Con los acordes de Arde Bogotá se apagaban las luces de la segunda jornada de Sonorama Ribera. Un día marcado por el aumento de medidas de seguridad que evitaron algunas situaciones puntuales vividas el jueves. Con todo controlado en cuanto a las normas y su ... cumplimiento, se vivió un día redondo en lo organizativo, pero también en lo musical. León Benavente no dejó indiferente al público del festival arandino, con más adeptos que críticos. Eso sí ofreció un gran concierto en el que el grupo fue pasando por sus mejores temas, con rotunda fuerza en el escenario y un cuidado sonido. Sus intensas letras, con giros reivindicativos y cargadas de contenido se entonaban a gritos por sus incondicionales. Especialmente, «La Ribera», «Ánimo, Valiente» y su cierra con «Ser Brigada».
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Tomaron el relevo en el escenario, los murcianos Arde Bogotá, para muchos el grupo del momento. La banda se ha convertido en toda una revelación del rock con ritmos contundentes y letras que hablan del amor, la juventud y el futuro. Cerraron el telón del viernes para dejar descansar a ese escenario hasta la seis de la tarde del sábado. Otra jornada que se espera calurosa en el Sonorama con las temperaturas más tórridas que se recuerdan.
León Benavente primero y Arde Bogotá después tuvieron el difícil reto de mantener el listón en todo lo alto que había dejado Amaral. El dúo zaragozano, poco antes de marcar las diez de la noche, se subía hasta el escenario Sonorama, diez años después de su primera actuación en el festival arandino. Una vez más volvieron a demostrar la especial conexión con el evento y con su filosofía de hacer las cosas. También con el público que, a pesar de haber disfrutado de la música de la formación zaragozana en numerosas ocasiones, se sigue sorprendiendo por la calidad vocal y musical, su fuerza, su puesta en escena y la manera de transmitir tanto a través de sus canciones. Un momento único en el que, desde el escenario, uno de los grupos más aclamados del panorama nacional, alababa la perseverancia y ganas seguir luchando de Sonorama. Sonaron sus éxitos de siempre como «Universo», «Marta y Sebas» o «Kamikaze», entremezclados con la presentación de los temas de su nuevo disco. Un concierto muy especial, según el dúo, por las circunstancias tan complicadas que vive la cultura y la música desde hace año y medio.
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Susana Gutiérrez
Los cabezas de cartel triunfaron cuando el sol ya había caído en el caluroso recinto de Sonorama, pero antes, casi a 40 grados de temperatura abrió la jornada Derby Motoretas Burrito Kachimba, una psicodélica banda sevillana con un rock de lo más especial. El relevo lo tomó la voz dulce, con su particular estilo suave y melancólico de Annie B Sweet y, más tarde, los sonidos electrónicos de Delaporte.
En las calles de Aranda, mucha menos gente que en otras ocasiones y sin aglomeraciones, ya que el festival se ha celebrado con menos del 20% del público de su anterior edición en 2019. En cualquier caso, sí se percibía el ambiente diurno en terrazas, restaurantes y asadores. Un ambiente relajado y sin incidentes.
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La llegada del fin de semana y la presencia de Amaral en el cartel del festival, llenaron el aforo de Sonorama Ribera, en una jornada en la que se rondaron las 4.500 personas en el recinto ferial de Aranda de Duero. A pesar del comportamiento ejemplar del público en general en el cumplimiento de medidas, el festival quiso ir un poco más allá en su segunda jornada. La organización decidió ampliar el dispositivo de seguridad con 40 efectivos más que en los conciertos del jueves. El objetivo era evitar en todo momento que algún «despistado» por la emoción del momento, rompiera la normas y manchara la gran responsabilidad del global de los asistentes.
El festival dio potestad a su equipo de seguridad para proceder a echar del recinto a quien «no acatara las normas», por respeto a «quien sí las cumple». Algunos vídeos publicados en redes, de escasa duración, apenas 10 y 12 segundos, con público bailando en la zona de restauración, hicieron adoptar esa decisión. Se consideraron imágenes puntuales, algunas sacadas de contexto porque fueron solventadas inmediatamente por los dispositivos de seguridad. En cualquier caso, el festival persigue que esas situaciones muy concretas no se repitan. «Necesitamos la colaboración y responsabilidad de todos para poder seguir disfrutando de lo que nos une: la música», pidió Sonorama Ribera a sus asistentes antes del comienzo de los conciertos de ayer.
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