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Y en el bar Plaza, en el corazón de Santo Domingo de Silos, se encontraba una mujer pidiendo una Coca Cola y preguntando por dónde ir al cementerio de Sad Hill. «Me he topado con el inicio de la Vuelta y lo desconocía. No sabía ... ni dónde tirar el coche», apuntaba mientras daba un sorbo para refrescarse. No le quedó más remedio a que ciclistas y vehículos partieran en su camino hacia el Picón Blanco.
Costaba caminar por Silos este lunes. El entramado de vallas, ciclistas y aficionados complicaba el simple hecho de trasladarse. Y eso que había más espacio que en la jornada del domingo en Caleruega.
El sol apretaba a las 11:00 horas, pero no ahogaba y los centenares de aficionados al ciclismo no querían perderse el inicio de una etapa que marcará las primeras diferencias reseñables en la general. El personal de la Vuelta caminaba de un lado para otro para que estuviera todo en orden y hasta el propio director, Javier Guillén, se le veía atareado. No quería que nada se le escapara.
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Mientras todo se preparaba para que la etapa arrancara, los focos se enfocaron en el control del firmas. Ese que acerca ligeramente los corredores al público. La ida y venida de ciclistas se convertía en un sinfín de ovaciones, que, una vez más las lideró el Burgos BH. La simple presencia de deportistas como Ángel Madrazo obligaba a los presentes a tirar de móvil. Incluso alguno tuvo la suerte de llevarse algún selfie del cántabro en la época del cero contacto.
Y a partir de ahí a esperar a los grandes protagonistas. Volvió a ser el más aclamado el Movistar y, en especial Alejandro Valverde. Tres etapas por Burgos y tres ovaciones para el murciano. Su llegada al escenario de salida trasladó a los aficionados al punto más cercano donde le podían fotografiar o saludar desde la distancia. Con él, iban los líderes del equipo, Enric Mas y Superman López, en cuyas mentes solo estaba cómo encarar las rampas del Picón Blanco.
En eso mismo pensaba Mikel Landa, ganador de la última Vuelta a Burgos, y conocedor del último puerto de la jornada. «Muchos conocen esa subida», apuntaba Landa en la presentación del equipo.
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Otro de los más aclamados fue el Ineos, que tenía prisa por completar el control de firmas. Bernal y Carapaz encabezaron a su equipo y con la misma energía abandonaron los focos para prepararse para el inicio.
El protagonismo se completó con el líder de la general, Primoz Roglic. Llegó solo al control de firmas, pero regaló saludos, más que nunca, a los aficionados. Agradeció la presencia de todos y no desveló absolutamente nada de lo planteado en la etapa de este lunes.
Una jornada ciclista que sirvió para que la Vuelta se adueñara de Santo Domingo de Silos, a pesar de que la mujer de la Coca Cola tuviera que aguardar unas horas para visitar el cementerio de Sad Hill.
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