros de profesión fue esa cita en la que la Selección mostró su cualificación y dio un repaso al resto de combinados.
Ordóñez ya había trabajado para la Agencia Reuters en la Eurocopa de 2004 en Portugal, en el Mundial 2006 en Alemania y varias finales de Champions League, UEFA y la desaparecida Copa de Ferias. Precisamente, el día que falleció venía del Bernabéu de trabajar en el partido de Champions del Real Madrid contra el Borussia Dortmund.
Pero aquella Euro de 2008 fue la de Félix. Tanto le marcó que, ese año, realizó una gran exposición individual del campeonato de Austria y Suiza. De aquella cita quedan fotos icónicas que, quien sabe del arte de la imagen y de la luz, valora como excelsas y sobresalientes.
Publicidad
Uno de sus compañeros, un joven fotógrafo en aquel 2008, Pablo García Sacristán, tiene un recuerdo imborrable de su amigo. Aquel joven es hoy el fotógrafo oficial de la Selección Española.
Noticias relacionadas
Fue la sombra de Félix, aprendiendo de él, creando lazos de amistad y una cercanía cómplice del alumno con el maestro, pero en un trato de igual a igual. Porque Félix era tan cercano como sencillo… y de eso saben todos los compañeros que han tratado con él a lo largo del tiempo.
«Con Félix coincidí mucho, coincidía en Madrid, en los partidos de Champions y del Real Madrid o del Atlético». Y su recuerdo va más allá: «Me acuerdo que luego fuimos con la Selección, yo creo que llegué a hacer con él el Mundial del 2006 en Alemania y la Eurocopa de 2008».
Publicidad
Con Félix bromeaba: «Yo siempre le llamaba el marqués porque le decía que era el dueño de toda Castilla y León. Controlaba todo. El tío era un fenómeno y siempre iba muy bien vestido; él con su vaquero, su camisa, sus náuticos y a currar. Todo lo contrario que yo, que yo iba con unas pintas que no veas», bromea.
«Tengo con él una anécdota súperdivertida de esa Eurocopa, en una tarde libre que tuvimos allí en Neustadt». Recuerda que era un día de descanso y los fotógrafos iban a pasar un día de bicicleta por los alrededores.
Publicidad
«Se lo propuse a los compañeros y fuimos cinco fotógrafos hacia arriba: Javier Soriano de France Press, José Antonio Sanz de Marca, Juanjo Martín de Efe, Félix, Ricardo y yo», recuerda.
Pablo García aún ve en aquella estampa «un capítulo de Verano Azul», bromea. «No eran unas bicis para hacer descensos de montaña, y veo a Félix que se me presenta allí igual con unas calzonas, un polo, una gorrilla y las gafas de ver. Y los náuticos. Y le digo, pero Félix, ¿dónde te crees que vas? Que vamos a bajar por la montaña esta con la bici…», se ríe.
Y el descenso terminó «un poco en tragedia porque uno de los compañeros se dio un buen golpe» con la bici; «nos hicimos la foto y Félix se había puesto las gafas en el bolsillo y la gorra para delante y en la primera curva veíamos que Félix no llegaba», relata con intriga.
Publicidad
Pablo García recuerda que subió andando la montaña y allí estaba Félix «que se está levantando con la bici; se había caído, las gafas le habían salido volando y las estaba buscando, la gorra la tenía hacia un lado… mira, súper gracioso». Aquel día, al regreso «se habían cruzado en el camino dos vacas y estaba Félix con la gorrilla intentando espantar a las vacas para que pasáramos con el coche», relata con nostalgia.
«Puedo decir que ha sido de los días que más me he reído en todo lo que llevo trabajando de fotógrafo y viajando por el mundo, en los más de 23 años que llevo en esto. Porque era así de sencillo, de cercano y gran amigo de los suyos», cuenta García.
Noticia Patrocinada
«Era un encanto, porque yo que era más joven y siempre estaba preocupado por mí, siempre me ayudaba, siempre me decía si necesitaba algo o si a lo mejor me faltaba algún cable para conectar el teléfono o lo que fuera, él siempre llevaba, recuerdo que siempre llevaba de todo para todos». O si había mucha gente sentada «te hacía un hueco, 'pues siéntate aquí entre uno y otro tal' y a mí siempre me ayudó mucho, la verdad, y para mí un encanto de tío», confiesa emocionado y agradecido Pablo García Sacristán.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
25 artistas para descubrir y disfrutar en 2025
El Diario Montañés
Publicidad
Te puede interesar
25 artistas para descubrir y disfrutar en 2025
El Diario Montañés
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.