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Luis Enrique es energía pura. Transmite seguridad, optimismo y soslaya las dificultades por las que pasa la selección, zarandeada por los positivos y limitada en su preparación debido a los protocolos activados. El seleccionador ha conocido tiempos peores, trágicos en el plano personal, ... y por eso relativiza los contratiempos de La Roja en su camino hacia la Eurocopa. Sin desdramatizar la incertidumbre y el impacto que provoca el virus en Las Rozas, donde compareció este jueves para repasar la actualidad del combinado nacional, el técnico hizo gala de su entereza regresando al pasado. «Para mí esto es un juego de niños comparado con algunas cosas que he tenido que vivir». Encara el torneo con la máxima ambición, dispuesto a ir más allá de los límites teñidos en rojo en busca de la gloria. «Vamos a estar preparados para dar mucha guerra».
Después de 11 días de 'stage', en los que la normalidad ha saltado por los aires debido a los casos de Sergio Busquets y Diego Llorente -este último podría ser un falso positivo-, Luis Enrique construyó un escenario optimista con un andamiaje hecho de ilusión por el que quiere subirse al techo de Europa. «Estamos en el elenco de las seis o siete selecciones favoritas. Estoy encantado de aceptar esta responsabilidad y presión. Cada vez que veo los partidos y repaso el último encuentro contra Portugal estoy todavía más motivado», lanzó el guante al ruedo continental.
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El preparador de Gijón trató de obviar los aspectos negativos de una preparación comprometida por la penetración del virus en la burbuja y ensalzó la adhesión del grupo a un proyecto ambicioso. Para asaltar el trono europeo, desafío que asume con absoluta naturalidad, adelantó que contará con Sergio Busquets. Esperará al culé lo que haga falta. «Le quiero. Hay tiempo más que de sobra (para recuperarle). Estará en la lista. Seguro». No se imagina una Eurocopa sin su capitán. Desveló que el futbolista está asintomático, en perfecto estado de revista y en contacto con el «staff técnico y sus compañeros».
El asturiano reconoció que el 'caso Busquets' modificó las reglas de juego en Las Rozas. «La concentración cambió con el primer positivo». Hasta ahí el lamento, que enseguida fue transformado en alabanzas hacia sus jugadores. «Su actitud es digna de elogio». También apuntó que el psicólogo Joaquín Valdés presta apoyo diario a los internacionales, que, a su juicio, han creado una burbuja de compañerismo y solidaridad en el búnker de Las Rozas. «Lo que generan entrenando es un espectáculo. Hay actitud, compromiso, mejora... Respiro un ambiente que muy pocas veces he visto, tal vez solo en el Barça B». Un elemento clave en la construcción de cualquier milagro.
Se matuvo firme cuando se le cuestionó por su lista de 24 hombres, que pudo ser de 26. «Ahora mismo hubiera convocado a 23. Cuantas más personas haya más fácil es contagiarse. Si lo hubiera sabido -en alusión a la infección- habría traído a 23».
El seleccionador indicó que el equipo se entrena en las horas de más calor para aclimatarse al escenario de Sevilla, donde el mercurio rozó este jueves los 40º. Trabaja con dos grupos de diez futbolistas cada uno, con una distancia mínima de «tres metros», y espera que este fin de semana pueda juntar al equipo de cara a Suecia. Sería algo beneficioso desde el punto de vista táctico y mental. «La cabeza es vital. Es lo más importante para competir a nivel profesional. En este sentido, solo puedo decir cosas positivas. Vamos a estar preparados».
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