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Bruno Armirail, con la maglia rosa en el podio de Cassano Magnago. EFE
Como si jugar al baloncesto fuera tan sencillo en Varese
14ª etapa

Como si jugar al baloncesto fuera tan sencillo en Varese

El Giro sigue envuelto en la polémica después de otra etapa de lluvia y frío en la que Thomas concede una minutada a la fuga y traspasa el rosa a Armirail

Iñaki Izquierdo

Sábado, 20 de mayo 2023, 20:14

Si no fuera porque el Giro se corre en Italia, donde todo es relativo, la finezza resuelve problemas irresolubles y la belleza espera a la vuelta de cualquier esquina, a estas alturas el ánimo sería irrecuperable. La carrera es un desastre y empeora cada día ... que pasa. Este sábado por la mañana, en Suiza, aún se discutía sobre el recorte de la etapa de la víspera, que quedó en 70 kilómetros por una previsión meteorológica pésima que luego no fue para tanto. Amaneció lloviendo otra vez y la gente fue a la salida con la moral por los suelos.

Hubo alguno que dijo que si los ciclistas no quieren pasar frío ni mojarse, que jueguen al baloncesto. Lo dijo sin reparar en que la etapa llegaba a Varese, la casa de Ignis de Ossola, Rusconi, Flaborea, Meneghin y Raga. ¡Diez finales de la Copa de Europa de basket consecutivas de 1970 a 1979! Y va uno y, justo este sábado, les dice a los ciclistas que se dediquen al baloncesto. En Varese.

Así que no quedó otra que montarse en la bici en Suiza y volver a la Italia rica por la orilla del lago Maggiore. Varese es aquel equipo de leyenda –doce años sin perder un partido como local en Europa hasta que fue batido por la Jugoplastika de Split en enero de 1978– pero a la ciudad antes que el pallacanestro llegó el ciclismo. Aquí nació Alfredo Binda y el patrón de la fábrica de cocinas, Giovanni Borghi, que montó a finales de los 50 el equipo Ignis liderado por Miguel Poblet.

Tres chaquetas de Gore Tex

Así que, sin opciones en el baloncesto, una treintena de ciclistas se embarcó en una escapada multitudinaria a desafiar al frío. Jornaleros de la gloria, que diría el clásico. Y volvió a haber premio. Esta vez, doble. Después de 180 kilómetros de aventura, la etapa fue para Nico Denz (Bora). Segundo triunfo tras el de Tivoli, entonces tras 166 kilómetros de cabalgada. Anda una barbaridad el alemán de 29 años, que dio un recital. Explicó en meta que tuvo que ponerse tres chaquetas de Gore Tex para el descenso del passo del Sempione y que se quedó congelado.

Segundo fue Derek Gee (Israel), de 25, que repite puesto por tercera vez. Ya se había quedado con la miel en los labios en Viareggio y en Fossombrone. Fue cuarto en la cima de Crans Montana. Los cuatro días, tras coger una escapada de salida. Se metieron varios sprinters en la escapada, tan claro estaba que iba a llegar. Pero la paliza que lleva el pelotón se dejó notar. Oldani (Alpecin) y Ballerini (Soudal) se quedaron sin fuerzas en la recta final. Fernando Gaviria (Movistar) se había descolgado mucho antes.

El premio fue doble porque Bruno Armirail (Groupama) se hizo con la maglia rosa. El campeón de Francia contrarreloj, único triunfo de su palmarés, se metió en la escapada y agradeció el regalo del Ineos. El pelotón llegó a 21 minutos y Geraint Thomas pasa a ser segundo en la general a 1:41 del nuevo líder. El último francés en vestir la maglia rosa era Laurent Jalabert, que en 1999 la lució cinco días.

La lluvia, el frío y las etapas de doscientos kilómetros están machacando a los ciclistas y la carrera no despega. Pero el Giro siempre tiene recursos y hoy receta al pelotón un Giro de Lombardía en toda regla, con final en Bérgamo. Dicen que igual no llueve.

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