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Eden Hazard llegó al Real Madrid en 2019 con vitola de jugador franquicia. Tres años y medio después, ostenta un papel residual y rumia sus penas en la Copa del Rey, competición que los blancos no conquistan desde 2014. El belga, que solo suma 229 ... minutos con su equipo en lo que va de campaña y viene de fracasar en el Mundial de Qatar, liderará la unidad B de Carlo Ancelotti frente al Cacereño, decano del fútbol extremeño que regresa de su gira por Nepal dispuesto a escalar el Everest futbolístico que supone medirse en dieciseisavos de final del torneo del K.O. al vigente campeón de Liga y catorce veces rey de Europa. El cuadro verdiblanco, verdugo del Girona, sabe de la dificultad que entronca la empresa, pero sueña con alcanzar la cima y para ello tendrá el apoyo de alrededor de 14.000 'sherpas' que llenarán a reventar el estadio Príncipe Felipe. Allí busca brillar de nuevo una estrella caída en desgracia.
«A Hazard le veo mejor que antes del Mundial. Con todos los partidos que tenemos tengo que utilizar a toda la plantilla y Hazard será uno de los jugadores que jugará más en esta segunda parte de la temporada», aseveró Ancelotti la semana pasada antes de que su escuadra retomase el pulso liguero frente al Valladolid. Pese a dichas palabras, el belga no se vistió de corto en el José Zorrilla. A nadie sorprendió. Desde que naufragó como recambio de Benzema a comienzos de septiembre, el '7' solo ha portado la zamarra del Real Madrid durante 71 minutos: 57 contra el Shakhtar y 14 frente al Leipzig. Por el camino, y sin mediar lesión, siete encuentros en los que calentó banquillo.
El ex del Chelsea confiaba en que la Copa del Mundo reflotase su carrera, pero Qatar representó un nuevo tormento para Hazard. Intrascendente contra Canadá y Marruecos, cerró la fase de grupos como suplente frente a Croacia. Saltó cuando restaban tres minutos en sustitución de Thomas Meunier, el autor de aquella entrada en noviembre de 2019 que cambió su suerte.
En Valdebebas han perdido la fe en la resurrección de un jugador que fue bandera de la Premier League y por el que el Real Madrid desembolsó más de cien millones de euros. Sus compañeros comprueban la clase que sigue atesorando en cada entrenamiento, pero el miedo a una recaída le consume. Es una figura atormentada que necesita mitigar su dolor. Ancelotti le dará carrete rodeado de secundarios.
El calendario aprieta al Real Madrid, que afrontará un atracón de partidos durante las próximas semanas. Liga, Supercopa de España, Mundial de Clubes, Copa del Rey y Champions aparecen en el horizonte de los blancos, con partidos cada tres días, muchos de ellos sin red. Por ello, Ancelotti lucirá su fondo de armario en Cáceres. Courtois, Carvajal, Alaba, Mendy, Modric, Kroos, Vinicius y Benzema se quedaron sin asiento en el autobús que trasladó a la tropa de Chamartín hasta la ciudad monumental.
Sí viajaron, en cambio, seis 'mirlos': Luis López, Lucas Cañizares, Marvel, Sergio Arribas, Nico Paz y Álvaro Rodríguez. Los dos primeros, guardametas, entrenan con asiduidad con los 'mayores'. Los cuatro últimos crecen a pasos agigantados a la vera de Raúl en el Castilla, pero solo Arribas ha tomado ya la alternativa con el primer equipo. Su ilusión rivaliza con la del Cacereño.
Sexto clasificado en el Grupo 5 de Segunda RFEF, el modesto conjunto extremeño retornó a España el 31 de diciembre, tras pasar una semana en Nepal, donde afrontó dos amistosos ante las selecciones absoluta y sub-21 del país asiático dentro de una iniciativa denominada 'Fútbol por la paz'. Allí, a más de 16.000 kilómetros de distancia de casa, preparó un duelo que ha desbordado las previsiones. Se han instalado gradas supletorias que han incrementado el aforo del estadio Príncipe Felipe de 6.000 a 14.000 localidades. Pese a ello, el cartel de 'No hay billetes' se colgó hace días, aunque preocupa el césped.
El aliento de la hinchada verde será un plus para el Cacereño, que en sus 33 participaciones anteriores en la Copa del Rey no ha superado los dieciseisavos. Se había medido a cinco equipos de Primera -Eibar, Málaga, Zaragoza, Atlético de Madrid y Sevilla- sin ser capaz de pasar de ronda, hasta que el pasado 22 de diciembre tumbó al Girona. A ese precedente se agarra para soñar en la que será la décima visita del Real Madrid a Extremadura en partido oficial. La última, en febrero del año 2000, se saldó con derrota de los blancos ante el Mérida. Otro motivo para fantasear.
