El disco viajó al espacio en la sonda Rosetta. R. C.

La rosa de las lenguas

Un diminuto disco de níquel y titanio contiene trece mil páginas de textos traducidos a 1.500 idiomas con idea de protegerlos. Se llama Proyecto Rosetta

Gonzalo Cámara

Sábado, 4 de septiembre 2021, 01:46

La evolución de las lenguas a lo largo de los siglos y su riqueza se refleja en los casi 7.000 idiomas hablados que hay en el mundo. Pero el avance de los más predominantes amenaza la existencia de otros más «pequeños» y menos utilizados. ... Para evitar su extinción, un diminuto disco de níquel y titanio se ha convertido en su mejor salvaguarda. Se trata del llamado Proyecto Rosetta, un nombre que ya desvela su relación con la conocida piedra descubierta en 1799 por las tropas de Napoleón en Egipto. La famosa pieza contiene inscripciones en egipcio, demótica y griego antiguo, y sirvió a los lingüistas para entender el significado de los jeroglíficos, permitiendo ampliar los conocimientos sobre esta civilización.

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The Long Now Foundation, con sede en San Francisco, ideó hace años este minúsculo disco que incluso viajó al espacio en 2004 a bordo de la sonda Rosetta de la Agencia Espacial Europea. Sus lingüistas, filólogos, informáticos y antropólogos defienden la estrecha relación entre la diversidad lingüística y la cultura humana, y la importancia de garantizar la existencia de esos idiomas para que se puedan seguir transmitiendo «en el espacio y en el tiempo». En el disco está grabado a escala microscópica un texto y su traducción a 1.500 idiomas vulnerables del mundo, entre ellos el bable, el euskera, el catalán o el gallego, así como más de 13.000 páginas de información sobre estas hablas, como su ubicación en la geografía mundial, sus reglas gramaticales, algunas descripciones sonoras e incluso un vocabulario básico. Así, aunque muriese la última persona sobre la faz de la Tierra capaz de recordar alguna de esas lenguas, las traducciones paralelas permitirían rescatar los significados y las sonoridades perdidas. «El disco de níquel es una piedra Rosetta universal y portátil, un acto de resistencia frente al olvido irrevocable de las palabras», dice la escritora Irene Vallejo en su exitoso ensayo 'El infinito en un junco', que recorre la vida de los libros.

Una caja fuerte

No es fácil distinguir las palabras en las diminutas 400 micras (menos de medio milímetro) de ancho de las páginas, pero en el anillo exterior sí se puede leer 'Lenguas del mundo' en los ocho idiomas más importantes, el español entre ellos. Su potencial informativo reside en un conjunto de descripciones de cada una de las lenguas, como su ubicación en el mapa, reglas gramaticales, algunas descripciones sonoras, vocabulario básico e incluso algunos textos universales como la Declaración de los Derechos Humanos. Esta 'caja fuerte' de los idiomas recuerda a la 'bóveda del fin del mundo', un almacén que custodia en el Ártico un millón de semillas de más de 5.000 especies de plantas de cultivo procedentes de 233 países. Esta fortaleza helada de hormigón garantiza que la biodiversidad de todas estas especies esté protegida frente a una posible catástrofe mundial. De alguna forma. el disco de la Long Now Foundation también pretende que las lenguas minoritaras perduren en el tiempo ante amenazas como la globalización. Antoni Oliver, profesor de los Estudios de Artes y Humanidades en la Universidad Oberta de Catalunya (UOC) cree que lo mejor para proteger las lenguas en peligro es que se usen y se enseñen en cada región. «Se debe intentar que se conserven por sí solas», asegura.

Sostiene que el desarrollo de las diferentes culturas depende en gran medida del avance de sus lenguas. Aunque este trabajo de documentación en un formato tan original resulte muy interesante en los medios, Oliver afirma que se debe tener en cuenta otros aspectos como la política lingüística. «La forma en la que tratas estas lenguas en peligro dependen del fomento de su uso y enseñanza en cada región. Pone a España como referencia, pues opina que regiones como Galicia, País Vasco o Asturias están perdiendo fuerza debido a la falta de políticas de conservación que las respeten y fomenten. Aunque para muchos pueda resultar inútil invertir en estas pequeñas regiones, Oliver defiende que aún mantienen mucha actividad y su patrimonio cultural debe conservarse. «Incluir cientos de palabras del aragonés en el disco no es suficiente. Se debe empezar por pequeños pasos previos como colocar textos por las calles, realizar programas de televisión y radio o invertir en publicaciones de libros de estas lenguas afectadas...», asegura.

La primera versión de 'The Rosetta Proyect', cumplió con su objetivo marcado de recopilación de información en 2002 y su trabajo en la investigación lingüística ha crecido notablemente. Desde entonces han obtenido más de 100.00 páginas de información de más de 2.500 idiomas almacenados en una colección digital a disposición del público, considerado por sus impulsores un principio esencial para que el proyecto y sus objetivos perduren en el tiempo.

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