Simón se levanta y sostiene a La Roja

¿Cómo explicar esa capacidad de reacción, levantarse de un mazazo como el que sufrió el portero de Vitoria en el 0-1 hasta convertirse en un protagonista fundamental del encuentro con sus paradas? «Los porteros tenemos la piel dura, más que los jugadores de campo. Nos recuperamos antes que el resto. Desde pequeños nos han enseñado que esto puede pasar», respondió Aitor Fernández, portero del Levante, sobre esa capacidad de concentración de Simón para dejar atrás una acción tan llamativa y con tanta trascendencia en el transcurso de unos octavos de final.

Ese poder mental para sobreponerse, para mantener la concentración y seguir dentro del encuentro fue fundamental para la buena suerte de España en el partido. Unai Simón no se vino abajo, sino que siguió participando de igual manera en el inicio del juego de La Roja. El guardameta fue uno más a la hora de salvar la presión croata como apoyo a sus compañeros en su propia área, y esa confianza que le otorgó su defensa repercutió de la mejor manera posible en Simón. También el gol del empate de Sarabia, por supuesto, porque sirvió para empezar de nuevo, como si nada hubiera pasado hasta entonces.

Fue en la segunda parte cuando realmente Unai Simón creció en su protagonismo y enterró definitivamente su error. En el minuto 68, cuando España ya dominaba en el marcador y a Croacia no le quedaba otra que salir de la cueva, Gvardiol se encontró con un balón dentro del área y su remate lo detuvo el alavés con una mano salvadora.

Lo cierto es que el meta del Athletic se creció a medida que España comenzó a transmitir una preocupante fragilidad defensiva, la misma que había manifestado en encuentros de la primera fase, como por ejemplo ante Polonia. Esa sensación de que a La Roja se le hace mucho daño con poco lo puso en práctica Croacia cuando vio que tenía todo perdido. Y el miedo escénico que atacó a la retaguardia española con 3-1 en el marcador tuvo un nombre, Mario Pasalic.

Fue saltar al terreno de juego el delantero del Atalanta y evidenciarse las dificultades de La Roja para llegar viva al final del encuentro. Y así fue. Pasalic puso el 3-3 en el descuento y el partido se fue a una prórroga que terminó por engrandecer la figura de Simón. Porque su acción decisiva en el minuto 95 fue vital. Mantuvo a un equipo que después golpeó por partida doble y todavía tuvo tiempo de limar un remate de Budimir para evitar el 5-4.