Christina Rosenvinge
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Christina Rosenvinge
Siempre dispuesta a ofrecer algo nuevo y estimulante, Christina Rosenvinge (Madrid, 59 años) regresa a la escena musical con 'Los versos sáficos', un álbum compuesto por nueve canciones que surge de su experiencia en la obra teatral 'SAFO', donde se puso por objetivo devolver a ... los versos de la poeta griega una música perdida a lo largo de los siglos. Safo, asegura en la contraportada del librito que acompaña al disco, fue «toda una estrella del pop en el mundo grecolatino».
-Cinco años desde aquel 'Un hombre rubio'. ¿Por qué tanto tiempo?
-Porque me he entretenido haciendo otras cosas que no eran estrictamente sacar un disco. Después de 'Un hombre rubio', saqué el libro 'Debut' (2019) con todas mis canciones, los textos y el ensayo, eso dio lugar a una gira larga, luego también hice la película 'Karen' (2020), donde también compuse la música, hice una canción para 'Maricón perdido', la serie de Bob Pop. Vamos, que he estado haciendo canciones todo el rato. Luego la obra de teatro 'SAFO'... O sea que sí que he estado haciendo cosas en torno a la música todo el tiempo, pero no era estrictamente un disco nuevo. Y durante todo ello también hemos estado haciendo conciertos por el aniversario de 'Que me parta un rayo'.
-¿Cómo se ha visto revisitando esos temas de Christina y los Subterráneos?
-Pues está siendo muy divertido y digo está siendo porque vuelvo a Latinoamérica en febrero a hacer otra gira por casinos esta vez, como Elvis. Ha sido muy interesante porque yo entonces escribía canciones con unos pocos acordes pero, eso sí, cambiaba de acordes todo el rato. Eran canciones que casi no tenías sitio para respirar, porque no tenía tantos bolos encima y no me daba cuenta de lo que se necesita respirar, pero con letras escritas desde una furia y un entusiasmo que es un poco irrepetible. Hay muy poca reflexión en ese disco y se ha convertido en un clásico en Latinoamerica y hay un montón de gente que las escucha en las emisoras de clásicos y estoy yendo una y otra vez. He hecho siete viajes y siguen saliendo conciertos. Ese disco tiene una vida independiente del resto de mi carrera (ríe).
-No le ocurre entonces como a Iván Ferreiro que dice que con el tiempo ha dejado de componer de forma metódica y solo se pone a trabajar cuando algo le ronda la cabeza.
-Tampoco antes componía de forma metódica, siempre he tenido periodos de composición intensos, lo que pasa es que sí que me he abierto últimamente a que me hagan encargos y encargos muy divertidos, que suponen un desafío artístico y creativo y que me gusta hacer.
-El nuevo álbum debe mucho a 'SAFO', la obra de teatro. ¿Cómo surgió el proyecto y cómo fue la experiencia?
-Es una propuesta que me hizo la productora Grup Focus en su momento, que querían que pensara un poema visual sobre Safo y volví una semana después con la idea de devolverle la música a los poemas de Safo y con la idea de que dirigiera Marta Pazos e hiciera el texto María Folguera, que son mujeres fortísimas del teatro, y hacer ahí un triunvirato para yo quedarme solo con la dirección musical. Le puse musica a varios poemas y salieron siete temas y luego hice otros siete instrumentales. Una vez que acabamos la obra, nos metimos en el estudio y tenía sentido grabarlos en otro formato porque, en la obra de teatro, los arreglos estaban al servicio de la dramaturgia y la mayoría de las canciones no las cantaba yo y tenían unos arreglos completamente distintos. Durante las pruebas de sonido fui ensayando con la banda arreglos distintos y jugando con lo que teníamos para crear otra cosa distinta. Una primera parte de la grabación la hicimos una semana después de acabar la gira de la obra y la segunda parte la hice unos meses después con dos temas nuevos que son 'Pajarita' y 'Contra la épica', que son canciones en torno a lo sáfico pero no estrictamente de Safo.
-Es también actriz, pero ¿cómo le fue lo de subirse al escenario a declamar?
-En la obra yo hablaba a través de los versos de Safo, así que me resultaba algo muy natural. No era una interpretación naturalista, digamos, y fue muy divertido sobre todo por la parte que tuvo de trabajo comunitario junto al elenco de ocho mujeres, todas a su manera creadoras, con unas corrientes de creatividad y pensamiento interesantísimas.
-El disco lo ha grabado con Irene Novoa, Amaia Miranda, Lucia Rey y Xerach Peñate. Era imprescindible que todas fueran mujeres, ¿no?
