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Igual que la poesía, el género del microrrelato vive una nueva edad de oro, impulsado por autores como Javier Varela (Madrid, 1973), que han encontrado en los textos de pocas palabras una herramienta para contar sus historias y en las redes sociales, un modo ... de darlas a conocer. Varela, periodista de la Agencia Colpisa, ha recopilado 1.200 de estos microrrelatos en el libro 'No me imagino' (Mascarón de Proa), que se presenta este lunes 11 de marzo a las 18.30 horas en la Biblioteca Eugenio Trías de Madrid.
Las experiencias vitales, la familia, los recuerdos, la fantasía y el amor, siempre el amor, se convierten en palabras en 'No me imagino', un título que el autor toma prestado de la canción de Los Secretos y que «evoca el paso del tiempo y el revuelo de los sentimientos», señala.
La melancolía y la nostalgia sirven como hilo conductor de los microrrelatos de Varela, y el mar, la lluvia y los acantilados son el escenario de algunas de estas historias «que abren el corazón de los lectores, pero sin cirugía». «Existe una tristeza pública de lágrimas y otra inmensa y silenciosa que es un millón de veces más poderosa. Ese es el tipo de tristeza que me animó a escribir», sostiene el autor, que se estrena en el mundo editorial con 'No me imagino'.
Varela, veterano periodista especializado en información deportiva y en internet, explica que la inspiración para escribir los textos que conforman el libro ha llegado «de muchos lugares, de una conversación, de una película, de salir a correr, de una canción, de un recuerdo o de una plana», como la que ilustra la portada de esta obra, la Playa de Sorraos, en Barro, Asturias, y que los microrrelatos «a veces revolucionan el interior de quien los lee y a veces sosiegan el alma y la ponen del revés».
Lector él mismo de larguísimo recorrido («en mi casa éramos siete personas y siempre había algún libro que leer»), Varela confiesa que la disciplina de escribir, a la que se ha agarrado en los momentos en los que la vida le ha mostrado su peor cara, se ha vuelto para él «una necesidad, e incluso una terapia, para canalizar emociones y sentimientos». Y rompiendo con su timidez, el autor abre la puerta a su intimidad «más personal».
Los microrrelatos que se recopilan en 'No me imagino' han tenido una vida previa en Instagram y también en un lugar más original, los estados de Whatsapp. Ahí los subía Varela, pequeños chispazos que duran unos segundos, reflexiones que logran ser a la vez ágiles y profundas y que le han permitido acercarse a una gran comunidad, la de sus contactos, que encontraban aristas diferentes en el Javier que ellos conocían. «Escribir un libro así, en el que hablo de mis sentimientos, significa abrir una ventana en tu interior para que entren los demás», apunta Varela, que, alejado de los corsés que exigen las novelas o los relatos más extensos, aprovecha los momentos de inspiración para imaginar historias como esta: «Era domingo. Lo recuerdo bien. Subí aquellas escaleras eternas con la camiseta y la bufanda que me regalaste. Estaba solo pero te sentía cerca. Era nuestro plan juntos. Aquel día era extraño. Nervios, algún 'uy' y el bocadillo del descanso. Te busqué para abrazarnos con aquel gol pero no te encontré. Nuestro primer gol sin celebrarlo juntos».
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