Épica remontada del Barça para conquistar su segunda corona

Pintaban bastos al descanso con una alarmante falta de puntería y el amenazante 0-2 en el marcador, pero a este equipo hegemónico, que ha puesto al fútbol femenino español en lo más alto, no solo le acompaña el juego sino también la épica. Un doblete eléctrico de Patri Guijarro y el tanto de Rolfö acabaron situando al Barça en el trono del Viejo Continente por segunda vez en su historia, confirmando una hegemonía que puede marcar una época.

Buen inicio del Barça, con una versión muy ofensiva, sin lugar a las dudas a pesar del imponente escenario. Patri Guijarro testó la seguridad de la portera Frohms sin tiempo para tomar asiento, en una declaración de intenciones de un conjunto azulgrana que jugaba con la mayoría de la grada del Philips Stadion a favor.

Todo parecía sonreír a las jugadoras de Jonatan Giráldez, pero el guion de la final se torció en un suspiro. Lucy Bronze erró en la salida de balón, robó Ewa Pajor y convirtió la ocasión en un maravilloso derechazo lejano ante el que poco pudo hacer Sandra Paños a pesar de su estirada. La delantera polaca, máxima goleadora de esta Champions, penalizó de forma inmisericorde el único error del Barça en el comienzo, pero no se vino abajo el conjunto culé, que trató de despejar la bruma a base de insistencia con el juego posicional.

Continuó el dominio azulgrana desde el control de balón, pero Irene Paredes perdonó la igualada tras un gran saque de esquina que la capitana remató sin acierto de testa y a bocajarro. Merecía mucho más el Barça, pero la contundencia establecía la diferencia para desesperación de Giráldez, inquieto en su área técnica.

Aitana Bonmatí estrelló su intento desde el corazón del área en el cuerpo de Wilms mientras pasaban los minutos con el equipo español rondando el área germana pero sin el acierto en el último pase para encontrar el gol. La centrocampista catalana marcaba el ritmo del duelo, dando paciencia en la elaboración de la jugada a su equipo a pesar de lo adverso del resultado y la continua negativa del gol.

Graham Hansen volvió a perdonar no pudiendo conectar correctamente el remate ante la puerta rival tras un centro de Rolfö, muy peligrosa por el carril izquierdo. Tanto se había peleado el Barça con el gol, indultando a su rival, que el castigo fue tremendo, implacable. El Wolfsburgo contragolpeó, Pajor la puso con música y Alexandra Popp, la capitana de la Mannschaft, fue un martillo para hacer el segundo de cabeza. Mentalidad germánica, pragmatismo total pese al dominio culé, absolutamente infructuoso.

Ahora sí, por Eindhoven ya se paseaban los fantasmas de la derrota contra el Lyon en Turín un año antes. Salma Paralluelo pudo acortar distancias justo antes de la pausa, pero se topó con la buena salida de Frohms, en un símbolo del quiero y no pudo que fue para el Barça la primera parte.

Todo lo que había sido una agonía durante los primeros 45 minutos se convirtió en alivio en la reanudación, pues Patri Guijarro derribó al final la muralla alemana recién comenzado el segundo acto y le quitó un peso de encima a su equipo. Se desató entonces esa máquina futbolística acostumbrada a dominar de forma hegemónica y en un visto y no visto, de nuevo Guijarro, esta vez de cabeza y a pase de Bonmatí, convirtió el empate para delirio de la afición y el banquillo azulgranas.

La final ya estaba en territorio culé, pero a pesar de su innegociable control desde el dominio de balón al Barça le costó mantener el ritmo. Fue pagando el esfuerzo con el paso de los minutos y el Wolfsburgo, en shock durante algunos minutos, se recuperó para amenazar desde la pegada de Pajor. Ya había recurrido a su banquillo Giráldez cuando un barullo en el área alemana acabó con el balón pegadito a la zurda de Rolfö, que golpeó con el alma consciente de que tenía en su pierna dominante la gloria.

Ya nada podía separar al Barça de la corona europea, esa de la que se ha hecho acreedor por méritos propios. Resistió la ofensiva a la desesperada del Wolfsburgo y con Alexia Putellas sobre el césped para disputar los últimos minutos rubricó un título de Champions inolvidable, cincelado con juego pero también con épica. Es un superequipo al que ni siquiera ha frenado la ausencia de la mejor jugadora del mundo durante buena parte de la temporada. Está destinado a marcar una época ya con la reina del fútbol femenino mundial en plenas condiciones físicas.