-Más que imprescindible, era lo natural. En la obra de teatro sí que era imprescindible porque ellas eran las musas y siempre las identificamos en femenino, así que era una maravillosa oportunidad para buscar bajo tierra un elenco 100% femenino y fue muy bonito hacerlo porque descubrí un montón de artistas que son muy talentosas y que para futuros proyectos va a ser fantástico. Luego a la hora de grabar el disco, Juliane Heinemann, la guitarrista, no podía hacerlo y entró Amaia Miranda que, en realidad, fue la primera opción para la guitarrista en la banda, pero no pudo hacerlo entonces porque le salió la gira de Amaia, o sea que en realidad volvió.
-Podría decirse que Safo fue la Taylor Swift de la época o la Rosalía y no estaríamos diciendo ninguna tontería, ¿no?
-Yo iría más allá de eso. Yo te diría que fue el Bob Dylan, en el sentido de que el poder de su lírica, sus palabras, trascendió su muerte, dio lugar a toda una escuela imitadísima en la antigüedad y sigue estando totalmente vigente a día de hoy. Digo Bob Dylan por pensar en un letrista que ha dado lugar a toda una generación y a una forma de entender la música. A mí me flipa Rosalía, a Taylor Swift la conozco menos. La gran maravilla de Rosalía es un conjunto: su forma de cantar y su forma de componer. Sus ideas musicales y su forma de cantar son brutales, las letras son una parte de eso, pero yo pondría por delante su poder como compositora y como cantante, que es única... ¡Y todo eso bailando, que es la leche! Esa mujer es de otro planeta, soy superfan (ríe).
-Cuenta en la contraportada del libro que acompaña al disco que Safo es un enigma. ¿Un personaje tan intrigante es un estímulo a la hora de crear?
-Claro. Yo los antecedentes que tenía de musicar a poetas en un álbum entero eran 'Cantares', de Serrat, o los nueve sonetos de Shakespeare que Rufus Wainwright musicó en 'Take All My Loves', y no podían cambiar ni una palabra ni una coma. Sin embargo, con Safo, como faltan el 95% de su obra, podía inventarme mucho.
-Partir de un material tan escaso, ¿lo hace más fácil o más difícil?
-Lo hace mucho más fácil. La única canción que es una adaptación totalmente fiel, respetuosa y canónica es 'Himno a Afrodita', que está escrito además en estrofa sáfica, pero todas las demás son un juego donde me he tomado un montón de licencias, he puesto cosas mías, he inventado estribillos que no existían, he rimado, que ella no rimaba...
-El disco gira en torno a la obra de Safo, pero de alguna manera creo que es fácil verle a usted detrás. Por ejemplo, en ese 'Pajarita', que es la canción más juguetona del disco.
-(Ríe) Absolutamente. Esa canción no está inspirada en Safo y es mi propia experiencia y nace de la depresión más negra cuando paso días sin conseguir escribir nada que me guste. En uno de esos momentos, empecé a jugar con los cuatro acordes más vulgares y más comunes que hay y empecé a canturrear encima y salió esta canción como un juego. Al principio pensé que era una canción demasiado chorra como para grabarla, pero luego me enamoré muchísimo de ella porque me animaba y la cantaba a todas horas... Con ese silbido, me hacía pensar en Bobby McFerrin. Es una canción para sacarme a mí misma de la depresión (ríe).
-¿Le suelen ser esquivas las musas?
-Eso es algo que ocurre de vez en cuando. También ocurre porque no sé si me he vuelto más exigente o menos constante, pero hay veces que me cuesta sacar canciones nuevas. Al principio, yo hacía una canción de cualquier cosa que se me ocurría, y ahora, sin embargo, desecho el 80% de lo que escribo, con lo cual cada vez es más difícil.
-¿Puede que ahora sienta una mayor responsabilidad?
-Es verdad que hay menos inconsciencia también porque has hecho más cosas y no quieres repetir lo mismo pero peor y también porque... Yo, cada vez que hago una canción, estoy intentando aportar algo nuevo y hay veces que elijo conscientemente lo que quiero contar y no me acaba de salir lo que quiero, entonces me doy cabezazos contra la pared y es cuando sale 'Pajarita' para reírme un poco de mi misma y de mi desesperación.
-Acompaña a 'Hoy duermo sola', una canción sobre la vejez y el paso del tiempo, un texto muy divertido en el que se describe a sí misma como espartana, controladora de cada vino que se toma y donde explica que sigue subiendo la cuesta de la calle Segovia en bici cuando las señoras de su edad lo hacen en autobús. ¿Siempre ha sido así o tuvo su época más loca?
