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Javier Ortiz de Lazcano
Enviado espacial a Aasen
Jueves, 13 de junio 2024, 18:00
Hay una realidad que ha arraigado en el mundo del fútbol. Croacia se ha convertido en uno de los huesos más duros de roer en el campo. Es un equipo serio, disciplinado, siempre competitivo y que juega como si fuera un equipo, no una selección. Llegue como llegue y cuente con quien cuente, hay que dar por descontada su capacidad de estar en pie en todo momento.
Hay selecciones de pequeños países en las que sus jugadores entran en combustión cuando se ponen su camiseta. Sucede en América con Uruguay. En Europa el país que más luce esa virtud es Croacia. Por sus datos debería ser un equipo con escasa relevancia. Es nueve veces más pequeña que España y apenas la habitan 3,8 millones. Aún así ha sido subcampeón y tercero en los dos últimos Mundiales, la de Alemania es su sexta Eurocopa consecutiva y fueron finalistas en la última Liga de Naciones, en la que España les birló el título a penaltis.
Si hay alguien que conoce el fútbol croata es Dani Olmo (Tarrasa, Barcelona, 26 años). Con 16 años se fue a la aventura para fichar por el Dínamo de Zagreb, en donde jugó cinco años antes de incorporarse al Leipzig alemán.
Olmo coloca sobre la mesa una cuestión clave. Cuando los croatas se visten la camiseta ajedrezada se convierten en jugadores aún más fuertes. «Jugar con su país les da un extra. Y no solo pasa en el fútbol, también en el balonmano o el waterpolo. La selección les da un plus. Se mueren por ganar. Tienen un hambre competitivo increíble», advierte.
Todos los jugadores consultados ponen encima de la mesa otro punto fuerte inquietante de los croatas. Si hay un equipo que nunca se rinde es el balcánico. «Son competitivos en cada partido. Da igual la edad que tengan o su experiencia», avisa Olmo, un catalán que define Zagreb como su «segunda casa».
«Siempre están ahí. En la final de la Liga de Naciones les ganamos por penaltis», evoca Álvaro Morata. El delantero del Atlético de Madrid pide a sus compañeros prepararse para un partido con mucho colmillo. «Tienen un ADN competitivo que es increíble para un país tan pequeño como el de ellos».
Al margen de las cuestiones anímicas Croacia tiene otros argumentos que amenazan a España. «Su fuerte es el centro del campo», destaca Olmo. La gran referencia en esa zona es el madridista Modric, diferencial aún a sus 38 años. «De lo mejor que ha tenido el fútbol», según Morata. «Mi ídolo», reconoce Olmo.
Pero hay que mirar hacia otros jugadores, avisa el mediocentro del Leipzig. Cita a Kovacic (Manchester City), Brozonic (Al-Nassr saudí) y Majer (Wolsburgo), a quien ve de cerca en la Bundesliga.
«Es uno de los mejores centros del campo que hay en Europa. Hay mucha calidad en muchos jugadores», ensalza el realista Mikel Merino. El navarro avisa de lo que buscan los croatas. «Gran parte de su fútbol pasa por esa zona. Les gusta estar cerca de los centrales para dar continuidad al juego». «Es un equipo de muchísima calidad y para mi gusto de los que mejor juegan», evaluó Luis de la Fuente el martes en una entrevista con este periódico.
Merino lanza una advertencia. Hay que morder en el centro del campo. «Esa zona es uno de sus puntos fuertes. Si les das tiempo para pensar, te controlan el partido», zanja. El plan de España parece claro. Ahogar a Modric para que no conecte con sus compañeros.
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