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La religión sirvió de excusa a Sam Morsy, capitán del Ipswich Town, para abstenerse de lucir el brazalete arcoíris en su brazo en la última jornada de una Premier League que repitió campaña a favor de la representación LGBTQ+ en los deportes y contra la homofobia. El centrocampista egipcio, musulmán practicante, 'olvidó' que parte de sus creencias prohíben también el juego por dinero denominado maisir. Sin embargo, el nunca se negó a llevarlo en el pecho de su camiseta cuando defendió los colores del Middlesbrough. Entre muchas otras iniciativas, en la Premier también se vieron cordones de colores en las botas de futbolistas y árbitros.
Se trata del tercer jugador en los últimos ocho años del campeonato británico que se niega a usar la cinta de capitán con los multicolores de la comunidad gay. Anel Ahmedhodzic -capitán del Sheffield United- fue el primero el curso pasado, y este último fin de semana, al futbolista del Ipswich, club que dice respetar la decisión de su capitán, se le unió el díscolo Marc Guehi, que se enfrenta a acciones por parte de la federación inglesa tras escribir a rotulador sobre el brazalete la frase «amo a Jesús».
El defensa del Crystal Palace e internacional inglés es profundamente cristiano y quiso reivindicarlo así en la cinta arcoíris. La prensa británica ha publicado que el futbolista podría ser sancionado puesto que las reglas de la FA permiten una serie de «lemas/emblemas de iniciativa», como la de 'Rainbow Laces' de este fin de semana y que durará hasta el día 5 de diciembre, pero prohíben «lemas, declaraciones o imágenes políticas, religiosas o personales». «He crecido amando a Dios y continúo asistiendo a la iglesia con mi familia siempre que puedo; mi fe indudablemente juega un papel central en mi vida,» compartió el marfileño, nacionalizado británico, en una entrevista de 2021 con The Athletic. «Mi fe fundamenta todo lo que hago; ya sea en el campo o fuera de él, me esfuerzo por ser un modelo a seguir y ejemplificar la gracia y gloria de Dios a través de mis acciones».
Esta no es la primera vez que la FA enfrenta una infracción a sus reglas. En 2018, el entrenador del Manchester City, Pep Guardiola, se enfrentó acciones disciplinarias por llevar una cinta amarilla en apoyo a los presos por el proceso de independencia de Cataluña, demostrando el enfoque estricto de la FA en el cumplimiento de las regulación, que le multó con 22.515 euros.
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