Poemas convertidos en una crónica emocional del director del Museo de Dinosaurios de Salas

El nombre de Fidel Torcida, como bien señala su amigo Víctor Urién en el prólogo, se ha asociado a las publicaciones científicas, al Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes y a las excavaciones arqueológicas y paleontológicas de la zona. Ahora, Torcida no nos descubre una especie con millones de años si no una selección de poemas que ha escrito desde hace años, desde la primera juventud hasta los días de 2019 en que culminó el último de los poemas.

En 1981 está datado el primero de los manuales, porque Torcida ha escrito desde siempre y de todo. Los primeros poemas, como manda la tradición, a una chica que le gustaba. Lo retomó en la adolescencia, una época llena de emociones en la que la escritura se le presentaba como «una necesidad más evidente. Por como soy y cómo ha ido mi vida siempre me ha venido bien seguir escribiendo».

Se reconoce como un ser «introvertido», por lo que plasmar sus sentimientos y sensaciones con palabras es una forma de liberarse y relajarse. «Después de crisis internas he sentido más esa necesidad pero también me ha pasado en situaciones amables», apunta.

Lo que Fidel no expresa en público puede encontrarse en este poemario que no es una autobiografía pero sí una crónica emocional de su vida. Por eso advierte el autor, «no hay unidad en el estilo o en el lenguaje porque a lo largo de nuestra vida cambiamos y cambia con ello la forma en que nos expresamos o lo que nos ocupa y preocupa».

Reconoce «vértigo» porque en este poemario se descubre, por eso mismo le costó tanto lanzarse a publicarlo, lo hizo apoyado por conocidos con los que compartió sus poemas y situado lejos de la vanidad. «Es algo que necesitaba y me ha costado». Para una persona introvertida, que vuelca en la poesía esa punzada que lleva dentro y no deja salir de otra forma, este poemario es mostrarse desnudo.

Al tratarse de poemas que abarcan desde 1981 hasta 2019 se aprecia una evolución en ellos pero, sobre todo, en la temática. El paso del tiempo, sin embargo, es una preocupación constante, «es algo que me preocupa especialmente, el intentar agarrar el tiempo».

El amor, el desamor, el nacimiento de un hijo y un poema maldito, ese que lleva por título 'Suicidio' y que está escrito en primera persona, lo que lo hace más impactante. «Se sale de la línea pero me gustó porque refleja algo auténtico. Igual estaba mal y era una forma de quitarme ese nudo, de guardar distancia con mis sentimientos poniéndolos en un papel».

Pero eso sí, la naturaleza le sirve como nexo de unión. Aparecen numerosas metáforas, símiles, menciones a la naturaleza y tiene su explicación, es algo que conoce y en lo que aprecia poesía. Porque ese matiz lo recalca Fidel, «un dinosaurio no tiene poesía para mí pero otros elementos de la naturaleza sí tienen un valor poético por su belleza o por lo que hay detrás». Para entender este aspecto del libro hay que indagar en el pasado y formación del autor, licenciado en Biología, doctor en Geología, director del Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes y profesor de Enseñanza Secundaria en Logroño.

Además, algunos de sus primeros poemas, esos que escribió de joven, fueron alumbrados en el monte, en soledad porque él se proyecta en la naturaleza. Es más, «el poema de la contraportada del libro está escrito en el campo», confiesa. Ahora no siente tanta necesidad de ello pero en paseos por la naturaleza con amigos suele coger distancia y le llega la inspiración.

Así, escribiendo para calmar su desasosiego, para plasmar sus emociones o intentar atrapar, al menos, una pequeña mota del esplendor que contempla surgió 'Manuales de Ausencia'.

El poemario ya fue presentado en Logroño, la crisis sanitaria por la COVID-19 paralizó la presentación en Burgos pero solo la ha aplazado, cuando el mundo vuelva a girar, Fidel vendrá a presentarlo a una tierra que tantas alegrías le ha dado. Porque así entiende la poesía Fidel, como una forma de compartir belleza donde tú la has visto, «una forma de compartir lo que una vez te ayudó a navegar emocionalmente por la vida».

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