¿Qué miraba Unai Simón antes de los penaltis?

Todos los entrenamientos de la selección acaban con penaltis. Es una rutina instalada por Luis Enrique y su equipo de trabajo. En febrero de este año, con la salida del mítico Ochotorena, José Sambade se convirtió en el nuevo preparador de porteros de España. El coruñés comenzó su carrera en el Deportivo, donde estuvo entre 2000 y 2013. En el club gallego también lideró el departamento de metodología para los guardametas. El Besiktas se fijó en él y le incorporó en su estructura (2013-2016). Después marchó a Emiratos Árabes y luego al Fulham, equipo con el que ascendió a la Premier en 2017. De allí fue al Mónaco y finalmente resultó reclutado por la Federación. Ahora está inmerso en la exitosa trayectoria en la Eurocopa. De él habló Simón después de la tanda de penaltis, del hombre que le desmenuzó las características de los lanzadores suizos.

Tras 120 minutos de partido, los cuartos de final se resolvieron desde el punto de cal. Antes de cada lanzamiento, el meta alavés consultaba un papel. Miraba al tirador, miraba la nota. Allí estaba sintetizada la carta de tiro de los helvéticos. «El entrenador de porteros me ha ayudado. No es un secreto. Todos los porteros analizamos a los jugadores. Durante el día de hoy -en alusión al viernes- había visto los penaltis que había recopilado», comentaba Simón en referencia al trabajo de Sambade. Gavranovic le engañó. Solo él, nadie más. Leyó perfectamente a Schär, con la misma facilidad con la que había leído los apuntes. Se lanzó a su derecha y detuvo el remate del defensa. Hizo lo mismo con Akanji, adivinando la trayectoria del envío. Y puso tan nervioso a Vargas -ni siquiera se tiró, aunque intuyó por dónde lanzaría- que el centrocampista mandó la pelota a las nubes. Oyarzabal sentenció.

No sólo el preparador de porteros asesoró a Simón. El propio Luis Enrique tuvo unas palabras con el portero del Athletic antes de la tanda tal y como se vio en un video grabado por Mediaset. «Vas a parar dos», le dijo el seleccionador -y acertó-. «Tienes que hacer lo que te he dicho. Moverte, descentrarles, que noten la presión. ¡Con lo grande que tú eres...! ¡Venga! ¡Va!», le arengó antes de que el guardamete enfilara el camino hacia la portería donde se lanzaron los penaltis. Y Simón cumplió. No paró de moverse antes de cada lanzamiento. Detuvo dos... y forzó que un tercero se fuera alto. Pocas veces se le ha visto tan eufórico a Simón tras un partido. Según Opta, hasta el viernes paraba uno de cada quince penaltis. Ahora es otra cosa.