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Lucas Giffard, durante el Cultural-Atlético. EP
Lucas Giffard encabeza la rebelión de los modestos
Análisis

Lucas Giffard encabeza la rebelión de los modestos

El portero francés de la Cultural, que no ha debutado en liga y llegó a León en verano desde la Tercera asturiana y a través de un programa de talentos, simboliza la magia que ha recuperado la Copa del Rey

Viernes, 24 de enero 2020, 18:45

La Copa del Rey ya tiene a su héroe inesperado. Lucas Giffard nació en Bayona (Francia) hace 22 años y su historia es de película, de esas que sólo puede fabricar el torneo del KO, que con el regreso de las eliminatorias a partido ... único ha recuperado toda su magia. El portero francés no ha debutado todavía en partido de liga con la Cultural Leonesa, a la que llegó este verano procedente del Caudal de Mieres, uno de los equipos de referencia de la Tercera asturiana, pero su enorme actuación ante el Atlético de Madrid, al que negó el gol una y otra vez hasta acumular nueve paradas de enorme mérito, le han convertido en parte de la historia de un club que no llegaba a los octavos de final de la Copa desde hace 60 años.

A través del programa de búsqueda de jóvenes promesas 'Foot Talent' y por recomendación de Miguel Ángel Álvarez Tomé, exentrenador de la Cultural y también vinculado al Caudal desde su paso por el club de la localidad minera asturiana en la campaña 2013-14, el guardameta francés llegó el pasado verano para dotar de competencia a Leandro Montagud, titular indiscutible bajo los palos culturalistas que vive su segunda etapa en León tras pasar por el Mallorca, con el que ascendió a Primera la pasada campaña.

No todo ha sido de color de rosa para el joven Giffard desde su llegada al Reino de León. Sin opciones en liga, se esperaba que fuese titular en la primera ronda copera ante Las Rozas, pero ni por esas. La intensidad del francés en los entrenamientos no terminaba de convencer a su entrenador, José Manuel Aira, que siguió apostando por Leandro para el debut en el torneo del KO. Giffard se tomó el mazazo como un estímulo y consiguió darle la vuelta a la situación con su titularidad frente al Huesca en segunda ronda, en la que fue protagonista de la remontada leonesa, antes de centrar los focos de todo el fútbol español con su hazaña contra el Atlético.

Su historia ha devuelto a la Copa el misticismo de otros tiempos, ese al que contribuyeron descalabros históricos de los grandes a partido único, como el del Real Madrid frente al Toledo o los del Barça ante la Gramanet o el Novelda, e historias de cuento de hadas como la del Numancia en 1996, cuando llegó a cuartos de final siendo un Segunda B, o las del Figueres de 2002 y del Mirandés de Pablo Infante en 2012, dos semifinalistas coperos de categoría de bronce, un hito sólo alcanzado por el Logroño, club anterior al histórico Logroñés desaparecido en 1935, en 1931.

Que este formato ha traído aires nuevos a un torneo que en los últimos años pasaba desapercibido hasta las rondas finales lo demuestra el hecho de que la Cultural no sea el único equipo de Segunda B entre los 16 mejores de la Copa. El Badajoz también se ha sumado a la rebelión de los modestos después de eliminar al Eibar en un Nuevo Vivero hasta la bandera, como no se veía desde 2003, antes de la refundación del club en 2012 y cuando el equipo extremeño aún militaba en Segunda. A los dos equipos de bronce se unen hasta cuatro de plata: el Mirandés, que continúa con su particular idilio con la Copa, y tres históricos como el Tenerife, el Rayo Vallecano y el Zaragoza. Poco que ver con lo de la última temporada, cuando el Sporting de Gijón fue el único de los equipos de octavos que no era de Primera.

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