Iñaki Izquierdo
Miércoles, 17 de mayo 2023, 20:50
Después de tres ediciones en las que el Giro fue más grande que los ciclistas, los organizadores decidieron que este año debían domesticar a su propia carrera, su ferocidad, su lado salvaje. Apostaron por un recorrido discreto, sin excesos, pusieron una alfombra rosa a Remco ... Evenepoel (Soudal) para que esparciese su talento y confiaron en que la prudencia fuera, como siempre, una de las virtudes del buen gobierno.
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Pero el Giro ha dicho que no. No se deja domesticar, se revuelve y la lista de damnificados empieza a dar más miedo que el Stelvio, el Mortirolo y la Finestre juntos, y eso que ninguno de los tres colosos se sube en esta edición. Si el domingo fue Evenepoel quien tuvo que poner rumbo a casa con la maglia rosa debido a la covid, este miércoles fue el tercer clasificado de la general, Tao Geoghegan Hart (Ineos), quien tomó el camino de Londres. A un hospital, porque el inglés se fue al suelo a falta poco menos de 70 kilómetros de meta y tuvo que ser evacuado en ambulancia.
No llovió como la víspera, pero la carretera estaba mojada. En un tramo de descenso, en una curva a izquierdas cayó el grupo del Ineos, incluyendo a la maglia rosa, Geraint Thomas, y a Geoghegan Hart, ganador del Giro de 2021. También a Primoz Roglic (Jumbo), que rodaba junto al bloque inglés, cinco de cuyos integrantes se fueron contra la cuneta. Tao fue el más perjudicado. Quedó conmocionado, sin opción alguna de seguir. Thomas se reincorporó sin problemas y Roglic siguió con la bici de un compañero. Los tres primeros de la general, al suelo.
Antes, por la mañana, otros seis abandonos por Covid, incluidos cuatro ciclistas del Soudal: Hirt, Cerny, Vervaeke y Cattaneo. El equipo belga tiene más coches que ciclistas en el Giro. Los abandonos se acumulan y el pelotón se ha quedado en 140 corredores. Una famélica legión, muy lejos de los sueños de grandeza de los organizadores, que previeron una entrada triunfal de las figuras máximas por los Foros Imperiales de Roma el último día y a este paso van a aparecer con una tropa de aluvión resultado de un sálvese quien pueda de libro.
Tendrán que pedir clemencia los supervivientes, porque lo duro aún no ha comenzado en realidad y las montañas del norte esperan. ¿Será magnánimo el Giro como en 2021 cuando abrió paso en el Stelvio a Geoghegan Hart y Jay Hindley? ¿O cruel como cuando la Marmolada decidió tragarse a Carapaz el año pasado? Volvían al pelotón mirándose las heridas Thomas, Roglic y compañía cuando cayó Óscar Rodríguez (Movistar). El navarro chocó contra una casa. El golpe fue de impresión y la evacuación al hospital, inevitable.
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Por delante, una de esas fugas descabelladas a las que animan las etapas de más de 200 kilómetros. Rex (Intermarché) fue el último en ceder, después de 210 de fuga. Fue atrapado a cinco de meta. Para cerrar el día, el sprint también fue un pequeño desastre, entre Pedersen (Trek) que se vio obligado a arrancar desde muy lejos, Cavendish (Astana) que le remontó sin esperanza y Ackermann (UAE) celebrando el triunfo sin darse cuenta de que Milan (Bahrain) llegaba como un avión desde ninguna parte. Por suerte para el alemán la meta no estaba un palmo más adelante y, en efecto, ganó.
Así las cosas, lo único que se puede hacer es ver qué decide el Giro en adelante. Ha demostrado que no se deja domesticar y tiene a los ciclistas a su merced.
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