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Daniel Cebreiro
Domingo, 16 de junio 2024, 20:10
Eslovenia y Dinamarca protagonizaron el primer empate de la Eurocopa 2024 en un encuentro en el que, aunque suene a tópico, cada uno se adueñó de una parte. La primera, un monólogo danés culminado con el gol de Eriksen, tres años después de volver a nacer en la pasada edición del torneo, y en la segunda, una gran reacción eslovena traducida en el tanto de Janza para provocar un reparto de puntos que no termina de satisfacer a ninguna de las dos selecciones.
Dos países acostumbrados a batirse en duelo en el Tour de Francia en las ruedas de Pogacar y Vingegaard, que también se vieron las caras en su camino a la Eurocopa, se medían en la élite del fútbol continental con un bagaje histórico más que dispar. Eslovenia, en su segunda experiencia en el torneo y en busca de su primera victoria, y Dinamarca, campeón en 1992 y vigente semifinalista.
El combinado danés asumió su condición de favorito y monopolizó la posesión desde el pitido inicial. La profundidad desde la izquierda de Kristiansen y la movilidad de Eriksen y Hjulmand mantuvieron a raya a los eslovenos, que buscaban transiciones rápidas a través de la velocidad de Sesko.
Eslovenia
Oblak, Karnicnik, Drkusic, Bijol, Janza, Stojanovic (Verbic, min. 67), Cerin, Elsnik (Stankovic, min. 75), Mlakar (Celar, min. 75), Sporar (Brekalo, min. 94) y Sesko (Kurtic, min. 94).
1
-
1
Dinamarca
Schmeichel, Andersen, Christensen, Vestergaard, Bah, Hjulmand (Delaney, min. 89), Hojbjerg (Norgaard, min. 83), Kristiansen (Maehle, min. 79), Eriksen, Wind (Dolberg, min. 83) y Hojlund (Poulsen, min. 83).
Goles: 0-1: min. 17, Eriksen. 1-1: min. 77, Janza.
Árbitro: Sandro Schärer (Suiza). Amonestó a Stojanovic y Celar en Eslovenia, y a Hjulmand por Dinamarca.
Incidencias: Partido correspondiente a la primera jornada del grupo C de la Eurocopa, disputado en el MHPArena.
A pesar del monólogo de la Dinamita Roja, fue el delantero del Leipzig quien gozó de la primera gran oportunidad del encuentro. Recibió el esférico en la frontal del área y, ante la inactividad de la zaga rival, se giró y soltó un latigazo a la escuadra izquierda que se marchó desviado por pocos centímetros.
Recuperados del susto, los de Kasper Hjulmand propinaron el primer golpe de la tarde en Stuttgart. Y no podía ser otro que Eriksen el culpable. Bah se apresuró a sacar de banda al observar la desordenada defensa eslovena, Wind cedió con un delicioso taconazo y el centrocampista del Manchester United, tras acomodarse el balón con el pecho, definió de maravilla con un disparo a bote pronto ante el que nada pudo hacer Oblak. Tres años después del paro cardíaco que mantuvo en vilo a todo un país en la pasada Eurocopa, el renacido Eriksen adelantaba a Dinamarca en el marcador. La vida le dio una segunda oportunidad y qué mejor forma de aprovecharla que mantenerse en la élite del fútbol.
Después de unos minutos para coger aire en los que cedió la posesión, los daneses volvieron a la carga. Un despeje de Sesko a un potente centro con el exterior de Eriksen rebotó en Mlakar y se quedó muy cerca de convertirse en el gol cómico del torneo. Eslovenia encontró una vía de escape a la espalda de los centrales y únicamente un mal control de Sporar evitó un mano a mano ante Schmeichel. De ser Sesko el receptor del gran envío de Mlakar, otro gallo hubiera cantado.
Gozó Eriksen de una gran oportunidad para sumar su segundo tanto después de la recuperación y el pase atrás de Wind hacia el punto de penalti, pero el disparo del mediocentro del United se marchó muy desviado y el 0-1 fue el resultado que imperó en el electrónico al paso por vestuarios.
Poco o nada cambió el guion del encuentro tras el entretiempo. Una temeraria entrada de Andersen sobre Sporar en el área cerca estuvo de meter a Eslovenia en el partido con un penalti, pero ni el colegiado suizo Schärer ni el VAR observaron nada punible.
El dominio de Dinamarca se vio aminorado con el paso de los minutos y, aun con el manejo de la posesión, dio paso a un intercambio de golpes. La profundidad de Kristiansen brindó a Hojlund una ocasión manifiesta, pero el vientre de Oblak evitó un gol que parecía hecho. En la siguiente jugada, Sporar aprovechó un intento de despeje defectuoso de Andersen y el cabezazo de Cerin a punto estuvo de convertirse en el tanto del empate.
Eslovenia se lo creía por primera vez en el encuentro. Sporar, a dos metros de la meta, colocó mal el interior en un claro remate, Sesko se topó con el poste con un nuevo latigazo lejano, pero a la tercera fue la vencida. Tras un córner rechazado, Janza contactó con fuerza con el balón, pero fue el rebote en Hjulmand el que desvió el disparo lo suficiente para igualar el partido.
Los de Matzaj Kek no se conformaban con el punto y fueron decididos a por los tres. El voluntarioso ariete del Panathinaikos se aprovechó de la lentitud de Vestergaard para plantarse ante Schmeichel, pero el veterano guardameta palmeó lo suficiente el disparo de Sporar para desviarlo y frustrar la remontada eslovena.
El carrusel de sustituciones danesas frenó la hemorragia para devolver el encuentro a una igualdad que reflejó el marcador. Una parte para cada uno y un punto que deja a ambos conjuntos con sabor agridulce, conscientes de que bien podrían haber sumado su primera victoria.
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