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En estos tiempos de exámenes finales en junio, se podría decir que España va justa en todo el temario. Los dos partidos de Eurocopa, ante dos rivales que no se pueden considerar primeras potencias como Suecia y Polonia, han evidenciado que La Roja tiene grandes ... problemas en las dos áreas. Le cuesta un mundo resolver con éxito las oportunidades que tiene y en cambio, es frágil e inocente cuando al rival de turno le da por dalir de la cueva y explorar los dominios de Unai Simón. Si a esto se le añade que las segundas parte se le hacen muy largas porque las ideas languidecen y que ayer los cambios no aportaron soluciones, el resultado es que España suma dos decepcionantes empates y que se va a tener que jugar la vida el miércoles contra Eslovaquia para pasar a la siguiente fase.
Se vio contra Suecia en el primer encuentro, pese a que el dominio de La Roja en aquel partido fue todavía más intenso, al menos en la primera hora de encuentro. Pero en las dos jugadas en las que Alexander Isak tocó balón, una acabó en el palo y otra finalizó con una clasísima ocasión desperdiciada. Y ayer, el guión fue muy similar. La primera salida de Polonia finalizó con un balón en el palo y un remate consecutivo de Lewandowski al que Unai Simón respondió con una muy buena mano. Y en la segunda, el balón acabó en la red, porque el Bota de Oro de este año fue superior en el mano a mano a Laporte y su cabezazo batió al guardameta del Athletic.
Con tan poco, Suecia y Polonia han complicado muchísimo la trayectoria de España en esta Eurocopa, que probablemente tenga que afrontar el miércoles un tercer partido del mismo perfil, con un rival a la espera y que además llegará a La Cartuja con tres puntos, por lo que le servirá el empate ante los de Luis Enrique.
Para solventar esa final, La Roja deberá mejorar mucho su rendimiento en las dos áreas. Porque a esa fragilidad defensiva, cuando España tiene que recular y defender, se le une esa incapacidad goleadora que volvió a ser frustrante. Anoche, además, con consecuencias muy dolorosas en la última media hora de encuentro. Porque España no fue capaz de levantarse del doble golpe del gol encajado en el 53 y del penalti fallado por Gerard Moreno a continuación.
Dio la sensación de que a partir de ahí, a La Roja le pudo la ansiedad de manera más acusada que cuando acosó a Suecia hasta el descuento del primer partido. A diferencia de aquel duelo, donde la salida de futbolistas como Gerard Moreno dieron vida al equipo, ayer los cambios ni mejoraron ni aportaron las soluciones que buscaba Luis Enrique. El estilo de ataque de España, con dos laterales que abren mucho el campo como Llorente y Alba, y dos extremos como Dani Olmos y Gerard Moreno -anoche escorado a la derecha- obligan a los futbolistas a un derroche físico que pasa factura en la segunda parte. Por eso el seleccionador cambió a ambos futbolistas de ataque para dar entrada a Fabián y a Ferrán. Pero eso no cambió el rumbo de una España cada vez más cansada, errática, angustiada por el resultado e inexperta. Polonia, con muchas más batallas en su once, no tuvo problemas para jugar con la ansiedad española, que debe sacarse para el miércoles todos sus fantasmas si quiere seguir en la Eurocopa.
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