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Faltan unas pocas horas para que España y Croacia se vean las caras mañana en el Parken Stadium de Copenhague. Un duelo de octavos de final que promete emociones fuertes entre dos equipos equilibrados en fuerzas y que se conocen de sobra, decididas a ... avanzar a la siguiente ronda de la Eurocopa. La Roja parte con el cartel de favorito, algo que rechazan sus internacionales, quienes competirán en un ambiente bastante más favorable a su rival. ¿Por qué? Porque en las gradas habrá «unos 4.000 aficionados» del combinado balcánico, según las cifras que maneja la Federación croata y que han sido confirmadas a este periódico. En cambio, el apoyo que recibirán los hombres de Luis Enrique será sensiblemente inferior.
Todavía no se sabe cuántos seguidores españoles estarán en las gradas del campo danés, aunque su número estará alejado del que presente la delegación croata. Viajar en esta Eurocopa es extremadamente complicado, con bastantes restricciones sanitarias, precios elevados, pruebas PCR para entrar y salir de un determinado país, visados y hasta cuarentenas. El hecho de que el duelo sea en un lunes tampoco ayuda. Los ajedrezados van a golear en las gradas y tampoco hay que olvidar que hay bastante inmigración croata en el norte de Europa. En Dinamarca, según los datos de su embajada en Copenhague, residen unos 2.500.
De acuerdo con la información facilitada por la UEFA, aunque las cosas cambian de la noche a la mañana y las restricciones pueden flexibilizarse o endurecerse, unas 25.000 personas estarían autorizadas a entrar en el Parken Stadium. Habrá que ver la asistencia final y la representación que tendrán las selecciones de España y Croacia. En cualquier caso, el partido se jugará en el césped y no en la grada, que no deja de ser algo accesorio.
A España le toca jugar por primera vez lejos de casa en esta Eurocopa. Los tres partidos de la fase de grupos los completó en Sevilla, en La Cartuja, donde hubo más de 12.000 espectadores por encuentro. La mayor representación foránea corrió a cargo de Suecia. Unos 3.000 aficionados nórdicos desembarcaron en la ciudad el día de su estreno contra La Roja. También se vieron unos 1.000 polacos, mientras que la presencia eslovaca fue más testimonial. Y eso que España es de los países con las reglas de entrada más laxas.
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