TVE ha cerrado 2021 con una paupérrima cuota de pantalla del 8,8% en el acumulado anual y no ha logrado superar la barrera del 10% en ningún mes del año, ni siquiera en el último (con loterías, nochebuenas y campanadas, en las que suelen ... ser principal referencia para el público). La cadena pública ya no compite con las grandes, Antena 3 y Telecinco, pero se empeña en perpetuar un esquema de programación que no le funciona. Más allá de 'Masterchef' (al que convendría dar descanso por las polémicas a las que se ha enfrentado en este curso y por la sobreexposición con tantas versiones) no consigue acertar con ningún otro formato en su canal principal.

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Lo curioso es que hay banquillo en la casa, profesionales que están dando que hablar a pesar de que su trabajo se exhiba en escaparates con proyección más limitada. Lo hemos comprobado estas Navidades con el especial 'Quién se ríe ahora' (una idea bienintencionada aunque torpemente ejecutada), que se presentó en RTVE Play pero que merecía haber ocupado un 'prime-time' por la repercusión que ha logrado después. Era ocurrente y oportuno. Lo mismo ha sucedido con dos series, 'Ruiz-Mateos, el primer fenómeno viral' y 'Lucía en la telaraña', estrenadas en la misma plataforma, que van ganando adeptos gracias al boca-oreja.

Son tres proyectos arriesgados, diferentes, de difícil encaje en otras emisoras. Son, por todo ello, lo que uno espera de una tele pública. Luego están los de 'Cachitos', que cada año lo hacen mejor. Esta Nochevieja no solo cumplieron las expectativas con los ya célebres subtítulos de las canciones, sino que organizaron un especial previo dedicado a Raffaella Carrá, original y bien justificado. Va siendo hora de cambiar planteamientos y objetivos. Si se da opción a la plantilla, esta le puede sorprender con alegrías.

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