La selección española de fútbol femenino, actual campeona del mundo, sigue inmersa en un marasmo sin precedentes, casi sin jugadoras a las que recurrir para la Liga de Naciones, que comienza el próximo viernes con la visita a Suecia en Gotemburgo, previa al duelo contra ... Suiza en Córdoba el martes 26. 21 de las 23 futbolistas que conquistaron el título el pasado 20 de agosto ante Inglaterra en Sídney y otras 18 más, hasta un total de 39, hicieron público un comunicado en el que mantienen su renuncia a jugar con España pese a la dimisión de Luis Rubiales como presidente del organismo y la destitución de Jorge Vilda como seleccionador.
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A través de una nota difundida en sus perfiles en las redes sociales y que suscribieron todas las internacionales excepto Athenea del Castillo y Claudia Zornoza, retirada de la selección, las futbolistas insistieron en su decisión de no acudir a una hipotética convocatoria a pesar del despido del anterior entrenador y la elección como sustituta de su ayudante, Montse Tomé.
Tampoco Sheila García, preseleccionada para el Mundial pero que no entró en la lista definitiva, rubricó el documento, una decisión que la atacante del Atlético justificó posteriormente en base a su profundo sentimiento de pertenencia al combinado nacional. «Defender mis colores, mi país y vestir la camiseta de la selección está por encima de las personas que en cada momento gobiernen, dirijan o gestionen la Federación, la FIFA o cualquier organismo del que dependamos», explicó.
Más allá de estas opiniones discordantes, el grueso del conjunto campeón entiende que hay todavía muchas personas de la máxima confianza para Luis Rubiales en puestos de suma importancia en la FEF, y por tanto consideran que resulta imposible introducir cambios significativos en el funcionamiento del ente federativo sin una remodelación mucho más profunda.
Así las cosas, las jugadoras detallaron punto por punto los cambios concretos que juzgan necesarios «para que este tipo de actitudes no vuelvan a suceder y con el fin de tener una transparencia absoluta». Se trata de cinco peticiones fundamentales, con «la reestructuración del organigrama de fútbol femenino, el gabinete de la presidencia, la secretaría general, el área de comunicación y marketing, así como la dirección de integridad, además de la dimisión del presidente de la FEF», aunque este último apartado no se refiere a Pedro Rocha sino al dimitido Rubiales, con lo cual se da por conseguido, tal y como aclararon posteriormente.
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Estas demandas dejan muy señaladas a varias personas concretas. Andreu Camps, secretario general y mano derecha de Rubiales durante sus cinco años al frente de la institución, es una de las figuras que más rechazo causan entre las jugadoras, que apuntan también a Rafael del Amo y Ana Álvarez, máximos responsables del fútbol femenino. Asimismo, el departamento de comunicación es uno de las secciones bajo la lupa por su implicación en las declaraciones atribuidas por la Federación a Jenni Hermoso, que la jugadora no reconoció como suyas.
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«Los cambios especificados se basan en la tolerancia cero ante esas personas que desde un cargo dentro de la FEF han tenido, incitado, escondido o aplaudido actitudes que van contra la dignidad de las mujeres. Creemos firmemente que se requieren cambios contundentes en los puestos de liderazgo de la FEF y en concreto, en el área del fútbol femenino. Todas estas personas entendemos que deben estar lejos del sistema que debería protegernos y que por desgracia se aleja mucho de una sociedad avanzada», argumentan las futbolistas en su escrito.
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La conclusión de apostar por un programa de exigencias maximalista fue alcanzada en una reunión que de forma telemática congregó el jueves a última hora de la tarde a las 23 campeonas del mundo y también a las futbolistas que en su día renunciaron a la selección en pleno cisma de las '15 rebeldes' y no regresaron. También a Amanda Gutiérrez, presidenta del sindicato Futpro, y Reyes Bellver, su número dos. Las posturas no fueron unánimes y de hecho el cónclave se prolongó hasta la medianoche. Es por ello que se retrasó bastante el siguiente paso, con la difusión ayer de la nota pública que confirmó la postura mayoritaria y sus peticiones a la FEF.
Esta desconcertante situación provocó que la presentación de Montse Tomé como nueva seleccionadora y el anuncio de su convocatoria para las dos primeras jornadas de la Liga de Naciones, que estaba previsto para las 16:00 horas, fuese finalmente pospuesto sin fecha ni horario alternativos, tal y como informó la Federación poco antes de la comparecencia inicialmente programada.
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Montse Tomé, la nueva inquilina del banquillo nacional cuya presentación fue pospuesta ante la negativa de las internacionales a ser convocadas si no se producen más novedades significativas en la estructura de la Federación, tiene ahora la posibilidad de convocar igualmente a las campeonas del mundo y con ello generar una situación complicada. El artículo 23 de la nueva Ley del Deporte, aprobada en diciembre de 2022, establece que uno de los deberes de las personas deportistas es «acudir a las convocatorias de las selecciones deportivas cuando sean debidamente citadas, en los términos y condiciones que se establezcan reglamentariamente». Una opción alternativa pasa por citar a otras futbolistas a la espera de alcanzar un acuerdo entre la Federación y las jugadoras que ahora mismo se antoja complicado a tenor de las posturas encontradas.
En el primer caso, y según refleja el artículo 65 del Código Disciplinario de la FEF, los futbolistas que de forma no justificada no asistan o abandonen las convocatorias de las selecciones nacionales, ya sean entrenamientos, concentraciones o partidos y competiciones, serán sancionados con multas de 3.006 a 30.051 euros y se enfrentan a la posible inhabilitación para ocupar cargos en la organización federativa, la suspensión o privación de licencia por un tiempo de dos a cinco años e incluso la privación de licencia con caracter definitivo, aunque esta última medida solo de modo excepcional por la reincidencia en las infracciones muy graves.
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Asimismo, estas sanciones están respaldadas por la normativa de la FIFA, el organismo rector del fútbol mundial, que en su reglamento sobre el Estatuto y la Transferencia de Jugadores establece que «por regla general, todo jugador inscrito en un club se obliga a responder afirmativamente a la convocatoria para formar parte de uno de los equipos representativos de la asociación del país cuya nacionalidad ostenta». En este sentido, la FIFA también puede llegar a suspender una licencia a todos los niveles, también en el caso de futbolistas que jueguen en un país extranjero.
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