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Cuando al final Nancy accedió al divorcio, las condiciones que le impuso a Frank fueron bastante duras. Pero él, Sinatra, necesitaba finiquitar cuanto antes el divorcio de su primera esposa. Así que aceptó las tres principales exigencias: la custodia de los tres hijos -Nancy, Frank ... y Tina-, una casa en el lujoso barrio angelino de Holmby Hills y un porcentaje de sus ingresos anuales. Nancy sabía perfectamente que la carrera de su primer gran amor no había hecho más que comenzar. Sinatra aceptó, firmaron los papeles y a la semana siguiente se casaba con Ava Gardner, un idilio que comenzó cuando estaban casados y que la prensa aireó con todo tipo de detalles. No había sido el primer desliz de Sinatra -antes se le había relacionado con Marilyn Maxwell y Lana Turner-, pero sí el más público.
Fue la gota que colmó el vaso de Nancy, que falleció el pasado viernes a los 101 años. Su hija mayor fue la encargada de anunciarlo, aunque sin ofrecer detalles. «Ella luchó duramente para quedarse en esta tierra, pero el tiempo se había llevado lo mejor de ella», escribió Nancy Sinatra, y agregó que su madre murió «en paz». «Buena suerte mamá, y gracias por todo», añadió en su mensaje de despedida.
Nancy Barbato conoció a quien se convertiría en su marido durante el verano de 1934, cuando ambos pasaban las vacaciones con sus familias en la costa de Jersey. Ella tenía 17 años y la futura estrella, 19. Frank utilizó sus mejores armas para conquistarla: cantar acompañado del ukelele. Cinco años más tarde se casaban en una iglesia de Nueva Jersey -Nuestra Señora de las Angustias- y se mudaron a un pequeño apartamento de Nueva York. Eran «tan pobres», como señala 'The New York Times', que a los dos días ella se incorporó a su trabajo como secretaria y él al suyo de camarero cantante. Nancy ayudó a su esposo en los comienzos y le acompañó a Los Ángeles cuando le ofrecieron más papeles en el cine.
Pero las continuas infidelidades acabaron con el matrimonio en 1950, cuando saltó el romance con Gardner. Un año más tarde se divorciaban, aunque seguirían unidos hasta la muerte de Sinatra en 1998. El cantante intentaba acudir a todos los cumpleaños y fiestas de sus hijos y nunca rompió el contacto con su primera mujer, a la que pedía consejo en largas llamadas nocturnas. Incluso llegaron a vivir muy cerca, como si Frank fuera incapaz de romper el hilo con la joven de la que se enamoró en Nueva Jersey.
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