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Plácido Domingo intentó mantener su agenda a toda costa. Pese a las duras acusaciones de nueve mujeres que aducían que el tenor había cometido acoso sexual, el español procuró no caerse del cartel. Pero poco a poco se fue cerrando el cerco. No tuvo más ... remedio que cancelar su actuación y retirarse del elenco de 'Macbeth' en la Metropolitan Opera de Nueva York. A continuación dimitió como director general de la Ópera de los Ángeles. Más tarde el número de denunciantes se amplió y suspendió su presencia en los Juegos Olímpicos de Japón. Conforme avanzaban las pesquisas, el asedio se recrudecía. Este martes Plácido Domingo desistió de su empeño en negar las incriminaciones y aceptó la «plena responsabilidad de sus acciones».
Eran más que coqueteos y ganas de ligar. Plácido Domingo alegaba que nunca se había sobrepasado, pero las primeras noticias le ponen en serios aprietos. El artista y director de orquesta se ha desdicho y admitido su culpa después de que las acusaciones se volvieran incontestables. Domingo ha manifestado su dolor por el daño infligido, pero lo hace después de que se filtrara a la prensa la investigación del sindicato estadounidense que representa a los artistas del género lírico, la cual resulta concluyente. Una veintena de personas han declarado haber padecido acoso sexual o presenciado un comportamiento inapropiado en las óperas de Washington y los Ángeles. En un comunicado enviado a la agencia Associated Press (AP), la misma que destapó el escándalo, Domingo asegura: «En los últimos meses me he tomado tiempo para reflexionar sobre las acusaciones que varias colegas han hecho contra mí. Respeto que estas mujeres se sintieran por fin lo bastante cómodas para hablar, y quiero que sepan que lamento de verdad el dolor que les causé. Acepto la plena responsabilidad por mis acciones, y he aprendido de esta experiencia».
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Mercedes Gallego
A juzgar por las indagaciones efectuadas por los abogados del Sindicato Estadounidense de Artistas Musicales (AGMA, por sus siglas en inglés), el acusado presenta un patrón definido de comportamiento. A la luz de las declaraciones de 27 personas, los hechos atribuibles al tenor no merecen otra calificación que la de acoso sexual y abuso de poder, conductas que mantuvo durante dos décadas.
Un grupo de letrados del despacho Cozen O'Connor contratados por el sindicato entrevistaron a 55 personas entre septiembre y finales de diciembre del año pasado. Veintisiete personas aseguraron haber sufrido o visto insinuaciones sexuales de Domingo en la década de los noventa y la siguiente. La fama que precedía al artista era 'vox populi' en ambas compañías, una opinión que corroboran otros doce personas. Las extralimitaciones en que incurría el cantante consistían en manoseos y besos en la boca, para los que nunca pedía consentimiento. A todos estos excesos se unían llamadas a mujeres a horas intempestivas en las que el tenor las apremiaba para que acudieran a su casa. Dos de ellas que se acostaron con él confiesan que lo hicieron por el poder que acumulaba el cantante en el mundo operístico y embargadas por el miedo a que sus carreras se fueran al traste.
«Comprendo ahora que algunas mujeres puedan haber tenido miedo a expresarse con sinceridad debido a una preocupación sobre que sus carreras se vieran afectadas negativamente si lo hacían», afirma con tono de arrepentimiento.
Aparte de contrición, el cantante se muestra dispuesto a colaborar en la erradicación de comportamientos abusivos. «Estoy comprometido con influir en un cambio positivo en el sector de la ópera para que nadie tenga que pasar por esa misma experiencia».
¿Es el final de un mito? Nadie sabe muy bien qué es lo que espera a Domingo. El lunes, cuándo no se había desvelado el informe, el tenor mantenía su pretensión de regresar al Teatro de la Zarzuela para celebrar los 50 años de su debut en ese escenario. Pero ahora pintan bastos. Aún se espera la investigación encargada por la Ópera de los Ángeles cuando estalló el escándalo, que Plácido domingo dirigía desde 2003 hasta que renunció en octubre.
Los testimonios de los comparecientes parecen veraces, toda vez que sus historias presentan puntos coincidentes que se han podido confirmar. En los escenarios operísticos era muy recurrente la advertencia a las artistas para que procuraran mantenerse lejos del cantante.
El paso dado por el acusado supone todo un punto de inflexión en el caso, dado que siempre había esgrimido el argumento de que todas su «interacciones y relaciones» habían sido «bienvenidas y consensuadas».
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