Esta vez la cita no es al aire libre, en las carpas habilitadas por la Federación en uno de los campos de Las Rozas, sino en una de las cabinas montadas en el interior de un pabellón transformado en 'media center'. César Azpilicueta se ... acomoda en una de las sillas situadas a unos cuatro metros del periodista. El apretón de manos está prohibido. Cada uno en su sitio, con la distancia de seguridad fijada. El capitán del Chelsea, flamante campeón de la Champions, se estrenó en la Eurocopa con una goleada frente a Eslovaquia. Un día redondo que permitió a la selección coger «confianza» de cara al duelo de mañana ante Croacia. «Subcampeona del mundo, gran selección», avisa. Tras los empates ante Suecia y Polonia, La Roja soltó toda su furia ante los eslovacos. Ganaron en tranquilidad.
- El sol ha vuelto a salir para la selección.
- Los dos primeros resultados no fueron los que nos hubiesen gustado. Con la victoria ante Eslovaquia hemos logrado el objetivo, pero no queremos quedarnos aquí. Ojalá el sol siga brillando.
- ¿Hubo sitio para el miedo tras los dos empates?
- El miedo, no. Si analizamos los dos partidos, la forma en la que jugamos y las ocasiones que creamos... Si no hubiéramos conseguido desplegar nuestro juego, si nos hubieran dominado y hecho 20 remates por partido, entonces todo habría sido diferente. Y fue todo lo contrario. Tuvimos un dominio abrumador, aunque no fuimos eficaces en las dos áreas. Por eso no ganamos. Si no, hubiéramos llegado al tercer partido en otras circunstancias.
- ¿Y cómo llegaron a la 'final' contra Eslovaquia, temblando?
- No, con responsabilidad. Era como si hubiese sido un partido de los dieciseisavos de final. Sabíamos que si no ganábamos nos íbamos para casa. Había que aceptarlo y asumirlo. Pero eso no puede hacer que no desarrolles tu juego. Debes dar lo máximo.
- A veces la presión paraliza.
- Los futbolistas tenemos que convivir con ello. Todos los partidos se viven con tensión y el resultado tiene un papel importante. Hay que saber vivir con ello.
- Debutó en la Eurocopa en el último partido de la fase de grupos. Hasta entonces, su último partido con la selección databa de noviembre de 2018, contra Bosnia. ¿Por qué tanto silencio?
- Porque en muchas de las ocasiones no había podido dar mi mejor nivel. Soy honesto conmigo mismo. No conseguía ofrecer en la selección el nivel que llevo demostrando tantos años en el Chelsea. Tenía esa espinita clavada. Llevaba mucho tiempo sin venir. Siempre tenía la ilusión y la esperanza de volver. Me ha llegado en una Eurocopa.
- No es habitual que un futbolista hable de deméritos propios. Lo normal sería quejarse.
- ¡No me sirve de nada quejarme! Me engañaría a mí mismo. ¿De qué me sirve? Soy autoexigente y si de diez cosas he hecho bien nueve, me quedo con la mala. Quiero mejorar. Con la selección he vivido fases finales en las que no he jugado mucho o he jugado y no han salido bien. Ojalá que en esta Eurocopa pueda sacarme la espinita.
- Cuando las cosas no le salen bien, ¿en qué se refugia?
- Es importante analizarse, saber qué estás haciendo y cómo puedes dar más. ¿Dónde puedo mejorar? ¿Cómo puedo ayudar al equipo? ¿Cómo recupero la confianza? Son las preguntas que debes hacerte. No hay que buscar excusas. Si no eres honesto contigo mismo es difícil mejorar. Tienes alrededor a tu gente que te apoya, pero a veces necesitamos a gente que nos diga cosas aunque duelan. A partir de ahí, a crecer. En el fútbol y en la vida hay momentos mejores y peores.
Pasión croata
- Hablando de momentos: toca medirse a Croacia.
- Subcampeona del mundo, una gran selección. Son los octavos de final de una Eurocopa y cualquier partido a estas alturas del torneo es complicado. Ellos son un gran equipo, pero tenemos confianza en nosotros mismos.
- ¿Qué le llama más la atención de los croatas: su fútbol o su espíritu indomable, su pasión?
- Es un grupo que lleva mucho tiempo junto. Tienen experiencia y un gran gen competitivo. Fueron subcampeones del mundo y en las categorías inferiores también hacen un buen trabajo. Sabemos que nos enfrentamos a una gran selección.
- ¿España es favorita?
- No. No me gusta hablar de favoritismos. Es algo de cara al exterior, pero hay que demostrarlo en el campo. A veces puede ser claro, pero en este caso no lo es.
- Dani Olmo estuvo cinco años en las filas del Dinamo Zagreb. ¿Os habla de los croatas?
- Sí. Pasó mucho tiempo en Croacia y, además, se ha metido de lleno en su cultura. Habla croata. Pero tengo a mi compañero Kovacic, que lleva mucho tiempo conmigo en el Chelsea. Es gente muy competitiva y viven mucho su país, lo sienten fuerte. De ahí les viene también ese gen competitivo en todos los deportes.
- ¿Si pudiera tachar a algún croata de la lista, que no juegue contra España, a quién quitaría?
- Ja, ja, ja. Es difícil. ¿No puedo quitar a los once? Tienen a Kovacic, Modric es el Balón de Oro... Creo que su punto fuerte es el centro del campo.
- ¿Ha hablado estos días con Kovacic? ¿Alguna llamada...?
- Estuvimos hablando...
- ¿Y?
- Nada, nada, tampoco fue mucho. Nos dijimos 'nos vemos el lunes'. Y suerte. Punto. (Risas).
- ¿Hasta dónde pueden llegar?
- Hasta donde demostremos. Está en nuestra mano. Ya veremos. El fútbol te hace vivir a veces cosas buenas y otras no tan buenas. Lo que tenemos que hacer nosotros es dar lo máximo, cumplir con lo que esté en nuestra mano.
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