El cansancio volvió a ser el peor enemigo del Villa de Aranda

Los primeros minutos del encuentro discurrieron entre constantes pérdidas de balón por ambos lados. Sólo Matheus de Novais fue capaz de ver portería en un primer parcial con las defensas como protagonistas. Sin duda, la falta de acierto en los lanzamientos y el buen hacer de los porteros, con mención especial al luso Ricardo Pinto, fueron la tónica dominante hasta el ecuador de la primera parte (2-2, min. 13).

Trató Alberto Suárez de modificar su planteamiento para romper el cortocircuito de sus especialistas ofensivos, un apartado donde sólo encontró respuesta en Matheus de Novais. La amonestación de Mitic en el cuadro arandino fue el pistoletazo de salida a un intercambio de goles en ambas porterías que terminó por beneficiar al equipo entrenado por Paco Bustos.

El preparador cordobés apostó por Joao Pedro para comandar las ofensivas del Ángel Ximénez y el jugador carioca volvió a mostrar el excelente estado de forma que ya lució en el reciente Mundial de Egipto. Con un recital anotador del central brasileño y un gol con rosca de bella factura por parte de Mitic llegaron las primeras ventajas para el siete local (8-4, min. 23)

A partir de ese punto, todo fue más sencillo para los intereses de la formación anfitriona frente a un Villa de Aranda que tuvo muchos problemas para mantenerse con vida en el partido antes del descanso. Tan sólo el acierto de Matheus de Novais, también desde los siete metros, permitió a la entidad de la Ribera del Duero ser optimista.

En el inicio de la segunda parte, Alberto Suárez apostó por Luis de Vega en la portería pese a la buena actuación de Ricardo Pinto durante la primera media hora de juego. El entrenador también dio paso al sistema defensivo con adelantado para frenar la circulación del esférico por parte de un rival que por momentos zarandeó a la defensa visitante (17-10, min. 38). Por ello, el técnico asturiano decidió parar el cronómetro y apelar al orgullo de sus jugadores con un tiempo muerto como último recurso. La reacción de sus pupilos fue inmediata con un parcial 2-6 en los mejores momentos del Villa de Aranda.

Una algarada que hizo saltar las alarmas en el Alcalde Miguel Salas hasta que la dupla arbitral señaló una exclusión muy clara sobre Souto. El resto fue cosa de Juan Castro. El central leonés manejó la batuta para convertir la guerra de guerrillas planteada por Alberto Suárez en una refriega sin mayores consecuencias gracias a un nuevo intercambio de golpes del que volvió a salir victorioso el equipo anfitrión.