-(Ríe) Sí, a mí me han educado padres nórdicos en la austeridad y en la contención y es algo que está en la cultura escandinava y que yo he mamado desde pequeña. O sea que vivo en la dualidad de haber crecido en una familia donde te educan para ser duro y aguantar y dormir en un colchón bien duro con la ventana abierta en invierno, por ponerte un ejemplo, y, sin embargo, culturalmente he absorbido todo lo mediterráneo, así que tengo esos dos extremos dentro: la cultura luterana, austera y rígida, y la mediterránea, más hedonista y sensual.
-Habla también de cierta tendencia a reprimir emociones. ¿No es algo contradictorio cuando se dedica a escribir sobre ellas?
-A lo que me refiero es a que a mí me han educado en las formas, no llorar en público, no perder los papeles, tampoco gritar, saber comportarse sensatamente y contenidamente y eso también te lleva a un control sobre tus bajos instintos (ríe). Es que es muy contrario a la filosofía sáfica que es altamente sensual, celebratoria del aquí y ahora y mañana ya veremos.
-'Canción de boda' es la canción más folclórica y tradicional. ¿Cómo se fraguó y en qué punto llegó la colaboración con María Arnal?
-Para hacerla crucé varios fragmentos de canciones celebratorias, que hablan tanto del cortejo como de la primera noche nupcial de los novios, y que existen realmente en la poesía de Safo. Pensé que era bonito hacer una canción de boda que la gente pudiera aprenderse, que es muy sencilla, son cuatro o cinco acordes, y que la gente pudiera cantarla en las bodas, inventarle otras letras y que tuviera esta cosa coral, con un estribillo que puede cantar todo el mundo. En la obra de teatro, cada una cantaba una estrofa y la letra cambió un par de veces. En cuanto a lo de María, mientras estaba en Barcelona haciendo la obra de teatro, me estuve hospedando en su casa, porque no quería estar en un hotel, y para mí era muy natural que ella estuviera en esta canción que desde el principio la hice con ella un poco en la cabeza. Porque es un tema que tiene parte de ese folclore mediterráneo, que tiene tantísima potencia ahora, y ella ha sido un poco la precursora en mezclar folclore y electrónica en ese aspecto, así que para mí era una referencia, aparte de que nos hayamos hecho amigas.
-'Fragmentos' es casi una pieza experimental donde reúne palabras sueltas de Safo y es también una de las canciones más cañeras del álbum.
-Hay un montón de papiros con poemas de los que solo ha sobrevivido una palabra por verso y son muy inquietantes, muy misteriosos y que nos hacen preguntarnos qué diría el resto del poema. Pero estos fragmentitos en sí mismos tienen una belleza enorme. Para musicarlos imaginé esta especie de guitarra ruidosa y un poco industrial que, de alguna manera, interrumpe el poema de Safo y crear una pieza un poco conceptual con eso y un estribillo de aullido a lo Diamanda Galás. Salió un poco instintivamente. Yo sabía que quería hacer los fragmentos, los puse en un papel y empecé a probar experimentos y cuando salió esto, que era una idea muy sencilla, me gustó mucho.
-En 'Contra la épica', se acerca a la electrónica...
-Esa canción salió en realidad porque para la obra de teatro yo había hecho un bajo tecno para unos textos que había que decir y tenía la idea de que si quería hacer una canción para el disco que hablara de lo lésbico tenía que haber una canción que sonara en los clubs y es una canción escrita en estrofas sáficas y es un poco metacanción. Es un poco la conclusión a mi experiencia con toda la obra: un tema hedonista para el Orgullo. O sea yo la he hecho pensando en que me haría mucha ilusión que esa canción se baile en el Orgullo.
-¿Cómo va a ser la gira que viene?
-Para la gira vamos cuatro de las personas que hemos grabado el disco. Irene Novoa, Amaia Miranda, Xerach Peñate y yo. Lucia Rey no podrá estar como miembro fijo porque tiene su propio proyecto de jazz. Y tocaremos todo este disco más las canciones que yo tengo que aluden a mitos, porque en realidad esto continúa algo que empecé con 'La joven Dolores' (2011) y temas como 'Canción del eco'. He metido las canciones que conectan con mitos femeninos, como 'La tejedora', pero también está 'Ese chico' que hice para 'Maricón perdido' y que creo que encaja perfectamente.
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