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Las horas previas a la final de Eurovisión, lejos de ser lúdicas y festivas, se han convertido en un ir y venir de comunicados, dudas sobre la participación de Irlanda y hasta una expulsión. Si bien lo primero que se conocía este sábado era ... la desclasificación de Países Bajos de la gran final de la 68 edición, ahora está en el aire que Bambie Thug suba al escenario del Malmö Arena tras un incidente por el que la propia artista, a través de su perfil de Instagram, ha pedido explicaciones a la Unión Europea de Radiodifusión (UER). «Hay decisiones que tomar», explica en el breve comunicado que finaliza con un «Espero poder veros esta noche sobre el escenario». Por el momento, aunque la artista no ha participado ni en el desfile de banderas ni en los ensayos de la gran final, no hay una decisión ni ningún comunicado de la propia organización que explique la situación ni si Irlanda se subirá finalmente al escenario.
Pero mientras la incertidumbre crece, el representante de Francia, Slimane, ha interrrumpido su actuación durante el ensayo de la gran final para pedir unidad en el festival. «Cuando era niño soñaba con la música, soñaba con este sueño de ser cantante para cantar la paz […] Necesitamos estar unidos por la música, sí, pero con amor y paz», ha dicho en referencia al lema de Eurovisión (Unidos por la música).
Fue a primera hora de la mañana cuando la UER decidió expulsar al representante de Países Bajos Joost Klein por un «incidente ocurrido después de su actuación en la semifinal del jueves por la noche» con una mujer del equipo de producción del evento que se está celebrando en Malmö (Suecia). La Policía está investigando este suceso, según señaló la UER en un comunicado. «Mientras el proceso legal sigue su curso, no sería apropiado que continuara en el concurso», indicó el estamento organizador. Aún así, desde la televisión de Países Bajos consideran la desclasificación «desproporcionada». ya que aseguran que el artista increpó a unas personas que le estaban grabando a pesar de que Klein les había mostrado su negativa a que lo hicieran.
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«Mantenemos una política de tolerancia cero hacia el comportamiento inapropiado en nuestro evento y nos comprometemos a proporcionar un entorno de trabajo seguro para todo el personal del concurso. En vista de ello, el comportamiento de Joost Klein hacia un miembro del equipo se considera contrario a nuestras normas», explicó la UER, que indicó que la final de la 68º edición de Eurovisión contará con 25 participantes.
Además, la organización recalcó que «el incidente no implicó a ningún otro artista o miembro de la delegación», saliendo al paso de los rumores que indicaban que la persona supuestamente agredida era un miembro de la delegación israelí. Porque el viernes por la tarde, el Malmö Arena donde se disputa el certamen musical más importante del planeta se convirtió en un hervidero de rumores por la ausencia de Países Bajos en el ensayo general ante los jurados profesionales.
La UER solo indicaba que se había abierto una investigación por un «incidente» en el que estaba involucrado Klein. De esta manera, el representante neerlandés pedía la oportunidad de cantar en directo ante los jurados profesionales de todos los países participantes, que votaban en base a la interpretación. En su lugar evaluaron la actuación que realizó durante la segunda semifinal.
Era una situación extraña, ya que el cantante sí apareció en el desfile de banderas al principio del primer ensayo general de la mañana, pero no subió a defender su canción. Ante su ausencia, la candidata de Israel, Eden Golan, acudió al escenario para continuar con la programación del festival. Una cantante en la que están puestas todas las miradas debido a la guerra en la Franja de Gaza.
Las tensiones entre el candidato neerlandés y Golan comenzaron en la madrugada del viernes, en la rueda de prensa posterior a la segunda semifinal. Tras agradecer el apoyo que ha recibido su tema 'Hurricane', un periodista le preguntó a la artista israelí si creía que su presencia en el festival podría estar poniendo en riesgo la vida del resto de participantes. «No tienes que responder si no quieres», le dijo el presentador de la televisión sueca Jovan Radomir a Golan. A lo que Joost Klein, que se tapó la cara con una bandera palestina durante la intervención de Golan, le espetó: «¿Por qué no?».
Fue un cruce de palabras que puso en evidencia el descontento de algunas candidaturas de que Israel pueda participar en esta edición del festival. Aún así, y aunque la UER se negó a vetar al país hebreo, este jueves fue el televoto, es decir, el público, quien permitió a Eden Golan continuar en el concurso y luchar en la final por conseguir el micrófono de cristal de la edición más politizada de los últimos años.
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