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Siglos antes de que el Estado Islámico (EI) destruyera las ruinas de Palmira, otros fanáticos pasaron por el mismo lugar destrozándolo todo. Pero este ejército no tuvo tan mala propaganda como el islámico. Se trataba de los cristianos. «Lo hacían por las mismas razones, porque ... decían que las estatuas mostraban a demonios. El paralelismo es enorme», cuenta la periodista británica Catherine Nixey en 'La edad de la penumbra. Cómo el cristianismo destruyó el mundo clásico' (Taurus).
Hija de dos religiosos que abandonaron los hábitos por amor, Nixey cuenta que creció en un ambiente cristiano, pero precisamente, leer la Biblia le abrió los ojos sobre una religión a la que se relaciona, a su juicio, erróneamente, con la paz. «San Agustín ya les decía a los fieles que había que tirar abajo los templos paganos y entrar en las casas de los que no creyeran y como él, hay decenas de ejemplos», cuenta Nixey. Los primeros cristianos, destaca la periodista, fueron unos radicales que realizaban grandes sacrificios e incluso se inmolaban como camino para conseguir más seguidores ante el estupor de los romanos. Nixey documenta el caso de un soldado imperial que le pide a un fiel que no se lance por un acantilado. «En el tiempo de la persecución, los romanos no tenían nada en particular contra el cristianismo como religión. Lo que ocurría es que los cristianos desobedecían las normas públicas, lo que ahora equivaldría, por ejemplo, a no ponerse en pie para escuchar el himno. Los consideraban como insolidarios respecto al resto de la población», asevera la autora.
La autora cree que el cristianismo creó el mito de considerarse la religión perseguida, cuando, asegura, la realidad fue muy distinta. «Perseguidos por el Imperio Romano estuvieron apenas 13 años. Los siguientes siglos fueron ellos los perseguidores», subraya. Pero al convertirse con el Edicto de Tesalónica, en el año 380, en la religión oficial del imperio, pasaron a ser ellos mismos los perseguidores. «La historia la escriben los ganadores. A partir de ese momento, ¿qué libro va a decir que los cristianos eran violentos? ¿Quién va a hablar mal de sus héroes?», se pregunta Nixey, que, sin embargo, no le vería mucho sentido a que el papa Francisco pidiera perdón por lo que hicieron aquellos primeros cristianos.
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