'Ruralitas', un programa con el foco en la España vacía

«Pensamos que sería un proyecto precioso poder hablar de cómo está quedando el país, si realmente es una España vaciada o sigue siendo una España potente, con un montón de servicios que ofrece a las grandes urbes», dice Castellano sobre el formato, que pretende mostrar «un mundo que desconocemos».

De hecho, Castellano opina que existe una gran ignorancia sobre la materia, ya que no les ha sido tan difícil «rastrear profesiones y maneras de vivir diferentes» en esos pequeños pueblos, incluso los que tienen un solo vecino. En ellos, se pueden encontrar panaderos que, lejos de quedarse en realizar «un trabajo como muy ancestral», le ponen «unas notas de modernidad» que no tienen nada que envidiar a «las panaderías más 'cool' de Madrid».

Por ello, 'Ruralitas' busca ese tipo de perfiles que demuestran que «esa España no se ha quedado anclada en los años 60», sino que simplemente «tienen una forma de vivir diferente a la de la ciudad». Y que además, vertebren y aporten a la comunidad en la que viven, ya que son los auténticos protagonistas del formato. En 'Ruralitas' no hay presentador, ni narrador, y son los propios habitantes quienes, a través de su profesión, enlazan con otros personajes de su pueblo o los de alrededor.

Ese es el único criterio de selección. Y uno de los que cumple esos requisitos es Gerardo, un quesero residente en Anguiano (La Rioja), que, además, ejerce como vendedor ambulante. También lo hacen Joaquín y Juan, agentes del Seprona, del cuartel de la Guardia Civil de Ibi (Alicante), que tienen a su cargo varias localidades del Condado de Cocentaina, y que son, junto a Gerardo, los principales protagonistas del programa de mañana.

El equipo del 'Ruralitas' contaba con que acabaría sorprendido con la experiencia, pero no tan gratamente, pues la mitad acabó las grabaciones «con ganas de irse a vivir a un pueblo». Pero no se han centrado únicamente en esa parte bucólica y que plantea «una sociedad en la que todo es maravilloso», sino también en esa otra cara«megadura», porque «con tan poca gente, a veces es difícil sobrevivir».