El teatro británico honra a Nuria Espert

La Royal Central School of Speech and Drama, ahora parte de la Universidad de Londres, ha producido personalidades extraordinarias de las artes dramáticas británicas. Entre ellas destacan desde Laurence Olivier a Peggy Ashcroft o Judi Dech, de Julie Christie a Harold Pinter, de los hermanos Redgrave, Lynn y Vanessa, hasta incluso el gran productor de musicales y conciertos Cameron MacKintosh.

La directora de la escuela, Josette, Bushell-Mingo, afirmó que «no son frecuentes los momentos en los que una puede estar cerca del poder e influencia de una artista como Nuria Espert». «Aprender sobre su obra ha sido una auténtica inspiración, refleja cómo el poder de una persona puede cambiar la vida de muchas y la fuerza imparable de las artes para clamar verdad y humildad».

María Delgado, hija de uno de los niños del País Vasco en Inglaterra en la Guerra Civil y promotora de esta iniciativa, la describe en su libro 'Otro' Teatro Español' como «una actriz internacional en la escena española». Esta historiadora del teatro y el cine español subraya el gran respeto con que han recibido la obra de Espert en Reino Unido, Francia y otros países europeos.

La niña nacida en Hospitalet de Llobegrat, en 1935, de padre carpintero y madre empleada de una fábrica textil, siguió a sus progenitores a los 'niues d'art', nidos de arte, que eran bares con una tarima en donde los obreros se reunían para cantar zarzuela u ópera y recitar versos. De allí pudo saltar a la escuela y a una educación que desde muy joven estaba enfocada hacia el teatro.

Delgado, catedrática de la Universidad de Londres, sigue ahora a Espert en su gira española con la obra 'La isla del aire', y habla con entusiasmo del duende y poder de la actriz, productora y directora de origen catalán. Ha estudiado su trayectoria con gran detalle y admiración y la considera una artista extraordinaria, con una reputación similar a la legendaria Margarita Xirgu, en el inicio del siglo XX.

En el inicio de su conversación, Delgado recuerda su puesta en escena de 'La Casa de Bernarda Alba' en 1986. «No había un registro de García Lorca en Inglaterra, la gente decía que sonaba raro en inglés, y ella abrió el mundo anglosajón a Federico García Lorca. Con un reparto espectacular», recuerda. Entabló una estrecha amistad con Glenda Jackson, a quien entregó precisamente el papel protagonista de Bernarda.

La inglesa se inspiró más tarde en la gesta de su amiga, que encarnó con 80 años al rey Lear, esa figura de William Shakespeare, ciega para entender verdad y mentira, arrepentida de su previo desdén por su hija fiel. La gran Jackson, fuerza también de la naturaleza, decidió emularla. Y las dos mujeres, a sus ochenta años, han sellado la estampa contemporánea de ese rey que el bardo retrató también como hombre de 80.

Aquella dirección de la obra de Lorca le abrió las puertas de los escenarios británicos; también para la dirección y puesta en escena de óperas, en la Scottish Opera de Glasgow o en la Royal Opera House de Covent Garden, en Londres. En el homenaje realizado este lunes estaban cuatro actrices de su reparto en 'La casa de Bernarda Alba', así como participantes en sus versiones operísticas de Madame Butterfly, Rigoletto o Carmen.

Espert ya había causado un fuerte impacto en Londres en un festival internacional en la década de los setenta. En colaboración con un vanguardista dramaturgo argentino asentado en París, Víctor García, presentaron versiones memorable de 'Las Criadas' de Jean Genet, de 'Yerma' de Lorca y también de la más universal obra de Valle-Inclán, 'Divinas palabras'. Sus representaciones en el National Theatre, en junio de 1977, coincidieron con las primeras elecciones democráticas que había en España desde el tiempo de la república.

En su discurso de recepción del premio, Espert recordó que su primer papel destacado, el de Medea, se debió a la enfermedad de la actriz titular. «Mi vida está hecha de saltos mortales y alguna caída, pero nada grave. Mostró afecto a «esta ciudad y sus gentes del teatro, a las que yo adoro y que me acogieron como uno de ellos». El galardón es «paradójico y especial», porque ella no fue a la universidad. Pero «los libros, todos los libros, han sido mi protección», dijo ante los presentes en el acto de su doctorado escénico.

Asimismo, resaltó que allí a donde va le ofrecen una silla, «pero prefiero seguir caminando». Para demostrarlo, recitó con claridad y fortaleza los famosos versos «Verde que te quiero verde», del Romance Sonámbulo de su admirado García Lorca.