Evenepoel abre el Giro marcando territorio

Evenepoel, que le metió 43 segundos al esloveno Primoz Roglic, a priori su gran rival por la victoria final, marca territorio desde el principio y se resarce de su mal recuerdo en Italia, ya que no pudo completar su anterior participación en el Giro, en 2021. Casi un año antes había sufrido una dura caída en el Giro de Lombardía que le tuvo meses lejos de la carretera.

En 2022, Evenepoel fue campeón de La Vuelta a España, siendo el primer belga en ganar una gran vuelta 44 años después de que johan De Muynck consiguiese la corsa rosa en 1978. Menos de un mes después fue campeón del mundo en ruta en Australia.

Con esta exhibición que le permite vestir por primera vez la maglia rosa, Evenepoel, que arrancó la prueba con su maillot de campeón de Bélgica en contrarreloj, lanzó un mensaje contundenter a todos sus oponentes, no solo a Roglic. Más si se tiene en cuenta que el programa del Giro incluye otras dos contrarrelojes, el domingo 14 de mayo y durante la penúltima etapa, la víspera de la llegada a Roma dentro de tres semanas.

«Estoy muy contento. Es el mejor resultado que podía esperar. Tuve un buen ritmo, conservando la misma cadencia», valoró Evenepoel. Sobre un recorrido llano y recto, trazado sobre una pista ciclista, encajada entre una antigua vía de tren y las playas del Adriático, marcó la diferencia desde el inicio. Muy aerodinámico sobre su bicicleta, fue reventando todos los tiempos de paso antes de asentar su superioridad en la pequeña colina final.

Esta es la 42ª victoria en la carrera del reciente vencedor de la Lieja-Bastoña-Lieja y la décima en una contrarreloj individual. Durante la última Vuelta a España, ya superó a Roglic por 48 segundos en 30 km, antes de ganar su primera gran carrera en Madrid. En Italia, busca convertirse en el primer vigente campeón del mundo que gana el Giro desde que lo hiciera el australiano Cadel Evans en 2010.

Evenepoel prefiere mantenerse prudente porque el camino todavía es largo y cuenta con una tercera semana brutal, llena de llegadas en alto. «No miro mucho las diferencias, me mantengo concentrado en mi rendimiento. El primer objetivo está cumplido, ahora hay que seguir con esa concentración y conservar la máxima energía posible», comentó. «Habíamos dicho que deberíamos probablemente mantener la maglia rosa hasta la cuarta etapa. Veremos a partir de ahí. Pero por ahora, a disfrutar. Ha sido una manera bonita de volver al Giro», añadió.

Por su parte, Roglic se mostraba relajado tras la llegada a meta, a pesar de la desventaja ya con Evenepoel y los contratiempos sufridos en los últimos días, toda vez que hasta cuatro compañeros de equipo han tenido que ser reemplazados a última hora por la covid-19 o accidentes en entrenamiento. «Está bien. Ha sido realmente duro, pero estoy contento con mi día. Soy optimista ante los próximos días. No olvidéis que quedan veinte etapas», dijo el esloveno a los periodistas, haciendo un guiño.

El domingo, el Giro pone rumbo hacia el sur por la costa adriática, para una segunda etapa de 201 kilómetros entre Teramo y San Salvo, en un día propicio para una llegada al sprint.