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El chileno Raúl Zurita se incorporó este martes al exclusivo club de ganadores del premio Reina Sofía de poesía Iberoamericana, galardón que mereció por su palabra «comprometida con la vida, la libertad y la naturaleza». Considerado como el Cervantes de la lírica y dotado ... con 42.100 euros, es el más importante reconocimiento institucional de poesía en español y portugués. El poeta chileno se lo adjudicó por una obra que es, según el jurado, «un ejemplo poético que se sobrepone al dolor».
«Ojalá que en estos tiempos que vivimos a todos nos sobrevuelen versos como 'Aire de Mahattan en Atacama' donde Zurita clama 'Ni pena ni miedo'. Ojalá sea un ejemplo de cómo sobreponernos a tanto dolor y tanto pesar», dijo la presidenta de Patrimonio Nacional, Llanos Castellanos, al comunicar el fallo de un jurado que se reunió de manera telemática a causa del coronavirus.
«Es un faro de la poesía iberoamericana desde los años setenta. Con su libro, 'Purgatorio', se convirtió en un referente de las vocaciones poéticas con su lenguaje libre, arrebatado y ajustado», dijo el poeta, director del Instituto Cervantes Luis García Montero de la calidad poética de Zurita.
«Es el emblema de la gran tradición de la poesía chilena, y en libros como 'Anteparaíso' o 'La vida nueva' demuestra que se puede defender frente el miedo y la represión la bondad de la palabra poética como dignidad de los seres humanos» agregó, García Montero, que fue miembro del jurado. «La figura de Raúl Zurita es un mar abierto capaz de enfrentarse y golpear a las rocas y su obra une a toda la comunidad iberoamericana», concluyó.
Raúl Zurita Canessa (Santiago de Chile, 1950) estudió ingeniería en la Universidad Federico Santa María de Valparaíso. En esa ciudad costera conoció al artista Juan Luis Martínez en el año 1970, desarrollando junto a él una intensa actividad artística en el CADA (Colectivo de Acciones de Arte), parte de la neovanguardia chilena, corriente de una profunda experimentación que se ligó a la subversión contra la dictadura militar de Pinochet en la década de 1970.
Detenido y torturado, su vida está marcada por la huella de la dictadura. Su obra está teñida por esta oscura y dolorosa experiencia, pero no con un tono de denuncia explícita, sino a través alusiones críticas. Zurita desarrolló un cuestionamiento extremo del lenguaje «para liberar al texto de todo contenido ideológico, de la comodidad de la convención, y poder acercarse así a la expresión del dolor, en sí mismo irrepresentable». En su obra hay una fuerte influencia italiana debida a su madre y su abuela, que le enseñaron el italiano que le permitiría leer 'La Divina Comedia' de Dante Alighieri en su idioma origina. La Biblia o el Popol Vuh maya también se reflejan en sus versos.
En sus comienzos incorporó otros soportes más allá del libro, dotando a su poética de una dimensión interdisciplinar mediante la incorporación de fórmulas científicas, interconexiones con imágenes, la evocación musical o incluso la intervención en el propio cuerpo a través de performances.
Es autor de una vasta obra con títulos como 'El sermón de la montaña' (1971), 'Purgatorio' (1979), -vinculado a 'La Divina Comedia'-, 'El paraíso está vacío' (1984), 'Canto de los ríos que se aman' (1993), 'Poemas militantes' (2003), 'Las ciudades de agua' (2008) o 'Cuadernos de guerra' (2009). Muy influyente en otros poetas, su versos están traducidos al inglés, alemán, sueco, griego, árabe, italiano y ruso. Han merecido premios como el Pablo Neruda (1988), el Nacional de Literatura de Chile (2000) o el Casa de las Américas de Poesía José Lezama Lima (2006).
Zurita toma el relevo e Joan Margarit, el poeta catalán que el año pasado hizo doblete al ganar el Cervantes. El Reina Sofía se falla en el Palacio Real cada primavera, pero este año se aplazó por la pandemia. Zurita lo recibirá, coronavirus mediante, de manos de la reina Sofía siempre que se mantenga el tradicional acto que se celebra cada otoño también en palacio.
Concedido por la Universidad de Salamanca y Patrimonio Nacional, premia la obra de un autor vivo que «por su valor literario constituya una aportación relevante al patrimonio cultural común de Iberoamérica y España». Incluye la publicación de una antología critica con estudio y notas a cargo de un destacado profesor de literatura de la Universidad de Salamanca. También la celebración de unas jornadas académicas sobre la obra del ganador en la Facultad de Filología de la centenaria universidad.
Con trece ganadores, España copa un palmarés en el que hay dos chilenos -Gonzalo Rojas y Nicanor Parra-, dos uruguayos, -Mario Benedetti e Ida Vitale-, dos portugueses -Sophia de Mello Breyner y Nuno Júdice-, y dos nicaragüenes -Ernesto Cardenal y Claribel Alegría. Como el Cevantes el Reina Sofía suele cumplir la Ley no escrita para alternarse entre poetas españoles e iberoamericanos.
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