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España soñó hasta el final, cuando un último cuarto catastrófico de las chicas dirigidas por Miguel Méndez hizo que lo que habían construido con un ejercicio defensivo colosal durante todo el duelo se fuera abajo ante el potencial ofensivo de Bélgica. El equipo que dirige ... Rachid Meziane estuvo liderado por Meesseman y Linskens –40 puntos entre ambas– para dejar con la miel en los labios a las españolas, que se marchan de Eslovenia con una plata y de nuevo, en la élite del baloncesto europeo.
El oro estuvo cerca, muy cerca. La selección lo rozó durante 37 minutos, pero la final ante Bélgica, la gran favorita, se hizo demasiado larga. Las belgas eran la última piedra en un camino en el que las de Méndez tuvieron que escalar de manera constante para aliviar los nervios iniciales del torneo. La mancha de Letonia no hizo más que sacar la fuerza de un grupo increíble que ha jugado cada encuentro como una final y que ha ido dejando rivales a su paso. España pegó el acelerón hacia la élite tras arrollar a Montenegro y Grecia, para convertirse en un vendaval frente Alemania, ante la que logró uno de los seis billetes al Preolímpico, y superó el músculo de Hungría antes de dejarse el oro ante un combinado que fue deslizándose por la pintura del Eurobasket bajo 'La marcha imperial' de Star Wars.
España
Cazorla (3), Torrens (8), Casas (14), Carrera (12) y Gil (4) -quinteto titular- Quevedo (0), Ouviña (0), Ginzo (10), Domínguez (0) y Rodríguez (7).
58
-
64
Bélgica
Allemand (9), Vanloo (13), Delaere (0), Meesseman (24) y Linskens (18) -quinteto titular- Massey (0), Mununga (0), Resimont (0) y Mbaka (0).
Árbitros Forsberg (Din), Tomic (Cro) y Männiste (Est). Sin eliminadas.
Incidencias 1.500 espectadores en el Arena Stozice de Liubliana. Final del Eurobasket.
España compite como nadie pero enfrente estaba la mejor selección del campeonato. El torneo de Bélgica ha sido ejemplar, arrasando con todo hasta semifinales. Eso sí, nadie hasta ahora le había defendido a las de Rachid Meziane como lo hacía el equipo español, que dominó esa faceta durante casi todo el duelo, pese a la clarísima superioridad física belga.
El duelo comenzó como se esperaba. El cerebro de ambas selecciones marcaban la diferencia. Alba Torrens y Emma Meesseman estrenaban el electrónico. La estrella belga desafiaba la defensa española, que con Queralt Casas y Raquel Carrera demostró una gran concentración. Dejar en 13 puntos en el primer cuarto a un equipo con el potencial ofensivo belga es digno de aplaudir.
Las imprecisiones entraban en juego en el tramo final del segundo cuarto, pero la paciencia española mantenía el pulso. El ADN ganador de España estaba presente en Liubliana y asomaba en una Queralt Casas en modo anotador, así como en un planteamiento táctico de desgaste a la súper estrella belga. La presencia en la final no era fruto de la casualidad. El combinado español, casi siempre presente en las grandes citas pese a perderse el último Mundial en 2022, es una excelente mezcla generacional en la pista, con un grupo que une veteranas de la anterior etapa con otro de jugadoras de futuro que piden paso con fuerza.
Carrera iba sumando puntos y ampliaba una diferencia con la que Vanloo y Meesseman no estaban de acuerdo. Casas desbordaba confianza y ponía música de rock and roll en cuanto la dejaban armar el brazo. Pese a los intentos belgas de recortar, España seguía manteniendo la distancia de seguridad pero Bélgica, a pesar de no estar cómoda, jamás se iba del partido.
A estas alturas estaba más que claro que las defensan iban a determinar al ganador en el último período, pero con lo que no contaba España era con la resurrección de las estrellas belgas. Ginzo inauguraba el casillero en el último cuarto con un triple al que respondía Linskens desde más allá del 6,75.
Todo se torció ahí para España. Una cadena de imprecisiones provocó que Bélgica pusiera el aliento en el cogote. El balón quemaba y Meesseman ponía a las suyas por delante por primera vez en el encuentro. Si las grandes aparcen en los momentos importantes, ahí estaba Alba Torrens, discreta desde los primeros compases hasta el momento decisivo. Pero ya era demasiado tarde para la reaparición de la estrella española, que brilló en las semifinales.
Otra jugada colectiva de Bélgica, que encontró su mejor versión en el último cuarto, preludiaba una canasta a placer. Así un par de veces más. Ya no acariciaban el título, lo tenían en sus manos.
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