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Los penaltis, una bendición para el Real Madrid ante su eterno rival, coronaron a Thibaut Courtois frente a Jan Oblak, impotente en ese trance como en la final de Champions en Milán, la undécima de los merengues. Después de un Mundial de Clubes, ... primer título para el belga en el equipo blanco y, además, ante un enemigo que en su día le adoró. El fútbol, el destino, la vida.
La final de la Supercopa de España en Arabia Saudí, lo que ya de por sí es una contradicción, escenificó un duelo entre dos de los mejores porteros del mundo, con permiso quizá del brasileño Alisson Becker, rey de Europa con el Liverpool y ganador del trofeo Yashin que distingue al guardameta más poderoso del universo.
Mucho de lo que ocurriera en Yeda dependía del belga Courtois, claramente de menos a más en el Real Madrid y considerado una leyenda del Atlético, aunque su placa en los aledaños del Metropolitano es profanada en cada derbi, y Jan Oblak, el cerrojo rojiblanco. Los números a lo largo de este curso acrediataban el altísimo nivel de estos dos gigantes que se acercan a los dos metros.
El guardameta colchonero es, junto al tico Keylor Navas, el que más veces a dejado su marco a cerco en lo que va de temporada. 13 veces en 27 partidos para el balcánico y 18 para el exmadridista en el PSG. Detrás de ellos asomaba Courtois, con 12 defensas sin reproche alguno en los 23 partidos que ha jugado. De esos choques a cero, siete han llegado a partir del 1 de noviembre.
A priori, uno llegaba en plenitud y el esloveno algo tocado, tras sufrir un bocadillo con Luis Suárez en la primera semifinal y no ejercitarse el sábado por precaución. Se le notó algún gesto extraño a la hora de golpear el balón, pero hasta cojo es a día de hoy más fiable para el Cholo Simeone y sus gladiadores que el cancerbero exmadridista Antonio Adán, quien en tiempos de José Mourinho llegó a sentar en el banquillo a Iker Casillas. Verlo para creerlo.
El duelo, muy táctico y con muchas precauciones por ambas partes, permitió que ambos apenas fueran exigidos durante el primer acto. Courtois, desde luego, fue casi un mero espectador. Intervino para tocar con el pie tras cesiones de sus compañeros, para recoger balones largos y para atajar, fácil, un intento de chilena lejanísimo de Saúl. En su acción más comprometida, supo aguantarle a Morata, que intentó un piscinazo que no engañó ni al árbitro ni al VAR. Sólo faltaba.
Más intervino Oblak, pero menos de lo habitual. Se mostró seguro, sin conceder rechace alguno a tiros más bien lejanos de Casemiro, Modric y Mendy, que le robó la cartera a Trippier pero llegó muy forzado. Dudó en un balón alto que no reclamó con la vehemencia exigible a Felipe y acabó en un córner evitable. Y protegió bien su ángulo tras un cabezazo de Casemiro, a la salida precisamente de un saque de esquina.
Oblak comprobó que el Madrid creció tras el descanso. en rapidez, intensidad y valentía Ya superado en su estirada, pronto respiró profundo cuando vio cómo el tiro cruzado y raso de Jovic rozaba su palo izquierdo. Mucho lejos se marchó un intento de rosca de Modric desde fuera del área. Enorme susto para el balcánico, aliviado porque Valverde cabeceó de forma errática en posición inmejorable.
Courtois, mientras tanto, seguía el juego de lejos. Apenas alguna estirada para atajar envíos demasiado largos de sus rivales. Pero no estaba tranquilo. Conoce como se las gasta el Cholo. A 11 del final, se tuvo que lucir por fin el belga para desviar un lanzamiento de Morata, que definió mal tras un gran pase de Trippier.
A dos del 90', Oblak despejó con un certero puñetazo una deja de Casemiro con la testa. Y en el descuento atajó, de nuevo, muy seguro, un zapatazo de Rodrygo. Para no ser menos, Courtois no se dejó sorprender en la última acción por Thomas, que buscó su palo en un tiro de falta lejanísimo.
Por quinta vez en las seis últimas finales capitales, se llegó a la prórroga. Aunque solo fuera por cansancio, la final tenía que abrirse. Tampoco mucho. Entre Ramos y Courtois abortaron la acometida de Vitolo, que llegó muy forzado. Ya en el segundo período del tiempo extra, Thibaut dudó en una salida pero salvó con el pie el disparo de Morata. Respondió Oblak, un muro ante Mariano y Modric. Expulsado ya Valverde por evitar un posible gol de Morata, Courtois salvó el autogol de Mendy. Y luego el de Correa.
Figura clave el belga en estos minutos finales, ya de locura. Y se erigió en héroe en los penaltis, donde, le hizo un paradón a Thomas y antes vio cómo el poste desviaba el lanzamiento de Saúl. Como en la final de Champions, los penaltis dieron gloria al Madrid y condenaron al Atlético y a Oblak ante las certeras ejecuciones de su oponente, esta vez de Carvajal, Rodrygo, Modric y Ramos.
«Ellos han ganado en la lotería pero hay que levantar la cabeza», se resignó Oblak. «Hemos ganado un partido muy trabajado ante un gran rival. En la tanda de penaltis tuvimos más confianza que ellos. Los había repasado y tenía claro que Thomas iba a tirar muy duro ahí. Estoy muy feliz y nos vamos de Arabia Saudí con grandes sensaciones», se felicitó Courtois. Cara y cruz de una final anodina. Supercampeones merengues.
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