«Me exijo a mí misma el 100% y, por tanto, a los jugadores también»

-¿Cómo ha sido tu llegada al primer equipo?

-Ha sido en una circunstancia que a ningún entrenador le gusta. Llegar a coger un equipo porque otro compañero se marcha no es una situación agradable. Pero al final la estructura del club han decidido que por titulación yo era la que podía hacerse cargo y tras el partido de Copa del Rey la directiva ha decidido mantenerme como entrenadora.

-Y personalmente, ¿cómo has vivido esa llegada al vestuario?

-No es una situación agradable del todo como nos gustaría, pero al final es un reto para mí. Ya conocía más o menos la plantilla porque formaba parte del club y me lo tomo con ilusión, quiero aportar todo lo que sé para que las cosas salgan bien.

-¿Cómo te defines como entrenadora?

-Soy una entrenadora que le gusta exigirse a sí misma el 100% y, por tanto, a sus jugadores o jugadoras también y a partir de ahí me gusta mucho el trabajo diario. Vengo de un club humilde que ha conseguido muy buenos resultados gracias al trabajo diario y es lo que vivido desde pequeña. Me considero una persona con carácter, pero sobre todo trabajadora.

-¿Cuál es el objetivo que te marcas al frente del primer equipo?

-Creo que hay que ir a objetivos más a corto plazo que a largo plazo. En este momento, el primer objetivo que tenemos en mente es sacar adelante el próximo partido y a medio plazo sí que nos tenemos que plantear clasificarnos entre los cinco primeros equipos de nuestro grupo y, a partir de ahí, ya nos pondremos nuevas metas.

-Has estado siempre vinculada a la base, has sido seleccionadora de categorías inferiores, ¿cómo cambia ahora ser entrenadora de un equipo de División de Honor Plata y masculino?

-El 90% de mis equipos han sido de chicos, solo dos años he llevado equipo de chicas. Tampoco veo una diferencia de llevar unos u otros, en ese aspecto no veo ningún tipo de diferencia. En cuanto a llevar base o llevar un equipo sénior es verdad que yo me considero una entrenadora formadora, que soy maestra y por vocación me gusta la formación. Pero he llevado equipos de Primera Nacional masculina, tanto en mi club de toda la vida, en 'Sanse', como el año pasado en Dominicos, y a nivel de dinámica cambia un poco, porque esto no deja de ser un equipo profesional. Pero en lo que respecta al balonmano, hay que ponerse las pilas un poquito en algunos aspectos, cambiar algunas cosillas y ya está. Al final el funcionamiento, siempre que se lleve con ilusión, tiene que ser el mismo.

-Además, llegaste al club para coordinar la cantera, ¿qué importancia tiene la base en un club que busca ascender a la máxima categoría?

-Llegué aquí para intentar fortalecer la estructura de base, creo que la importancia de la base en un club es máxima. Si se llaman categorías base es por algo, es porque son la base de cualquier estructura. Si se hace un buen trabajo desde que los chicos son pequeños siempre es agradable tener en un primer equipo de un club jugadores que hayas sacado de tu propia cosecha. Eso es enriquecedor en todos los aspectos. La base se nutre de tener una referencia de un primer equipo y para el primer equipo también es importante que tenga una estructura de base importante. Todos nos retroalimentamos de todos. Aquí en Aranda los chicos del primer equipo son el espejo de los chicos de la base. Todos nos ayudamos entre todos y la experiencia es mucho más enriquecedora.

-¿Cómo está la base en Aranda?

-La verdad es que estamos muy contentos porque a pesar de haber sufrido mucho el tema de la pandemia en categoría femenina tenemos un equipo de cada categoría y el equipo infantil, que es el más pequeño de edad, es bastante numeroso. Estamos muy contentos con esa parte femenina. Y en la parte masculina del club llegamos a tener hasta dos equipos en algunas categorías y a nivel deportivo el crecimiento está siendo progresivo, estamos teniendo muy buenos resultados.

-Hablando del balonmano femenino, hace unos años costaba que las niñas continuaran jugando más allá de la categoría infantil, ¿esto ha cambiado?

-Sí, yo creo que esto para nosotros es un objetivo principal, fomentar el balonmano femenino aquí en Aranda es muy importante y creo que se está consiguiendo, se ha estado haciendo un trabajo estupendo en años anteriores y tenemos que seguir en esa línea de captación de niñas que quieren jugar a balonmano. Ahora mismo tenemos un equipo juvenil, un equipo cadete y un equipo infantil. Hay que intentar seguir en esa línea continuista y que desde abajo sigan subiendo niñas para que poco a poco los equipos sean más numerosos.

-Hablas del espejo en el que la base se mira en referencia al primer equipo, en este caso las niñas no tiene ese espejo porque no hay un primer equipo femenino de élite, pero sin embargo quizás puedas ser tú ese espejo que abra una puerta distinta a las niñas que están vinculadas al balonmano y que en un futuro quieran ser entrenadoras.

-Nunca lo había planteado así, pero si llegase a ser así y pudiese ser una referencia o un espejo para ellas estaría encantada. Es verdad que en Aranda no hay un primer equipo femenino, pero al final las cuestiones del balonmano masculino o femenino son menos importantes y las chicas también se pueden fijar en el primer equipo del club porque desde el primer equipo están súper implicados con las tareas de la base, algunos jugadores son entrenadores. Si yo puedo aportar mi granito de arena para que el balonmano femenino siga creciendo en Aranda, pues genial.

-No te gusta mucho la reivindicación de ser una mujer entrenando a un equipo masculino, pero probablemente sea importante esa visibilidad también para las niñas.

-Si te soy sincera jamás he vivido una discriminación en el mundo del balonmano por ser mujer. Siempre he tenido oportunidades, siempre. Y casualmente con balonmano masculino, pero podría haber sido con femenino. Pero siempre he tenido oportunidades, no he vivido una distinción importante. El mérito tiene que venir por las cosas que se consigan, por las capacidades de las personas y no por su género. ¿Que pueda dar visibilidad? No lo sé, hay muy pocas chicas que se saquen el título de entrenadora, así por estadística hay menos entrenadoras que entrenadores. Lo que sí animo a las chicas a que se hagan entrenadoras, al final es un ejemplo de que oportunidades hay. Hay que tener un poco de suerte, yo me considero una afortunada, pero no hay discriminación y las oportunidades existen y seguro que las van a encontrar

-Además de eso, eres la responsable del equipo inclusivo, ¿cómo es ese proyecto?

-Pues es un proyecto muy bonito, es una iniciativa que ha tenido el club y que me parece totalmente acertada. Este tipo de personas acepta el deporte con una ilusión y unas ganas que son envidiables. Nosotros que estamos entrenando en el día a día a veces estamos un poco hasta el moño de determinadas situaciones y te paras a pensar un poquito y ves las ganas y la ilusión con la que lo toman ellos y tendríamos que ser todos así. Esperemos que esta experiencia nos aporte muchas cosas a todos. Hay personas con diferentes discapacidades y de distintas edades y ese es el enriquecimiento de la experiencia, la diversidad.

-¿Por qué el apodo de 'La Rusa'?

-Es la típica tontería de adolescentes, el mote que te ponen en el instituto. Yo iba con una compañera que era muy morenita de piel, yo era muy blanquita y además más rubia que ahora y eso favorecía, y por el contraste me quedé con 'La Rusa'. Todo el mundo piensa que tiene que ver con mi carácter o con que sea muy seria, pero no tiene nada que ver.