Joana Serra
Viernes, 26 de julio 2024, 12:07
La temporada del Festival Richard Wagner de Bayreuth se abrió el jueves con un 'Tristán e Isolda' que cosechó ovaciones para sus voces y su batuta, pero que repartió abucheos sin comtemplaciones para el concepto escénico del islandés Thorleifur Örn Arnarsson. El público wagneriano se rindió sin escisiones al duo protagonista, formado por el austríaco Andreas Schager y la finlandesa Camilla Nylund. Más vigorosos aún fueron los aplausos al maestro Semyon Bychkov, originario de Rusia pero con nacionalidad estadounidense, que llevó al éxtasis a los presentes con una interpretación fiel y precisa de la música del genio alemán.
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Las iras, en forma de abucheos casi unánimes, se dirigieron al concepto escénico desarrollado por el director islandés, apoyado en el dramaturgo suizo Andri Hardmeier. El público de Bayreuth está acostumbrado a apuestas ambiciosas, incluso controvertidas, como el 'Anillo del Nibelungo' en formato de serial Netflix que se repondrá en los próximos días, obra de Valentin Schwarz. O, más aún, el creativo y divertido 'Tannhäuser' de Tobias Kratzer, que se exhibe esta temporada por última vez en el festival bávaro, y que da la vuelta al mito para trastocarlo en un irónico desfile entre drags queen. En lugar de eso, el 'Tristán' estrenado este jueves es un espectáculo estático y sin brillo, donde el amot trágico entre Tristán e Isolda con alguna licencia argumental. Salen ganando las voces, que pueden concentrarse en lo suyo; pero no hay tensión dramático, sino inmovilismo.
Örn Arnarsson, director afianzado entre escenarios alemanes, avanzó en los días previos a la apertura que se había inspirado en su Islandia natal y que su propósito era presentar una versión interna del desarrollo anímico de Tristán, al que relaciona con la palabra tristeza. El resultado fue demasiado frío para el espectador que acude a Bayreuth en busca de prodigios escénicos, además de voces y batutas magistrales, lo que en ese festival se da por consabido.
La temporada del evento bávaro se inauguró con malestar de transfondo por unas declaraciones de la ministra de Cultura, la ecologista Claudia Roth, instando a sus responsables a renovarse y abrir el repertorio a otros compositores. Eso se consideró como un ataque frontal a la directora del festival y biznieta del genio fundacional, Katharina Wagner. Está al frente de la tradicionalista empresa desde 2008, cuando se retiró su padre tras más de medio siglo en su dirección, Wolfgang Wagner. Tras una primera fase de dirección bicéfala con su hermanastra Eva Pasquier-Wagner, asumió en solitario toda la responsabilidad del festival y creó la figura del director musical titular, un honor que recayó en Christian Thielemann. La relación entre directora y maestro fue compleja, hasta rozar la ruptura pública. Thielemann lleva dos años sin aparecer por Bayreuth, lo que duele especialmente por ser la mejor batuta alemana para Wagner. Pero ahora Katharina anunció su regreso, como director invitado, el próximo año.
Lo que considera la ministra Roth como necesario para revitalizar el festival no es la designación de batutas prestigiosas, sino que deje de programarse únicamente a Wagner, como viene haciéndose desde que el compositor inauguró el primer festival, en 1876.
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Baviera ha encajado estas reclamaciones como una blasfemia y un intrusismo comandado desde Berlín, lo que en el próspero „Land« del sur alemán siempre significa hostilidad. Que la titular de Cultura sea originaria de Baviera no la libra de las críticas. Roth fue abucheada a su llegada para la gala inaugural, pese a ser visitante asidua al festival desde mucho antes de convertirse en miembro del gobierno del canciller Olaf Scholz, en 2021.
El triunfo de Katharina Wagner en esta temporada o lo que apuntala su consideración de que se puede innovar sin renunciar al culto a su bisabuelo, es el hecho de que tres de los cinco maestros programados este año son mujeres. A la francesa Nathalie Stutzman, que dirigirá el 'Tannhäuser', y la ucraniana Oksana Lyniv, al frente del 'Holandés Errante', se une la incorporación de la australiana Simone Young, a la que se ha confiado 'El anillo del Nibelungo-.
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Por parte masculina, junto al aclamado Bychkov, titular de la Filarmónica de la República Checa, vuelve esta temporada a Bayreuth el español Pablo Herás-Casado al frente de la reposición del „Parsifal« con que abrió la temporada el año pasado. Katharina Wagner ha anunciado además que Herás-Casado asumirá además el desafío de dirigir en su festival, para la edición de 2028, el nuevo 'Anillo', lo que es sin duda el siguiente gran acontecimiento en el universo de los devotos wagnerianos de Bayreuth.
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