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Pilar Vidal
Madrid
Lunes, 13 de abril 2020, 00:34
Tres periodistas se han convertido en la esperanza para casi dos millones y medio de españoles que cada mañana conectan con ellas a través de sus televisores con la ilusión de que la cifra de curados sea mayor que la de contagiados, o reconfortarse ... con los testimonios de superación de esta eterna cuarentena.
Aunque llevaban días antes del estado de alarma tomando precauciones, el lunes 16 de marzo, Susanna Griso, María Casado y Ana Rosa Quintana vivieron el impacto de la pandemia en directo al ver sus platós vacíos, sus equipos reducidos a la mitad, sin maquilladores, peluqueros ni estilistas y los colaboradores entrando telemáticamente desde sus casas. Pero ahora más que nunca sienten la obligación de informar a pesar de estar expuestas al contagio diariamente.
«Llego a la misma hora, pero ahora tengo que dedicarle más tiempo a la 'chapa y pintura' porque mi equipo, que es maravilloso, me tiene el punto muy cogido y van muy rápido. A mí, por contra, me cuesta mucho más», confiesa Griso. Ahora se arregla ella misma: «Creo que es más que evidente. Como les digo a ellas, cada día de confinamiento y con servicios esenciales conmigo en pantalla se convierte en un homenaje a ellas. Las echo mucho de menos».
Desde antes de que se decretase el estado de alarma, dividieron el equipo en tres grupos: A, B y C, que siempre rotan y nunca coinciden. «Buena parte de la gente teletrabaja, todas las reuniones son telemáticas porque en la tele solo estamos los imprescindibles y, francamente, nos apañamos muy bien. Pensé que sería más complicado». A pesar de ser pocos mantienen las distancias de seguridad. «Yo solo veo a mis compañeros en el plató porque todas las reuniones (la de las 6:00 y las 14:00 horas) son telemáticas. Hemos reducido el contacto al máximo y todo lo desinfectamos continuamente», explica.
Y aunque muchos psicólogos recomiendan no estar sobreinformados de la pandemia, Griso defiende el papel de 'Espejo Público': «Creo, honestamente, que hacemos un programa muy equilibrado: informamos alejados de cualquier alarmismo. Y a la vez entretenemos. Creo que nunca me lo habían dicho tanto como ahora». Estos días son una continua enseñanza no solo a nivel televisivo también a nivel personal. «Me he dado cuenta de que somos mucho más resilientes de lo que pensábamos. Y que, ante situaciones de emergencia, estamos dando muestras de madurez, tolerancia, solidaridad y un humor inquebrantable. Casi todos hemos perdido a personas queridas y ni siquiera nos hemos podido despedir, pero ahí estamos... luchando».
Para la que también está siendo una lección de vida es para María Casado, la presentadora de 'La Mañana' de La 1. «Nada será igual... pero no me asustan los cambios. Rendirse no es una opción», asegura. Ella también está haciendo prácticamente el mismo horario. «Entro de madrugada y salimos más tarde. Hemos alargado el programa una hora. Pero la realidad es que todo el equipo está trabajando todo el día buscando historias, testimonios, denuncias... Tengo ordenador para teletrabajar por las tardes desde casa».
Lo de arreglarse cada mañana sola en el camerino está siendo un reto. «Le pongo muchas ganas, pero sé que nada es comparable con el trabajo del equipazo de maquillaje, peluquería y estilismo de RTVE. Del ejercicio de observar, se aprende mucho», sostiene.
Al igual que sus competidoras ha visto doblar casi su audiencia. Su espacio cosecha entre un 10 y un 12% del 'share' diario. 'Espejo Público' ronda el 17% y 'El programa de Ana Rosa' un 18% de cuota de pantalla. Son tiempos de estar informados, aunque algunos aboguen, por lo contrario. «Son muchos días de confinamiento y muchos momentos de norias emocionales... En 'La Mañana' apostamos por la información, pero sin olvidarnos de que detrás de cada cifra hay personas, situaciones complicadas, sufrimiento... aunque también héroes, solidaridad, generosidad... Hay que ponerle piel a la información».
Ambas junto a Ana Rosa Quintana regresan este lunes al frente de sus espacios, tras cuatro días de desconexión total aprovechando esta atípica Semana Santa. «De las cosas que más echo de menos es abrazar a mis hijos. Por salir de casa estoy manteniendo una distancia física con ellos y sueño con poder abrazarlos a ellos y también a mis amigos. El día que podamos volver hacerlo será el día que superemos esta pandemia», reconocía emocionada Quintana durante uno de sus programas.
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