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Zinedine Zidane, durante un partido de esta temporada. Susana Vera (Reuters)
Análisis

El desastre copero deja a Zidane más cuestionado que nunca

El Real Madrid no prevé un relevo a corto plazo en el banquillo, pero cada vez hay más estupor por la gestión de la plantilla que está haciendo el técnico

Óscar Bellot

Madrid

Jueves, 21 de enero 2021, 17:45

La ignominiosa eliminación ante el Alcoyano en dieciseisavos de final de la Copa del Rey ha dejado a Zinedine Zidane más cuestionado que nunca como técnico del Real Madrid. Los blancos sucumbieron frente a un equipo de Segunda División B que terminó el partido ... en inferioridad numérica pero que, pese a ello, asestó un histórico rejonazo al vigente campeón de Liga y trece veces rey de Europa en una competición que se ha convertido en un auténtico potro de tortura para el conjunto de Chamartín. Incapaz de sentenciar el duelo con la unidad B, que quedó retratada por su impotencia, tampoco pudo el marsellés evitar la debacle cuando recurrió a sus pretorianos, consumando el segundo adiós a un título en menos de una semana y abriendo una crisis que ha convertido la 'casa blanca' en un polvorín.

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La continuidad a corto plazo de Zidane en el banquillo no parece correr peligro, pese a la gravedad de la derrota sufrida en El Collao. Pesa en la balanza el florido palmarés del francés, el agradecimiento por su regreso como escudo de la directiva cuando el Real Madrid atravesaba una delicadísima situación en marzo de 2019, su solvencia a la hora de capear temporales y el predicamento que sigue teniendo en importantes sectores de la caseta. Pero el crédito del preparador se está viendo menoscabado por una temporada caracterizada por dientes de sierra difíciles de entender y el creciente recelo que existe hacia su gestión de un vestuario que ofrece alarmantes señales de división que apuntan a un fin de ciclo.

Si por algo se caracterizó Zidane en su primera etapa al frente del Real Madrid fue por su diestro manejo de unos códigos que le permitieron mantener enchufados a casi todos los miembros de su batallón. Pero ahora hay una amplia nómina de descolgados cuya desconexión pasó factura en Alcoy. Sin apenas minutos en los últimos meses, los Odriozola, Marcelo, Militao, Isco, Vinicius o Mariano fracasaron ante un rival modesto al que le bastó con trabajo y orden para frenar a un equipo sin desborde ni imaginación. No faltó actitud, pero sí carecieron los blancos de velocidad en la circulación, capacidad de desmarque y ambición para sentenciar un encuentro que terminó envileciéndose para sus intereses en medio del desconcierto general y sin que Zidane supiese reaccionar a tiempo. Los cambios, tardíos, no fructificaron, y el Madrid sufrió una afrenta de esas que tardan años en olvidarse.

Mano blanda

No es Zidane, por supuesto, el único señalado. El tanto que permitió al Alcoyano forzar la prórroga vino precedido de una pasiva acción defensiva de Vinicius, al que Solbes ganó la espalda antes de marcar a placer. El carioca perdonó también la sentencia en una contra en la que prefirió definir antes que ceder la bola a Benzema, en mejor posición para anotar, y dejó escapar otra ocasión para reivindicarse. El ex del Flamengo ha perdido frescura y genera desconfianza en algunos de sus compañeros, como exponen las imágenes en las que se ve a Marcelo llamándole la atención antes del córner que significó el empate local y que recuerdan a aquellas otras en las que Benzema aleccionaba a Mendy sobre la conveniencia de no entregarle el balón durante el descanso del choque de Champions ante el Borussia Mönchengladbach. Tampoco salieron bien parados Isco, de nuevo intrascendente pese a que por calidad estaba llamado a gobernar el duelo, o Mariano, casi siempre precipitado. De Odriozola no hubo noticias y Lunin fue un manojo de nervios en su debut oficial con el Real Madrid.

Con todo, la principal responsabilidad por la hecatombe recae sobre Zidane. El triaje entre titulares y suplentes ha desmotivado a parte de la plantilla, con Odegaard como máximo exponente. El míster reclamó su regreso en verano para insuflar vigor y creatividad a un centro del campo envejecido, en contra del deseo del noruego de permanecer otro año en la Real Sociedad. Se le prometieron minutos y galones, pero no ha tenido ni unos ni otros. Por eso el volante ha pedido salir, como ya hiciese en su día Isco, aunque la ausencia de ofertas mantiene al malagueño en el plantel. Resulta difícil de entender cómo en unos meses Odegaard ha pasado de ser una apuesta del técnico a quedar relegado al ostracismo. Un nuevo préstamo a la Real Sociedad se ve como un mal menor, aunque supondría un debilitamiento de la plantilla en la pelea por la Liga y la Champions. Las dos competiciones de las que depende la cabeza de Zidane, al que también se le reprocha mano blanda con sus futbolistas.

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