El Real Madrid esquivó un nuevo bochorno en la Copa del Rey, ese torneo en el que los blancos coleccionan desastres de proporciones bíblicas, gracias a un solitario gol de Rodrygo. El paulista, siempre aplicado con independencia de la enjundia que tenga la cita, socorrió a la apática unidad B de Carlo Ancelotti en la segunda parte de un partido espinoso y cercenó el sueño del Cacereño, que durante una hora rozó la machada a base de coraje y energía.
Ordenado, sacrificado y valiente, el equipo de Julio Cobos tuteó al campeón de Liga y de Europa, hasta el punto de hacer que su parroquia le creyese capaz de unir el nombre del decano del fútbol extremeño a los de Toledo, Real Unión de Irún, Alcorcón o Alcoyano, sonrojantes verdugos en el pasado de una aristocrática escuadra que siempre tiene el torneo del KO a la cola en su lista de prioridades. Compitió con gallardía y ello le honra. Al final ganó el transatlántico, pero ese fue su único mérito tras otra actuación deslucidísima.
Pese a las rotaciones, no había excusas que valiesen para el Real Madrid, que alistó a seis mundialistas en su once. Odriozola se estrenó al fin esta temporada, aunque como lateral zurdo postizo, en un bloque capitaneado por Nacho, sujetado en el centro del campo por dos subcampeones planetarios como Tchouaméni y Camavinga y con Hazard ubicado en su lugar fetiche del tridente ofensivo, aunque de nuevo inoperante.
Cacereño
Iván Moreno, Molina, Aguado, Josín, Gomis (Pedro, min. 82), Iván Fernández (Garci, min. 72), Luis Telles (Bermu, min. 76), Clausí, Carmelo (El Kounni, min. 46), Manchón y Grande (Solano, min. 72).
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Real Madrid
Lunin, Lucas Vázquez, Militao (Rüdiger, min. 46), Nacho, Odriozola (Vallejo, min. 51), Tchouaméni (Valverde, min. 46), Camavinga, Ceballos, Asensio (Arribas, min. 81), Rodrygo y Hazard (Álvaro Rodríguez, min. 68).
Gol: 0-1: min. 69, Rodrygo.
Árbitro: Cuadra Fernández (Comité Balear). Amonestó a Tchouaméni, Manchón, Iván Fernández, Luis Telles, Bermu, Pedro y Camavinga.
Incidencias: Partido de dieciseisavos de final de la Copa del Rey, disputado en el estadio Príncipe Felipe ante 15.000 espectadores.
El Cacereño afrontaba una cita histórica. Para el Real Madrid, el choque era un molesto trámite en un césped en mal estado. Disímiles aproximaciones que emparejaron a un equipo bravo con otro de espíritu burocrático. La superior intensidad del cuadro local compensaba la patricia clase de su adversario. Incómodo en su bajada al barro de la Copa, el Real Madrid contabilizaba más desatinos que aproximaciones en terreno ajeno.
El oficio de Militao y los chispazos de Rodrygo ofrecían las únicas trazas de jerarquía en el abúlico conjunto de Ancelotti, cortocircuitado por la aguerrida presión del Cacereño y sin más disparos venenosos al descanso que un lanzamiento lejano de Ceballos que acunó con algún apuro Iván Moreno. Tampoco es que el pelotón verde se desmelenase en el área de Lunin, pero la equiparación de fuerzas ameritaba un toque de atención a su tropa por parte de Carletto al paso por la caseta.
A partes iguales entre el disgusto por lo visto y la dosificación de esfuerzos tras el Mundial cabe interpretar la entrada a vuelta de vestuarios de Rüdiger y Valverde en detrimento de Militao y un Tchouaméni apercibido tras una intempestiva entrada, mientras problemas físicos frustraban a renglón seguido la puesta de largo de Odriozola y obligaban a Ancelotti a recurrir a Vallejo como lateral izquierdo de emergencia. Julio Cobos, por su parte, buscó más mordiente con la irrupción de El Kounni en un Cacereño crecido.
El paso de los minutos aventó un choque más recreativo que permitió al Cacereño amenazar, pero invitó también al Real Madrid a avisar. Asensio probó fortuna con un disparo blando y Valverde mordió un tiro de Manchón lo justo para que Lunin no tuviese que estirarse. Para entonces el Príncipe Felipe jaleaba con el grito de «sí se puede» la rebeldía de su escuadra.
Suficiente para que Ancelotti relevase a un Hazard que pasó por Cáceres como si de un fantasma se tratase y diese la alternativa a Álvaro Rodríguez, el espigado delantero hispano-uruguayo que levanta grandes expectativas en el Castilla. El plan pasaba porque el hijo del Coquito Rodríguez fungiese como referente en el intento de desatascar el partido, pero fue Rodrygo el que encontró el camino de inmediato quebrando a los centrales en una baldosa y voleando con la diestra al palo largo para resolver un partido mucho más ulceroso de lo que se presuponía.
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