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Paula Hawkins, en la Biblioteca Central de Edimburgo © Llorenç Osa. Rectimepro
Paula Hawkins, autora de 'La chica del tren', regresa con un nuevo 'thriller': «No escribo finales felices»

Paula Hawkins, autora de 'La chica del tren', regresa con un nuevo 'thriller': «No escribo finales felices»

La escritora, nacida en Zimbabue y residente en Londres y Edimburgo, publica 'La hora azul', una novela donde escribe sobre amistades tóxicas, la soledad y la presión del éxito para las mujeres artistas

Luis Anarte

Enviado especial a Edimburgo, Escocia

Miércoles, 30 de octubre 2024, 06:59

«No escribo finales felices». Fuera de contexto, esta declaración de la escritora Paula Hawkins podría parecer fatalista. Sin embargo lo desmiente al demostrar con una sonrisa cómo cambió su acento al mudarse de su Zimbabue natal (Harare, 1972) a Londres ante un grupo de periodistas reunidos por la llegada a las librerías de su última novela, 'La hora azul' (Planeta). Pero su afabilidad no impide que sus libros destilen el tono negro de un 'thriller' doméstico, casi íntimo, con pocos personajes y reminiscencias de Alfred Hitchcock y Patricia Highsmith.

Hawkins habla en Edimburgo, donde reside además de Londres, de una novela que, como esa ciudad, alterna grandes escenarios con callejones tenebrosos. Sus protagonistas esconden rincones oscuros incluso a quienes más los conocen. El título lo adelanta. 'La hora azul' hace referencia al momento del atardecer donde se mezclan la luz del día y la noche, apto para revelar o ocultar secretos.

Portada de 'La hora azul' Planeta
Imagen - Portada de 'La hora azul'

Tras su portada no se encuentran las historias de amor con las que comenzó sino el género por el que su firma destaca en las estanterías. «No soy romántica, ni divertida», afirma. «Escribí cuatro novelas románticas por encargo. Pero sentía que el crimen era el tipo de libro que debería estar escribiendo», explica. Precisamente con los crímenes, Hawkins se hizo internacionalmente famosa. 'La chica del tren' vendió 27 millones de ejemplares en más de 50 países. Le siguieron 'Escrito en el agua', 'A fuego lento' y 'Punto ciego'.

El fenómeno editorial de 'La chica del tren', que cumple 10 años y que Planeta publicará de nuevo en una edición especial, resulta casi imposible de repetir y no lo emplea como vara de medir al considerar si al rubricar la palabra fin ha conseguido su objetivo. «Sientes que un libro ha triunfado cuando consigues lo que te propusiste desde un principio, la satisfacción con tu propia escritura», asegura. 'La hora azul' cumple con esos requisitos. «Ya he conocido ese éxito comercial, sería estupendo conseguir el de la crítica», afirma pensativa.

La isla y tres protagonistas

Vanessa, Grace y James son los nombres propios de la novela junto con el de Eris, una ficticia isla mareal -accesible solo durante unas horas cuando baja la marea–. La trama empieza con el descubrimiento de un hueso humano en una escultura de la fallecida Vanessa Chapman, artista de prestigio que durante sus últimos años residía en Eris. «La novela comenzó con la idea de la isla. Tuve que pensar qué clase de persona querría ir a vivir allí, donde quedaría aislada durante parte del día, sin ningún control sobre ello», añade Hawkins para explicar el protagonismo del escenario principal

Ante la posibilidad de la devaluación de la escultura, el conservador James Becker debe viajar a la remota localización para aclarar el macabro hallazgo con su actual habitante, Grace Haswell, amiga íntima y albacea de Chapman, acusada de retener parte de la obra y del pasado de Vanessa.

«Tuve que pensar qué clase de persona querría ir a vivir allí, donde quedaría aislada durante parte del día, sin ningún control»

Tras la repercusión de 'La chica del tren', Hawkins sabía que todo lo que hiciera después «sería mirado con lupa, así que daba miedo». Pero no sintió necesidad de abandonarlo todo, al contrario que su personaje, Vanessa, multidisciplinar, talentosa y maltratada por la presión social del éxito como creadora y mujer. «Creo que ella se muda en busca de una fantasía, la completa libertad para hacer lo que quiera. Pero ese tipo de libertad tiene su coste, porque casi por definición, tienes que cortar lazos con el resto de la gente», avanza la escritora.

Hawkins recurre a Lee Krasner, mujer de Jackson Pollock, para ilustrar la discriminación de la mujer a través de un mundo del arte dominado por la visión masculina. «Fue un ejemplo de una mujer artista ignorada a causa de su compañero, más famoso. Hubo muchas más. Pero me quedó marcada por esta frase de cuando estaba en la escuela de arte. Uno de sus profesores eligió una de sus pinturas y dijo: 'Es tan buena que no sabrías que es de una mujer'», explica la autora británica.

La autora, en el Museso Nacional de Escocia © Llorenç Osa. Rectimepro

Mientras se revelan las incógnitas de la vida de la difunta artista, con desaparición enigmática incluida, se enreda la relación entre Grace Haswell y James Becker, «probablemente el mejor personaje masculino que he escrito; al menos el más agradable». Los hombres no suelen salir muy favorecidos de Hawkins, cuyas novelas las suelen protagonizar mujeres.

En cuanto a Grace, que desarrolló mientras escribía, se trata de alguien que «realmente lucha en la vida por lograr conectar, por superar su soledad», describe la autora a la tercera protagonista. «No comprende cómo funcionan las relaciones y eso la hace reaccionar a los hechos de una forma extraordinaria», añade.

El final impacta y, según Hawkins, es punto final. De momento, no se plantea una secuela. La esencia de sus libros, distanciada de las más clásicas historias de asesinatos, la ha disuadido hasta ahora de mantener un mismo personaje a lo largo de varios libros. «El problema con las series literarias es que necesitas a alguien que continúe encontrando crímenes», aclara. «Aún no me he encontrado un personaje con el que quiera vivir durante años», remacha.

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