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Mikel Oyarzabal celebra uno de los tres goles que le marcó a Andorra en Badajoz. EFE
Amistoso

Oyarzabal, con un triplete, alegra a una selección anodina sin Rodri

España no genera entusiasmo, sino dudas, pese a la goleada con suplentes ante Andorra en su primer partido de preparación para la Eurocopa

José Carlos Carabias

Badajoz

Miércoles, 5 de junio 2024

A una semana y media del debut en la Eurocopa de Alemania, la selección genera más dudas que entusiasmo tras un amistoso de serie B ante la dulce Andorra. Jugaron los suplentes, seguramente los tres descartes de Luis de la Fuente, y en el ánimo del aficionado se echó en falta a los futbolistas llamados a ilusionar al personal, Rodri, el eje, Lamine Yamal y Nico Williams, talento puro. La goleada dijo poco. Fue una selección española anodina que espolvoreó goles en el segundo tiempo.

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«Esto solo pasa aquí», se escuchó el lamento en la grada cuando la solemnidad del protocolo antes del partido se desmoronó por un fallo técnico. No sonaron los himnos, ni la tonadilla dedicada a Carlomagno que habla de liberaciones en el Principado ni la Marcha Real española. La técnica del sonido se desplomó y un eco ensordecedor decretó la ausencia de este momento siempre simbólico en el fútbol.

El Nuevo Vivero, un estadio coqueto a las afueras de Badajoz, butacas salteadas de una alegre combinación en blanco, negro y gris, amplias praderas y espacios en los márgenes, encontró entonces un resquicio para la fatalidad, el recuerdo del AVE que nunca llega a Extremadura, la sensación de aislamiento.

España

David Raya, Llorente (Jesús Navas, min. 46), Vivian, Cubarsí (Le Normand, min. 46), Grimaldo (Cucurella, min. 46), Pedri (Fermín, min. 62), Aleix García (Zubimendi, min. 67), Baena, Ferran Torres, Morata (Oyarzabal, min. 46) y Ayoze.

5

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0

Andorra

Iker (Gomes, min. 62), Moisés, Max Llovera, Christian García, Ian Olivera, Marc García (Da Cunha, min. 79), Chus Rubio (Ludo min. 79), Guillén (Marcio Vieira, min. 84), Marc Vales (Eric Vales, min. 46), Cervó y Cucu (Marc Pujol, min. 84).

  • Goles: 1-0, min. 24: Ayoze. 2-0, min. 53: Oyarzabal. 3-0, min. 66: Oyarzabal. 4-0, min. 73: Oyarzabal. 5-0, min. 81: Ferran Torres.

  • Árbitro: Gustavo Correia (Portugal).

  • Incidencias: Primer partido amistoso de preparación para la Eurocopa de Alemania 2024, disputado en el Nuevo Vivero de Badajoz. Unos 15.000 espectadores. Por un problema en la megafonía del estadio no sonaron los himnos previos al partido. Ayoze y Fermín debutaron con la selección absoluta.

Pero la gente quiere pasarlo bien. El público en las provincias es agradecido por sistema. Los aficionados impulsaron a la selección, generaron el clima propicio del aplauso anticipado como carta de presentación. Badajoz fue lo mejor de la primera parte ante el Andorra, una colección de entusiastas futbolistas desconocidos. La parroquia hizo la ola, se activó con nada, sintió la pertenencia a este equipo.

España le ofreció poco con una alineación llena de suplentes, prueba de calidad para los no habituales y para los tres descartes que no quieren irse, lógicamente. Una defensa nueva, con Llorente, Vivian, Cubarsí y Grimaldo en casting, en el centro regresó Pedri, gran noticia para la selección. Aleix García y Baena no generaron juego, Ayoze en la banda tipo test y Morata el único titular para recuperar confianza.

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El fútbol fue anodino en el primer acto. Hubo carencias de todo tipo. Faltó dinamismo, vigor en la disputa, ideas en ataque, último pase, futbolistas que encarasen al rival, giro de guion ante el previsible intercambio de plano que, con los minutos, se volvió aburrido. De Vivian a Cubarsí, de Grimaldo a los centrales, de ahí a Llorente y vuelta a empezar sin que los centrocampistas aportasen lucidez para crear situaciones, romper líneas o ganar alguna superioridad por la banda.

El asunto se volvió tedio porque el adversario es un grupo sin nivel. Los jugadores andorranos apenas pasaron del centro del campo en los primeros veinte minutos, superados por la presión de España y sus propias limitaciones en el manejo del balón y los conceptos del juego.

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Sin Rodri, vulgaridad

A la selección le faltó velocidad, en la circulación de balón, en la intensidad del planteamiento, en la clarividencia de sus creadores. Se echó de menos a Rodri, el jugador más determinante de este equipo y sin cuyo concurso el grupo cae en una vulgaridad inquietante. Ni siquiera Pedri, un talento superlativo, lo arregló en el primer período. A sus pases les faltó métrica, esa precisión que le convierte en un futbolista desequilibrante. Faltaron, claro, Lamine Yamal y Nico Williams.

El gol de Ayoze fue lo mejor de ese período desértico. El delantero del Betis cazó un rechace de un córner, se giró con vértigo y máxima aceleración y la clavó en la cazuela en un tiro violento. Una gota de agua en la inmensidad del vacío creativo. Morata marcó y el Nuevo Vivero lo celebró alborozado antes de percatarse que algún hechizo peligroso persigue al delantero del Atlético. Estaba, sí, en fuera de juego.

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El público volvió a la ola porque el fútbol de la selección no lo entretuvo. Los vaivenes de brazos duraron minutos porque en el campo nada reseñable pasaba, de Vivian a Cubarsí. No se explayó Grimaldo, la sensación del Leverkusen que se muestra repleto de confianza en sus declaraciones. Ferrán no mejoró lo presente. A Marcos Llorente se le vio cohibido, sin la desmesura del Atlético... España necesitaba otra cosa para alentar al personal.

Lo tuvo en conserva. Eran Lamine y Nico, a quienes reservó De la Fuente para empresas mayores. Al menos cunde una certeza en este equipo, con los dos extremos más Rodri, España puede plantearse cosas. Sin ellos, ya se vio ante Colombia en Wembley, el asunto adquiere tintes inquietantes.

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De la Fuente prosiguió con sus pruebas en Badajoz y su ola perpetua. Oyarzabal, que tuvo un fantástico inicio de temporada y se fue apagando con su Real Sociedad, se hinchó a meter goles en la segunda parte. Lo más natural y previsible con la gente de refresco que aportó pierna y pulmones a la selección (Navas, Cucurella, Fermín) y el desgaste físico de los andorranos, que esta vez sí no pasaron del centro del campo en toda la segunda mitad, extenuados por un partido que obviamente estaba por encima de sus posibilidades.

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