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Reconstrucción del yacimiento de Casas de Turuñuelo (Guareña, Badajoz) Construyendo Tarteso / R. C.
Respeto tartésico a los animales

Respeto tartésico a los animales

Hallan en Casas del Turuñuelo los restos del mayor sacrificio de especies en el Mediterráneo occidental durante la primera Edad de Hierro

Sábado, 9 de diciembre 2023, 02:15

La creencia en la existencia de los tartesios estaba más cerca de la leyenda que de la realidad, hasta que en 1958 se descubrió el tesoro de El Carambolo en Camas (Sevilla) de forma casual. La historia de estos habitantes de la península ibérica comenzó ... a atraer a más investigadores, dispuestos a desentrañar los misterios (que son muchos) de este pueblo surgido entre los fenicios y que se asentó en Cádiz, los valles del Guadalquivir y el Guadiana, parte de Extremadura y el sur de Portugal entre los siglos XII y V antes de nuestra era.

Uno de esos yacimientos de la cultura tartésica es el de Casa del Turuñuelo, en Guareña (Badajoz), donde se comenzó a excavar hace cinco años cuando se encontró una casa de dos plantas. Primero descubrieron un altar y luego aparecieron huesos de animales en diferentes capas. Ahora una investigación liderada por el Instituto de Arqueología (IAM-CSIC) ha determinado que se trata del mayor sacrificio animal descubierto en el Mediterráneo occidental durante la primera Edad del Hierro.

Eran 52 animales dispuestos en diferentes rituales. «Se realizaron en los últimos años del edificio hasta su abandono, cuando fue sellado de forma intencionada a finales del siglo V a. n. e. bajo un túmulo de 90 metros de diámetro y seis de altura», explican Sebastián Celestino y Esther Rodríguez, directores del IAM en el estudio publicado por Plos One. Las razones que llevaron a los tartesios a sepultar todo sigue siendo un misterio para los investigadores.

Tres fases

Los científicos, tras realizar diversas pruebas tafonómicas (análisis del proceso de fosilización) y microestratigráficas (interpretación de las rocas a nivel microscópico) y dataciones radiocarbónicas, determinaron que en Badajoz había tres niveles donde se depositaban seis bovinos, cuatro cerdos, un perro y 41 équidos. En el primero, detectaron que los animales estuvieron expuestos a la intemperie de forma parcial, ya que sus huesos fueron roídos por carroñeros.

En la segunda y tercera fase, los esqueletos están completos y en conexión anatómica, lo que indica que fue un entierro rápido. «Junto a dos équidos, se depositaron los restos de un banquete», apuntan María Pilar Iborra y Silvia Albizuri, del Instituto Valenciano de Conservación, Restauración e Investigación y del Instituto de Arqueología de la Universidad de Barcelona, y que han liderado el estudio.

En ese último festín se consumió carne bovina y porcina y también se hallaron vegetales incinerados, tal vez usados como parte de las ofrendas. «La disposición de los cadáveres de los animales sugiere una intención en la exposición y escenificación de los sacrificios», apuntan los científicos. «Es importante el protagonismo de los équidos en estos sacrificios, hecho que evidencia la relevancia de estas especies en los sistemas económicos y en la cultura de las comunidades de la Edad de Hierro», concluye el estudio.

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