El año nuevo comienza dos veces. La primera vez, cuando la duodécima uva, gominola, gajos de mandarina o lo que uno coma con las campanadas termina de pasar por la garganta. El segundo momento es cuando, más allá de la una y media de la ... tarde, las primeras notas de la 'Marcha Radetzky' inunda la Sala Dorada del Musikverein vienés y la audiencia se prepara para acompañar con sus palmas una de las piezas musicales más conocidas del mundo. La mágica pieza de Johann Strauss volvió a cerrar el Concierto de Año Nuevo más famoso del mundo, como ocurre desde 1946, dirigido por segunda vez por Christian Thielemann.
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La cita en el Musikverein tenía este año muchas novedades. De las quince piezas programadas, nueve nunca se habían interpretado un 1 de enero. El director de orquesta alemán, que ya dirigió a la Filarmónica de Viena de 2019 y se convirtió en el primer maestro de su país en hacerlo, comenzó el concierto con una marcha de Karl Komzák ('Archiduque Alberto'), a la que siguieron dos piezas de Johann Strauss (el vals 'Dulces vieneses' y la polca 'Fígaro'), para cerrar la primera parte con un vals de Joseph Hellmesberger ('Para todo el mundo'), exdirector de la filarmónica vienesa a principios del siglo XX, y una polca rápida de Eduard Strauss, 'Sin freno'. Desde luego, pasó en un suspiro.
Además de disfrutar de la música de la familia Strauss y del resto de los compositores que en cada edición, y van ya 84, el Concierto de Año Nuevo sirve también a Austria como escaparate al mundo. Con una retransmisión en cien países, y una audiencia solo en Europa de unos 55 millones de espectadores, algunas de las piezas van acompañadas por la actuación del Ballet Estatal de Viena, bajo la dirección del coreógrafo Davide Bombana y con diseño de vestuario de Susanne Bisovsky.
De esta manera, y después de abrir la segunda parte del concierto con la obertura de la opereta 'El Maestro del Bosque', de Johann Strauss hijo, Ketevean Papaya y Eno Peçi bailaron al son del 'Vals de Ischl' (también de Strauss hijo) en unas escenas pregrabadas en el Bad Ischl para conmemorar que esta localidad es una de las capitales europeas de este año. Además, en este lugar, se conocieron Francisco José I y Sissi.
La segunda aparición del ballet se produjo con la interpretación del vals 'Ciudadanos de Viena, de Carl Michael Ziehrer, cuando cinco parejas bailan en el castillo de Roseburg, famoso por sus demostraciones de cetrería. Antes, la Filarmónica de Viena interpretó 'Polka del ruiseñor' (Johann Strauss hijo), 'La fuente alta. Polca mazurca' (Eduard Straus), la nueva polca Pizzicato (Johann Strauss hijo), con protagonismo absoluto para la sección de cuerda, y la polca estudiantina de 'La perla de Iberia' (Joseph Hellmesberger).
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La 'Cuadrilla', una rareza de Anton Bruckner, del que se cumple el bicentenario de su nacimiento este 2024, y '¡Feliz Año Nuevo! Galope' de Hans Christian Lumbye, dieron lugar a esas tres propinas. La novedad de esta edición fue 'Delirios' (Josef Strauss). Las otras dos son conocidas en el mundo entero: 'En el hermoso Danubio azul (Johann Strauss hijo), donde Thielemann deseó de forma sobria un feliz año a todo el mundo, y la pieza más conocida de Johann Strauss padre. Thielemann dirigió más al público que a los músicos.
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