Lo primero que quiero decir es que, paradójicamente, estos siguen siendo unos buenísimos tiempos para el periodismo. Y en ese sentido creo que el premiado es un afortunado porque, seguramente, este premio nos dice que es posible un periodismo comprometido, un periodismo como el que ... hacía David Gistau. Y seguramente este periodismo es más necesario que nunca.
Esta sociedad necesita del periodismo más que nunca, porque necesita referencias. En un momento en el que todo esta pasando por la bara de medir del populismo que pretende igualarlo todo y manipularlo todo, un periodismo comprometido, independiente, sagaz, un periodismo como el que hacía David es esencial.
David era polifacético, David era contundente, era creativo. David era también un periodista rebelde y, sin embargo, era un periodista provocador y, sin embargo, no era un periodista arrogante, no era un periodista pagado de sí mismo, había en él unas ciertas dosis de humildad que le permitían compartir cosas con los demás y dudar; cuando hablablas con él, él, en algunos aspectos, podía dudar y podía ser una persona absolutamente receptiva a lo que le dijeras.
Él demostró que se puede ser una auténtica figura del periodismo conservando ciertas dosis de humanidad y de humildad, lo cual es importante. La desaparición de la persona es trágica, por irremediable, pero también lo es que nos hayamos perdido todo lo que nos habría podido contar de lo que está sucediendo. Efectivamente, uno echa de menos cada día cómo podría contarnos lo que vemos David Gistau.
David tenía que habernos contado lo que está pasando desde su agudo punto de vista, y eso ya no será posible. Uno es capaz de valorar el tamaño de una persona y, luego, paradójicamente, cuando esa persona desaparece resulta que el agujero que deja es más grande que el tamaño que representaba cuando estaba, y el agujero que deja David es un agujero tremendo, es un espacio tremendo que habrá que ir rellenando, desde luego, y espero que este premio contribuya a rellenar ese espacio que David deja.
Ha habido momentos en mi vida profesional que han supuesto grandes alegrías, hay otros que han supuesto amargos tragos. Cuando David dejó El Mundo y se vino a Vocento, fue un trago amargo, evidentemente. Cuando David volvió a El Mundo fue una inmensa alegría. Y cuando David nos ha dejado uno se da cuenta de que todos le hemos perdido, unos y otros.
Como anécdota, me quedo con el último libro de David dedicado por él, que conservo con cariño, y su dedicatoria, y me quedo con la última fotografía que se le hizo a David, que por azar del destino, se la hice yo. Es una fotografía con motivo de una cena que le hacíamos a otro gran maestro del periodismo, que es Raúl del Pozo. Y ya, después de la cena, estábamos juntos con David Gistau y, paradojas del destino, de todos los que estaban en esa foto, dos al menos habían estado en El Mundo y en ABC, Ignacio Camacho y el propio David.
Que este encuentro sea posible gracias a la generosidad de los patrocinadores, gracias a la imparable capacidad que tiene Luis para impulsar cosas y para hacer que sean posibles, y que este acto sea posible entre dos compañías editoriales yo creo que es el mejor homenaje que se le puede hacer a David Gistau.
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.