Iván Benito
Lunes, 21 de octubre 2024, 12:20
Jordi Fernández, natural de Badalona, «cuna del baloncesto español», como reza el lema de la localidad, romperá este jueves uno de los pocos techos de cristal aún vigentes en el baloncesto mundial. El técnico catalán se ha hecho cargo este verano de lo Brooklyn Nets, convirtiéndose en el tercer entrenador europeo en dirigir a un equipo de la NBA. Antes solo lo hicieron Igor Kokoskov (Serbia) en la temporada 2018-2019 con los Phoenix Suns y Darko Rajakovic (Serbia) desde la temporada pasada al frente de los Toronto Raptors.
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La Liga Norteamericana siempre ha sido un terreno vedado para los técnicos extranjeros. David Blatt (Israel) o Steve Kerr (nacido en Líbano) son las otras excepciones entre las que ahora se cuela un técnico español. «Es un honor, algo muy especial», declaró el badalonés de 41 años en su presentación. «Estoy muy agradecido. Quiero que sea el único sitio en el que sea primer entrenador y pueda retirarme aquí», expresó. Su gratitud parece sincera. Su camino hasta hacerse un hueco en la competición más rutilante está repleto de méritos y sacrificios.
Jordi Fernández era base. Llegó a jugar muy joven hasta en Liga EBA pero, como la mayoría de timoneles, tenía interés en entender el juego. Comenzó a entrenar en las categorías de formación de Barcelona y Lleida mientras se licenciaba en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Se fue a estudiar a Ámsterdam y a trbajar a Noruega hasta que el verano de 2006 volvió a cambiar su vida. «Me fui a América con una mano delante y otra detrás y acabé en una empresa que se dedicaba a entrenar a jugadores profesionales en vacaciones», rebobinó en una entrevista en 'El País'.
Desde entonces, fue de salto en salto. En 2009 entró en los Cleveland Cavaliers, en 2014 se hizo cargo del equipo de la Liga de Desarrollo, en 2016 se convirtió en asistente principal de los Denver Nuggets y en 2022 en los Kings. En verano tampoco descansaba. Ayudante de Scariolo en el Eurobasket de 2017, asistente de Nigeria en los Juegos de Tokio y seleccionador de Canadá desde 2023. «Yo aquí soy uno más de ellos, los años te dan el respeto», siente una vez convertido en entrenador de la NBA.
Su hito contrasta con el peor dato en cuanto a número de jugadores españoles en la NBA. Con la salida de Usman Garuba, de vuelta al Real Madrid, desde 2003 con la llegada de Raúl López siempre había habido mínimo dos representantes en la competición a la que Pau Gasol irrumpió en 2001. En 2016 se llegó a registrar un máximo histórico de diez representantes nacionales. En la campaña 2024-2025 tan solo Santi Aldama saltará a la cancha de la mejor liga del mundo.
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El bache de jugadores españoles en esta etapa intergeneracional tras las retiradas de los Gasol, Calderón o la salida de Ricky Rubio coincide con la época donde la NBA está más abierta que nunca al talento europeo. Francia lidera la exportación con 15 jugadores; mientras Alemania cuenta con 8, Serbia con 6, Lituania y Turquía 3, mientras que la presencia en Euroliga y ACB también va decreciendo año a año. Ahí afecta la proliferación de la marcha de muchos de los jóvenes prometedores a la Universidad Estadounidense, siguiendo el camino de Santi Aldama. Por el momento, proyectos como el de Izan Almansa y Aday Mara (2005) apenas cuentan con protagonismo, mientras Juan Nuñez (2004), elegido este verano en el Draft (puesto 36º), está por ver si finalmente logra dar el salto.
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