A España se le pone un Mundial Hermoso y Redondo

El torneo empezará de verdad para la selección femenina de fútbol en octavos, donde el nivel se elevará, aunque tendrá antes de iniciar esta ronda una primera prueba de fuego ante Japón (campeona en 2011 y subcampeona en 2015). Ante las 'Nadeshiko', apodo que reciben las niponas y que traducido sería algo como «conocido y amado por todos», valdrá un empate para mantenerse como líderes del grupo C en el último partido de la primera fase.

El equipo de Jorge Vilda ha demostrado en sus dos partidos que tiene argumentos para competir ante cualquiera y se permite licencia para soñar en esta cita de Australia y Nueva Zelanda. Al técnico le llega su gran oportunidad después de los tres lustros que hace que fue contratado por la Real Federación Española de Fútbol, aunque ejerce como seleccionador desde 2018.

«El objetivo está cumplido, estamos en octavos, seguimos con la portería a cero, pero hay cosas que mejorar. Aún no hemos visto la mejor versión de España», expuso el técnico madrileño al término del duelo ante Zambia. El entreador se exige mejorar pese a los buenos resultados. Y es que ante las africanas que dirige Bruce Mwape, investigado por abusos sexuales contra algunas de sus jugadoras, España tuvo luces y sombras en su juego, dominante en el inicio y en el final pero descontrolado entre medias ante un rival, eso sí, que presentó poca resistencia.

España dejó a un lado el fútbol al abordaje que presentó ante Costa Rica pera cambiar el plan ante una defensa menos cerrada de las africanas y que mantenía las líneas más arriba que las ticas. Dejó claro Vilda antes del partido que había que terminar todas las jugadas y tomó buena nota Teresa Abelleira para abrir la lata con un misil desde 23 metros antes de los diez minutos. La gallega, el cénit del 'tiki taka' de esta selección, terminó una serie de pases entre Alexia Putellas, que regresó a la titularidad en competición oficial 431 días despuñes, y Jennifer Hermoso, autora de un doblete en su partido número cien con la elástica de la selección. La delantera del Pachuca mexicano, la máxima goleadora en la historia de La Roja, se antoja imprescindible en los ataques españoles junto a la conexión Mariona, Aitana y Alexia, brújulas de un grupo que tiene la confianza de verse entre las mejores.

Las de Vilda se gustaban en ataque, el balón era suyo (75% de posesión) y si a las africanas se les ocurría tenerlo, las españolas recuperaban la posesión con suma facilidad. Las del sur de África tenían clara su misión, balones largos hacia dos delanteras que conoce bien España. La potente Barbra Banda, señalada en las últimas semanas por dar altos niveles de testosterona en las pruebas médicas, jugó en el Logroño, y esta temporada la rapidísima Racheal Kundananji, exatleta especialista en 800 y 1.500 metros, que ha marcado 25 goles en la Liga F con el Madrid, dos menos que la Pichichi Alba Redondo, que sumó también un doblete ante Zambia.

El orden de las de Vilda fue de más a menos, pero la defensa de la selección tapó los fallos sin sufrir en exceso. España es un muro defensivo, y esta puede ser una de las claves para llegar lejos en este Mundial. La estabilidad atrás demuestra que las aguas están más que calmadas en un grupo liberado de la polémica con las 15 rebeldes. La Roja actualmente es un oasis. Ocho victorias seguidas - desde el 22 de febrero lo ha ganado todo- y en las últimas seis ha terminado con la portería a cero. La guardameta Misa Rodríguez últimamente tiene poco trabajo gracias, en parte, a la solidez y liderazgo de las veteranas Irene Paredes e Ivana Andrés. Las centrales del Barça y del Madrid disputan su tercer Mundial y el nerviosismo no es algo que vaya con ellas.

España está deseosa de dar el gran salto con la mejor generación de futbolistas que ha tenido hasta la fecha, con el influjo todavía de un Barça que reinó este curso por segunda vez en la Champions League.